El descubrimiento: ¿Un espejismo astrológico o un evento histórico?
Por Gabrielle Coté
Corresponsal de Ciencia y Astronomía, World Times
Publicado el 13 de octubre de 2010
Desde los albores de la humanidad, el cielo nocturno ha sido objeto de fascinación, guía espiritual y científica, y musa eterna para generaciones de soñadores. Entre estrellas, planetas, meteoros y constelaciones, el ser humano ha tejido mitologías y trazado mapas con el objetivo de comprender un universo que siempre parece ofrecer más de lo que podemos abarcar.
El 27 de septiembre del año pasado, el Instituto Tecnológico de Astronomía y Astrología Continental (ITAAC) reportó un hallazgo que promete reescribir parte de nuestra comprensión del cielo: el avistamiento de una nueva estrella. Este descubrimiento no solo captó la atención de la comunidad científica, sino que también trajo consigo la revelación de una nueva constelación.
El astrólogo en jefe del ITAAC, Charles Gilbert, relató en una entrevista exclusiva cómo sucedió el hallazgo:
“Nos encontrábamos realizando una inspección de rutina cuando uno de los técnicos emitió un grito. Me acerqué de inmediato, pensando que sufría un delirio por las largas jornadas de observación. Sin embargo, al seguir la dirección de su mirada, observé una intensa luminiscencia junto al satélite ‘Ellie’. Me costó procesarlo. La imagen mostraba una gigante amarilla que no figuraba en ningún archivo previo. Llamé a Dan para confirmar lo que mis ojos veían. Su afirmación desató una mezcla de asombro y júbilo entre todo el equipo.”
A pesar de la excitación inicial, el equipo decidió mantener el descubrimiento en reserva hasta completar meses de rigurosa investigación que finalmente confirmaron: la estrella no había sido registrada anteriormente.
Pero la historia no termina allí. Durante una celebración informal, Cynthia Rosier, segunda al mando del equipo de investigación, mostró imágenes del hallazgo al filántropo Leonard Lestrange, quien financió parte del proyecto. Lo que siguió fue tan inesperado como trascendental:
“Leonard tomó una de las fotografías y comenzó a trazar líneas. Al principio, no entendí lo que hacía. Luego vi la forma: un lirio, claramente delineado por la nueva estrella y otras que la rodeaban. Revisé todas las imágenes una y otra vez. La configuración era constante. Habíamos descubierto una nueva constelación”, explicó Rosier.
Conmovidos por el hallazgo y en reconocimiento a su intuición, el equipo concedió a Lestrange el honor de nombrar tanto la estrella como la constelación. En contra de lo que muchos anticipaban, eligió nombres suaves, personales: “Lily” para la constelación, y “Lane” para su estrella más brillante.
La historia detrás de estos nombres sigue siendo un misterio, uno que la corresponsal Coté sugiere merece ser contado... si Lestrange así lo decide.
Mientras el mundo espera con expectación una explicación, el cielo nocturno ha sido enriquecido con una nueva flor estelar, y como toda flor, su belleza reside tanto en su forma como en la historia que hay detrás de ella.
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Editado: 28.04.2025