- Al fin solos –
Lo miré un tanto nervioso, después de todo aún no me acostumbraba a estar tan cerca de él, me dio una sonrisa coqueta y se acerco a mi lentamente, si hubiera podido ver mi rostro supongo que lo hubiera visto de mil colores. Pero ahora ya nada de eso importaba, mi mente entró en shock, mi cabeza se puso en blanco y creo que jamás hubiera podido presentir el momento en que sus labios se pegaron fuertemente sobre los míos.
Mi cabeza tomo un golpe certero ante su empuje hacia la pared, seguía sin importarme, jamás me había llenado tanto de deseo, al mirar sus ojos noté que brillaban tanto o más que el sol que se ocultaba en el frío atardecer, sus manos travesearon tanto como pudieron y se detuvieron en mi cadera, halé su cabello buscando el aire para mis pulmones y automáticamente nuestras respiraciones entrecortadas se abrieron paso ante el silencio en la habitación.
Con nuestras frentes apoyadas la una en la otra y nuestros ojos puestos en el otro, suspiramos tratando de tomar el aire perdido «Te quiero» susurró mi mente traicionera. – Yo también lo hago pequeño. – Comentó en voz alta Bruno, me avergoncé enseguida, nos habíamos besado de una manera tan descarada que nunca me imaginé, el soló se dio el gusto de carcajearse ante mi reacción.
Se dedico a manosear mi trasero y aunque trabaja en tratar de evitarlo me di cuenta de que algo había cambiado entre los dos, nuestros corazones estaban unidos y la confianza había sido testigo de esa unión, - para ya… - se dedicó a sonreír y a evitar mis quejas, después de un largo rato tratando de entrar en razón con él me tomó de la mano y nos dirigió a ambos hacia el filo de la cama, nos sentamos y luego en silencio observo mi rostro para después tomar mis manos y acariciarlas con las suyas.
Incluso en silencio podría saber que él me entendía, incluso si no pensaba el estaba unido a mí, - Si algún día necesitas mi ayuda, solo llámame, grita tan fuerte dentro de tu mente, deséalo tanto, deséalo con el corazón y vendré a ti, no importa la distancia y la situación, es mi promesa de amor, que nunca más te vuelvas a quedar solo. – Entonces lo abracé me aferré a él creyendo en su promesa, afincándome a ella y le dije. - ¿Por qué me estas diciendo eso? - Mi corazón había pasado tanto tiempo solo que ninguna promesa para él era permanente, pero de alguna manera la de Bruno, mi corazón quería creer en la de Bruno.
– Mi abuelo, el soñaba y creía en que el amor era capaz de unir a todas las especies, creo y crio a su familia con amor, mi abuelo decía que para ser un hombre noble no necesitas mucho, solo necesitas saber amar, perdonar y madurar. Y creo que lo estoy aprendiendo contigo. – Termino diciendo, entonces pude comprender que si creía en que habría amor para todos entonces también lo habría para mí.
No respondí nada solo dediqué el rato a abrazarlo, pero como Bruno no tiene frenos se dedico a repartir pequeños besos en mi rostro, que luego pasaron a ser más encendidos, cayendo en mi cuello, de un momento a otro el estaba sobre mi y mi espalda sobre la cama. - ¡Ah! ¡Bruno! – gemí fuerte cuando mordió mi cuello, el como ya se hacía costumbre solo reía fuerte y alto.
Siguió con lo suyo mientras yo me retorcía debajo de él, había empezado ya a desabrochar mi camisa y mis pantalones para colarse debajo de mi ropa interior - ¡Ahh! – gemí cuando me toco por encima de la ropa. – B…Bruno para… ¡Ahh! – susurré tratando de que mi voz se escuché seria y normal, no estaba listo lo supe cuando entré en pánico y además de la excitación no podía concentrarme.
El no parecía tener intenciones de detenerse así que opte por la salida difícil, golpee su entrepierna con mi rodilla y mientras caía retorciéndose de dolor a lado mío sobre la cama le dije, - lo siento, pero nunca aprendes – sonreí con diversión viendo sus muecas, abotoné mi camisa y mi pantalón aprovechando el tiempo para huir antes de que se recuperará, tomé mi chompa y me la coloque y busque mis botas en la habitación, cuando las encontré las tomé y corrí descalzo hacia la puerta pero Bruno ya se había recuperado del golpe, me tomo con fuerza de la muñeca y me asuste, se veia enojado.