Buscando a Noah © Gay/homosexual

Capítulo 11: De confesiones y otras aficiones.

– Entonces ¿Estamos bien? – asentí escondiendo la cabeza en su pecho. De repente escuchamos un crujido del otro lado de la puerta, nos abrazamos con miedo entre nosotros y apretamos con fuerza el edredón.

- Vaya, vaya ¿qué tenemos aquí? – Comentaron los rescatistas, no se cual estaba más rojo de la vergüenza si Bruno o yo.

– Parece que unos muchachos muy malcriados hicieron preocupar a todo el mundo anoche mientras hacían travesuras a la luz de la luna. – Comentó risueño el rescatista que se veía mayor.

– Nosotros no... - comentamos al unisonó, tratando de explicar, pero el más joven nos interrumpió.

– No se preocupen niños, tienen que disfrutar de todos los placeres que la vida les ofrece. – avisaron que nos darían quince minutos, salieron y dejaron que nos vistiéramos, salimos con las caras muy rojas.

- ¿Creen poder encaminarse solos hasta la casa grande sin meterse en problemas? – Asentimos enérgicamente con la cabeza, no queríamos que esos rescatistas indiscretos nos llevaran, de verdad estábamos avergonzados, pero, fue divertido. Rieron ante nuestra respuesta, tomamos rumbo hacia el lugar, Bruno nos encaminó y yo solo me aferré a su brazo durante todo el camino.

- ¿Cómo me encontraste? – Pregunte muy curioso, mientras caminábamos. Bruno se rasco la nunca mientras buscaba la forma de contarme.

- Bueno, fui a desayunar a la cafetería, vi a Zinnerva y se me hizo extraño que no estuvieran juntos, cuando le pregunte por ti me respondió muy enojada que no sabía y luego me dijo que yo debería saber porque era tu novio, y nos miramos un largo rato de mala manera, su semblante cambió de enojado a uno muy pálido y preocupado, me dijo Noah y yo discutimos, pensé que él habría ido a dormir en tu habitación, le comenté que tu y yo también habíamos discutido y que en cambio yo pensé que habías regresado a dormir con ella, después Tomas quien había estado escuchando la conversación, nos entregó un papel y la letra era irreconocible, era la letra de Cindy, y supe que ella te había hecho esto, quise ir a atacarla pero Zinnerva me dijo que se encargaría, que lo más importante era encontrarte. Y entonces salí como loco y le dije a Matteo que me cubriera, pero en vista de que los rescatistas llegaron veo que mi hermano no fue muy eficiente. De verdad lo siento Noah, no sabía que habías peleado con Zinnerva y que era por eso que no querías hablar, no me arrepiento de haberte conocido, solo lo dije porque estaba enojado, yo... pensé que no estabas confiando en mí, pensé que... - Suspire mientras tapaba su boca con mi mano.

– Pensaste que te estaba alejando, que estaba escapando de ti. No lo hacía, simplemente tenía ese nudo dentro de mí que solo estaba buscando consuelo y cuando me interrogaste no sentí que me apoyabas y termine enojándome sin razón alguna, así que yo también lo siento, la próxima vez te contaré lo que me suceda, no quiero que estemos mal, ¿me perdonas? – Pregunte con ojos de cachorro arrepentido. Bruno asintió, junto sus labios con los míos muy despacio, nos separamos y me sonrió, ahora todo estaba bien.

Vi lagrimas caer por su mejilla, parecía desconsolado, puse mis manos en su rostro secándolas, - ¿qué pasa? – pregunté intentando que se comunicara conmigo, pero su llanto podía más.

- Anoche, cuando te vi en esa cabaña casi congelado, estaba cagado del miedo, ni si quiera las historias de terror que me contaba mi abuelo cuando era niño me hacían temblar, ni si quiera lo hace mi madre cuando se enoja, creo que ayer conocí el miedo por primera vez, entonces comprendí que nunca había conocido el miedo realmente, creí que era la última noche que te tendría conmigo, por eso anoche, me descontrole y seguí mis impulsos, es desesperante, ver como tu pareja agoniza, duele, como si estuvieras jugando fútbol y hubieras tomado mi corazón como pelota. – Argumentaba entre sollozos, lo abracé le dije que había pasado, que no lo iba a volver a hacer pasar por lo mismo. Y entonces, pareció calmarse.

El resto del camino, caminamos en silencio, agarrados de la mano, como si en el espacio entre nuestras manos se encontrara nuestro amor, nuestros sentimientos, aferrándonos a ellos con miedo de que se nos caigan en el camino. Cuando por fin llegamos, miramos la casa grande como si hubiéramos estado fuera toda una vida, cuando solo había sido una noche, tocamos el timbre y parecía como si todos hubieran estado esperándonos, alguien se abalanzó sobre mi cuerpo, era Zin estaba llorando de manera desconsolada sobre mi pequeño ser, aferrándose a mí.

Mientras que, Matteo igual de angustiado agarró a Bruno y lo envolvió en un abrazo, él solo se dejó hacer, por esta única vez creo que comprendía la preocupación de Matteo. – Jóvenes, están en serios problemas, vallan a sus respectivas habitaciones, desayunen y luego espérenme en el jardín. – Espeto el Sr. O'Connor, todo parecía ir muy bien para ser real. Yo asentí con la cabeza, mientras que Bruno solo soltó un gruñido. Nos separamos, ambos en direcciones opuestas acompañados de Zin y Matteo respectivamente, le dedique una sonrisa tímida mientras nos alejábamos y el me giñó un ojo de manera pícara.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.