Buscando a Noah © Gay/homosexual

Capítulo 3: Un nuevo amigo, o quizá dos.

La noche había pasado muy pronto, realmente estaba feliz porque sentía que podía confiar en mis padres más de lo habitual, nuestros lazos como familia se habían reformado y Aleck había dicho que tenían algo para mí, tome una ducha rápida ansioso por descubrir que había hoy para mí, metí las cosas en el bolso, unas cuantas pijamas y cosas que Aleck y Mary habían traído para mi durante la semana que estuve en el hospital.

Salí un poco más temprano de lo esperado, así que, para no cometer errores, llamé a Aleck y le avisé que daría una vuelta por la ciudad si es que él me lo permitía, termino diciendo algo como “No puedo pasar a recogerte lindo, podemos dejar lo del castigo atrás siempre y cuando te portes bien y llegues para la sorpresa”  solo asentí, colgué el teléfono, tomé mi bolso y me encamine hacia las escaleras, me gustaba el camino largo, llegue a la planta baja y una de las enfermeras me giño el ojo antes de poner un pie en la salida se prendió de mi mejilla y dijó – “¿Sabes el susto que nos diste ayer pequeño? Tienes la travesura a flor de piel, si sigues así aquel muchacho tendrá muchos problemas –

¿Escuché bien? ¿Ella dijo muchacho? ¿de qué muchacho estaba hablando?, apreté mis labios formando un puchero y cerré los ojos tratando de entender lo que había dicho, - ¡Ahh! ¿No lo sabías? ¿Pequeño quien crees que te trajo hasta aquí? – Me interrogó aquella enfermera, - no tengo idea. – Ella sonrió amablemente y comento

- Cariño el chico que te trajo estaba muy alterado y preocupado por ti, lo único que salía de su boca era “ayúdelo, por favor” lo repetía una y otra vez, por eso pensé que tú y el muchacho tenían algo, además él te cargaba en sus brazos y se armó un escándalo cuando los médicos no lo dejaron pasar a verte, luego vino todos los días, pero aún seguía sin poder verte así que me pedía que te dejara las flores en tu cuarto. -  Me quede mirándola con la boca abierta, ¿quién habría de cargarme y llevarme así? Quería hacerle más preguntas a la enfermera, pero no quería que pensara que el “chico misterios” y yo de verdad teníamos algo. – Soy nuevo en la ciudad, es imposible tener algo con alguien que acabo de conocer. – Le sonreí y le agradecí, ella parecía querer advertirme algo, pero luego simplemente me devolvió una sonrisa y me susurro – Cuídate pequeño.

Divague el resto de la mañana sobre los diferentes lugares del pueblo, me hacía bien estar fuera, de repente pase por una cabaña adornada de atrapa sueños e historias, y luego me llamó “ven aquí Noah” dijo la tienda, pestañee dos veces pero no volví a escucharlo, “ven aquí Noah” susurraba en mi oído, giré hacia los lados y miré con sigilo, no había nadie más que los habitantes del pueblo a mi alrededor, puse un pie en el escalón de aquella cabaña y me llene de valor para pasar por la cortina de piedritas, una mujer negra se encontraba sentada tarareando de manera serena, la miré por un momento, sosteniendo las cartas del Tarot.

– ¿Usted me llamo? – Pregunté, entonces ella abrió los ojos, estaba ciega - ¿Tu qué crees? -  me respondió, la miré algo consternado ¿Qué era lo que quería de mí? – ¿Me leerá las cartas? – interrogue, ella soltó una carcajada y agarro una de sus rastas, - Yo creo que no estás aquí para eso o si ¿Noah? – aunque ella estaba ciega parecía poder ver dentro de mí con claridad, como si supiera todas las dudas que tenía dentro de mí y al mismo tiempo tuviera las respuestas sobre ellas, pero ella no me lo diría, después de todo sería muy fácil para mí, - ¿Cómo te llamas? – inquirí, no tenía que interrogarla sobre él porque sabía mi nombre, debido a que probablemente ella ya sabía todo sobre mi, - Me llamo Clare, puedes llamarme abuela o como gustes mejor, antes de que te vayas déjame decirte una cosa Noah, alguna vez fui capaz de soñar junto a otros ciegos que iban directo a una muerte por caerse del precipicio, y entonces la verdad vino a mí, yo no era igual, aunque estaba ciega pude ver el peligro y presiento que tú también puedes ver más allá de tu forma física. –

¿Forma física? Entonces ella chasqueo sus dedos y desperté, me encontraba en el mismo lugar donde había estado antes, con una sola diferencia, aquella cabaña ya no estaba allí, mi muñeca empezó a arder, la pulsera me estaba quemando, pude ver el color de las estrellas y la corona marco una quemadura en mi muñeca, me quite la pulsera - ¡Noah! – escuche desde el frente, era Aleck - ¡Noah! Te estoy hablando – Reaccioné a la segunda vez, y extendí la manga de mi suéter para poder cubrir la marca en mi muñeca.  




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