Caminé alegre hasta el estacionamiento, ¿Dónde dejé mi camioneta? Pensé, caminé un poco más hasta que la divisé, y sentí que alguien me arrastraba consigo. Era Bruno me iba a dar una paliza ¿qué hice para que me odie tanto? - ¡¡Suéltame bruto!! – tenía más fuerza que yo, pero si me iban a dar una paliza al menos debía insultarlo antes de morir, y no, no estoy siendo dramático.
Él solo siguió caminando a pasos alargados, me llevo por el pasillo trasero de la escuela, ¿y si entierra mi cuerpo donde nadie pueda encontrarlo? Estaba a punto de llorar, de veras dolía demasiado y era en vano decirle que me suelte, sentí mi cara arder y las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas, el solo siguió el camino y al final del pasillo abrió una puerta, probablemente de un lugar que ya nadie usaba porque estaba vació, ¿una vieja biblioteca?
Bloqueo la puerta y me soltó cuando estuve dentro, agarre mi muñeca y la sobe mientras sollozaba, el volteo a verme sorprendido, y se empezó acercar a mi corrí lejos de él por los percheros con libros viejos, hasta que ya no pude escapar más, había una pared bloqueando el camino, se acercó a mí y empecé a temblar, miré hacia los lados, pero antes de que pudiera salir él puso sus brazos bloqueándome el paso, quedamos frente a frente, será mi fin, me matará y pondrá mis huesos en el bosque, cerré los ojos esperando el primer golpe. – Noah, no voy a matarte – Susurro cerca de mis labios.
Abrí los ojos, puse mis manos en su pecho intentando forzar la lejanía, pero él tenía más fuerza que yo, era demasiado alto, mi cuerpo llegaba hasta por debajo de su cuello, «¿Qué es lo que quiere de mí?», pensé algo asustado. – De ti quiero muchas cosas, Noah. – ¿Él estaba leyendo mi mente?, esbozó una sonrisa de lado, él era lindo, deje de llorar y los bellos en mi piel se erizaron, una corriente intercepto todo mi cuerpo cuando su mirada chocó con la mía.
– Noah, ¿no piensas hablarme? - dijo Bruno, yo solo agache la cabeza, pero Bruno tomo mi barbilla haciendo que alzara la mirada. –Noah, no voy a lastimarte. – Pestañee tres veces pensando en que debía decir, pero simplemente no podía hablar con él, no así, estaba paralizado y tenerlo tan cerca me estaba volviendo loco. «¿Qué le digo?» pensé otra vez, - Puedes empezar por dejar de hablar contigo mismo en tu mente, Noah puedo escucharte. – Él podía escucharme, ahora estaba seguro y si podía hacer eso también estaba seguro de que él había sido quien habló conmigo en clase.
Fue entonces cuando decidí preguntar, - e-entonces… ¿tú me hablaste en … bueno en clase? - dije muy bajo, su respuesta demoró en surgir y entonces llegué a suponer que no me había escuchado, - ¿Cómo? Pensé que lo sabías, ¿Noah no lo sabes? – Me miró esperando una respuesta, una que nunca llego, - ¿No te han dicho que es de mala educación dejar esperando a las personas? - Pregunto casi burlándose de mí, lo que me irritó, con el ceño arrugado le dije, - ¿Y a ti no te han dicho que es de mala educación escuchar pensamientos ajenos? – el hecho una carcajada muy alto, y alegó – No es mi culpa que no sepas dibujar una barrera psíquica para que nadie entre en tu mente. – Solo abrí los ojos ante lo último.
– Tus ojos son hermosos Noah, hueles tan rico. – Dijo cerca de mi oído. Y me exalte empujándolo lejos de mí, cayó de lleno al suelo y yo aferre mi espalda hacia la pared tras de mí, el sostuvo su vientre mientras mantenía una carcajada, «¿De qué hablaba hace un momento?», él se puso serio tras escuchar ese pensamiento de mí. - ¿Noah, tú de verdad no sabes nada sobre lo que te he estado hablando? – Negué tímidamente con mi cabeza, él se paró del suelo y cuando por fin pensé que me diría algo interesante lo único que soltó fue - ¿Noah, quieres tener una cita conmigo? - Él de verdad que es un idiota, lo empujé y pasé por un lado de él, durante los últimos quince minutos solo ha estado tomándome el pelo, intente abrir la puerta, pero estaba asegurada, el me agarro la mano y puso ojos de cachorro, - Noah espera, no te vayas, si vas de cita conmigo responderé todas tus preguntas. – Lo miré analizando su rostro, durante cinco minutos debatí sobre decirle que sí o no «¿y si solo esta tomándome el pelo otra ves?» el abrió los ojos sorprendido y añadió de manera más seria.
– No estoy tomándote el pelo, Noah me gustas. Y lo que dije antes es cierto, si sales conmigo a una cita responderé tus preguntas. -