Al seguir pasando los días, Wilson ya no pensaba en nada de lo ocurrido durante el día. El haberse desecho de sus sentimientos, le había permitido volver a tener una vida normal. Podía descansar en paz y no tenía ningún problema con los demás. Este era un gran resultado, ya que había superado todas sus expectativas. Ahora, podía estar en cualquier lugar sin tener que tratar de huir pero, también, le ayudó a relacionarse más con el resto de personas.
Estando casi a finales de las vacaciones, durante la época navideña, sólo miraba como las demás personas sonrían. Todos en esa época se ponían como locos, pues los mercaderes aprovechaban para vender, mientras, las personas se iban preparando para recibir la tan esperada fecha. Wilson comenzó a pensar - ya es esta época del año nuevamente. No sé qué le vean de bueno pero, a pesar de todos los problemas, parecen muy felices. Pero - mirando por los alrededores - yo no noto nada diferente. Esta época parece igual a todas las demás, lo único que ha cambiado es el frío aire que sopla -, continuó caminando. Pasó por el mercado, buscando un objeto que le habían pedido. Por cada lado que miraba, oía y se lograba ver los adornos y música de esa época del año. Esto, aunque no le molestaba, le hacía querer saber el motivo de todo ello. Se acercó a un puesto y compró unos cuetes, ya que los quería quemar. Pero, para no levar sólo eso, compró también unas galletas y angelitos con chocolate.
Al regresar a casa, espero hasta el anochecer para quemar los cuetes. Al quemar aquellos cuetes, se sintió aburrido y pensó - ¿por qué eran divertidos quemar los?. Debe de ser que son sólo para niños y, ahora que ya soy más grande, ya no me divierten en lo absoluto - y con ésto tiro los demás que tenia. Luego se dirigió a su cuarto, para comer los angelitos y las galletas. Pero, al comer los angelitos, no lograba sentir lo dulce de este. Por tal manera que se dirigió a la cocina, para asarlos. Sin embargo, a pesar de haberlo echo, no pudo obtener ningún resultado diferente. Al comerlos, sólo llegó a quedar empalagado, por lo que los dejó. Regreso a su cuarto a comer las galletas, pero estas tampoco le hicieron sentir aquella dulzura que buscaba..
Wilson no entendía por qué no eran tan sabrosas. Se sentó en su cama y pensó - ¿Qué era eso que le daba un buen sabor? Será que no compré los correctos. Pero, si eran los que siempre hemos comprado. Pero no tenían nada en especial. Creo que no vale la pena seguir intentando conseguir aquel sabor, tal vez sólo fue un sueño que tuve. Ya que este debe de ser el mismo sabor que siempre a tenido - lo dijo - para que me molesto en descubrirlo. Esto no es nada en especial. Eso debe de ser, será mejor que lo olvide y no trate de preocuparme por ello -.
De esta manera se acercó cada vez más la navidad. Todos estaban corriendo de un lado a otro. Todas las calles estaban llenas de personas en busca de sus regalos o preparativos. Todos reían y compartían. Wilson no entendía por qué, a pesar de haber discutido o haberse peleado, todos podían disfrutar juntamente aquella época. Miraba casas adornadas, algunas mostraban tan grandes bellezas pero, en su interior, no significaba que fuera así. Wilson se acercó a una de ellas y, al pasar junto a ella, pudo escuchar como se estaban peleando una los que vivían en ella.
De pronto escucho un fuerte golpe, pero no le prestó mayor atención. Por lo que pasó de largo, estando junto a otra, pudo ver que parecía sombría. No entendía el motivo de aquella sensación que daba, a pesar de su aspecto tan alegre y festivo. Al subir al bus, deseaba poder encontrar una manera de no escuchar lo que decían las personas. Ya se había atado de escuchar siempre las quejas, chismes y demás cosas que decían. Wilson pensaba - si sólo van a criticar o no van a decir nada bueno, ¿por qué se empeñan en decirlo?. No sería mejor decírselo a la persona a quien va dirigida. Todos no son mas que unos impostores. Todos dicen lo que quieran pero, cuando está la persona de quien hablan enfrente, no dicen nada y actúan con tanta simpatía. ¿Qué ganan haciendo esto? -.
Al llegar a la parada, se dirigió a la tienda a comprar unas cosas. Después se dirigió a su casa. Al llegar, le dirigieron que se alistara para ir con su abuela. Wilson dijo, al llegar a su cuarto, - Ah, es cierto, todos los años vamos a pasar la navidad con mis abuelos -. Se cambió y preparo para irse. Al llegar las tres de la tarde, partieron a la casa de sus abuelos. Wilson, como era ya de costumbre, no le emocionaba el ir de visita.
Al llegar a la casa, se dio cuenta de que ya se encontraban varios de sus tíos y primos. Wilson, para evitar el caer en una mala conversación, salió a dar un paseo. Estando afuera, se dirigió a la cima de la colina, la cual no estaba tan lejos de la casa de sus abuelos. Wilson esperaba quedarse ahí, por lo menos hasta el anochecer. Wilson, al ver el sendero que lo llevaría a la colina, se detuvo y vio que había una señorita junto a un árbol.
Wilson, sin prestarle tanta atención, subió. Al llegar a la cima, se recostó y miró hacia el cielo. Después de estar de esta manera, se quedó dormido. De todas maneras, no le importaba quedarse tanto tiempo ahí, ya que no se darían cuenta de su ausencia al estar todos tan entretenidos. Lo único que debía evitar, era el quedarse más de las seis y media, ya que el camino se pondría pondría muy oscuro pasando esta hora.
Después de un buen rato de sueño, se despertó. Al despertarse, se dio cuenta e que tenía una chamarra encima de él y que había alguien a su par. Terminó de despertarse ya que, al estar soñoliento, no había podido reconocer bien de quien estaba a su par. Volteó la mirada hacia aquella persona y se sorprendió al ver de que se trataba de la misma señorita que había visto junto al árbol. Al verla, se levantó inmediatamente. Ella, al ver aquella reacción, se rió.
Wilson, sin saber que decir, sólo pudo quedarse avergonzado mientras pensaba - ¿Cómo es que llegó?. Pero, no, no, no. Eso es lo que menos importa ahora. ¿Por qué siento vergüenza de que se riera de mí?. Se supone que ya no sentía nada -. Ella lo miró y le dijo - hola veo que ya has tomado una buena siesta -, Wilson, - no, no era mi intención quedarme dormido aquí -, ella, - bueno, eso no importa. Cualquiera se hubiera quedado dormido aquí -, Wilson, - ¿cualquiera? -, ella, - si, este lugar es muy pacifico. Mira, incluso te da una gran vista de la ciudad aquí -, Wilson miró al frente y pudo notar que era verdad. Wilson se quedó maravillado al ver esa vista, mientras pensaba - no puedo creer que nunca me halla percatado de esta manera maravillosa vista. Han sido varias veces que he venido aquí pero nunca me había dado cuenta de ello -.