Convirtiendo mi vida en una pesadilla.

Todo comenzó en el año 2008... Cuando conocí a Surai, mientras yo estaba cursando 6to grado y ella cursaba 5to, en una escuela de Quilmes, Buenos Aires, Argentina.

Nos conocimos porque una compañera de su clase, había tenido una estúpida discusión conmigo en el baño de chicas.

Pocos días después, fueron mis padres para hablar con su maestra en el horario de salida, pero como ya se había marchado, Surai aclaró la situación saliendo en defensa mía. Entonces nos hicimos amigas. En los recreos a veces charlábamos y con el tiempo, también se hizo amiga de Martín, un chico de mi clase que me gustaba, pero no tenía ni la más mínima idea de cómo aproximarme a él, hasta que su amiga me dio su dirección de correo electrónico para hablarle por msn.

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Septiembre de 2009.

Al año siguiente, me cambié a otro colegio, salimos un día con Martín como "amigovios", pero no ocurrió nada. Sólo caminamos por la ciudad y nos reímos un poco, fue un encuentro que fracasó.

Volví a cruzar a Surai en la esquina de mi nueva escuela, nos quedábamos charlando unos minutos y me iba a la parada del colectivo para volver a mi casa.

Cuando repetí el primer año de secundaria básica, la tuve como compañera de clase. Todo parecía estar muy bien durante los primeros dos meses.

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Mayo de 2010.

Cuando dos meses más tarde se hizo amiga de todos mis compañeros anteriores, de mis compañeros nuevos en ese momento y de algunas chicas de tercer año, empezó a inventar rumores acerca de algunos de los secretos que en algún momento llegué a confiarle.

Una tarde mientras estábamos en la hora de inglés... ella empezó a hacer comentarios sutilmente sobre mí a toda la clase en voz alta. Hasta que yo le dije que dejara de hacerlo. Entonces se enojó y comenzó a insultarme, incluso me amenazó con golpearme a la salida. Obviamente no le creí, porque no pensaba que llegaría a tal extremo siendo que alguna vez había sido mi amiga.

Y así fue, cuando salimos, yo iba caminando de la mano con Manuel, mi hermano menor. De repente, ella se paró frente a mí y comenzó a gritarme, yo no entendía nada. Después me empujó varias veces. Todo el mundo estaba mirándome, riendo a carcajadas y alentando a lo peor.

En medio de esta enorme humillación, Surai me empujó contra un auto que justo pasaba. El vidrio de la ventanilla golpeó mi espalda, para mi suerte se detuvo y las dos personas que estaban ahí adentro no me notaron. Pronto bajaron y miraron hacia donde estaban todos gritándome. Intenté pedirles ayuda pero no me atreví. Surai estaba adelante mío y continuó empujándome. Esta vez hacia la avenida, donde pasaban cientos de autos. No supe qué hacer, así que le grité para traerla de nuevo a la realidad. En silencio tomé la mano de mi hermano y me marché como pude del lugar. Luego de algunos segundos, me di vuelta y vi que ella se iba caminando de una forma demasiado psicótica.

Durante el viaje a mi casa, no soporté la impotencia y el dolor, mis lágrimas caían lentamente de mis ojos, empapando mis mejillas. Las personas a mi alrededor me miraban, pero no se atrevían a preguntar nada.

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Decidí contarles esta dramática historia, porque así como yo necesité un consejo, alguien que me comprendiera, creo que es bueno dar una palabra de aliento a esos adolescentes que sufrieron bullying o que quizás lo estén sufriendo.

Chicos, para los que me estén leyendo en este momento... quiero que sepan que los comprendo muchísimo. Sé perfectamente lo que se siente, pero la vida sigue. Tenemos que mirar al cielo, levantarnos del suelo como sea, sacudirnos la ropa y seguir caminando.

No tiene sentido abandonar todo lo que fuimos hasta hoy por unos imbéciles que lo hacen por diversión.

¿Acaso lo creen justo?

Yo no lo hice y tampoco quiero que lo hagan ustedes.

Necesitamos que nuestros padres o familiares, se den cuenta de lo que duele la etapa de la adolescencia por tomar pésimas decisiones.

Como... cambiar a sus hijos de colegio todo el tiempo, pasar por alto las cosas que verdaderamente importan y no tomar consciencia de lo que esto significa.

La gente se queja de lo que pasa en otros colegios, pero no se fijan en la situación por la que sus propios hijos tienen que pasar.

Todo tiene un límite y las cosas se nos van de las manos; como en el famoso caso de "La Masacre de Columbine".

Realmente no saben lo que se siente tener que convivir cuatro o cinco horas, cinco veces a la semana con pibes malditos, que solamente quieren tener a alguien de punto para divertirse mientras le arruinan la existencia. Están creando monstruos, pura basura y trapos desechables.