Buscando a Noah © Gay/homosexual

Capítulo 14: Una bala perdida

– Bueno pues, sucede que papá estaba trabajando como camarero en un restaurante de lujo en Berlín. -  eso me dejo con la boca abierta.

 

¿De dónde saco la botella? Trajo una copa demás consigo y me la ofreció, me quejé ante el sabor amargo, pero lo ignoré tratando de escuchar la historia de Bruno.

 

- ¿Cómo la dama y el vagabundo? – Bruno pareció atragantarse con el vino en su copa.

 

- ¡¿Qué?! Ja ja ja ¡No mi amor! Mis padres siempre fueron millonarios, el abuelo en ese tiempo había querido enseñarle a papá “el valor de empezar desde cero” y lo enviaba a hacer ese tipo de trabajos. También hizo trabajos de chef, de botones y más. Mamá se enamoró de él creyendo que no tenía ni donde caerse muerto y de cierta forma se complicaron las cosas porque mi abuelo por parte de madre no quería que mi madre se casara con un tipo de la baja especie. – escuchaba atentamente lo que Bruno me contaba.

 

- ¿Y luego que pasó? -  pregunté con ojos de venado.

 

 – Pues después de una serie de problemas igual se casaron, aunque mamá creía que papá era pobre aun en el momento de su boda, no fue algo grande, fue mi abuelo y la única hermana que tenía mamá, fue la única que la apoyo, mi abuelo materno se revolcó de rabia y al final la desheredo, mamá sabía que no necesitaba ningún lujo para ser feliz. Pero desde ese momento lo único que le dolió a mamá fue separarse de su hermana menor. – Escuché con los ojos bien abiertos, grabándome todas las expresiones que Bruno fue capaz de hacer en ese momento, nunca había visto tantas de ellas juntas.  

 

– Después de una serie de acontecimientos, mamá se enteró del dinero de papá y se enojó mucho, aunque después lo perdono. Mi abuelo materno también llego a enterarse, quiso tener a mamá de nuevo con él y trataba hipócritamente a papá y mamá no quiso volver con él y creo que el resto ya es historia.  – concluyó.

 

Lo miré detenidamente después de su historia, mamá siempre dice que las buenas historias traen una finalidad consigo mismas y yo ya sabía cual era. «No voy a regresar allí» dije para mis adentros, me paré del tronco y corrí tan lejos de Bruno como pude con una sonrisa burlona adornando mi rostro. - ¡¡Escuché eso!! – Me gritó desde la distancia.

 

Empezó a perseguirme, en el camino más despejado que había, encontramos más troncos, cuando se distrajo me escondí acostado tras uno de ellos y tomé nieve con mis manos, la suficiente para formar una bola y se la lancé en toda la cara cuando lo encontré desprevenido, después de un largo rato escondiéndonos en los troncos como si fueran trincheras para protegernos de las bolas de nieve, Bruno me atrapo, nos reímos un largo rato.

 

– Noah, en serio, ya volvamos. – dijo medio suplicante, no le respondí solo asentí con la cabeza el tomo mi mano fuerte, de repente, sentí un zumbido recorrer mi cuerpo y mucho más cerca de ello un ruido sordo fue captado por mis oídos.

 

Voltee a ver a Bruno, quien de inmediato se lanzó sobre mi para protegerme, caímos cerca de una pila de troncos, nos arrastramos hacia ellos desde el suelo, una bala tras otra acudía a nosotros sin descanso, el suelo nevado atrapaba las balas con dificultad, Bruno cerró los ojos asimilando el bosque a su alrededor, tratando de adaptarse a la situación y encontrar al tirador, pero después de la quinta bala ya no se escuchó nada más.

 

Me tomó de la mano con fuerza. – Nos vamos a casa. – sentenció de manera firme, yo seguía sin entender que era lo que exactamente sucedía. 

 

– Pero… - intenté decir, quería saber que estaba pasando.

 

- ¡¡Dije que nos vamos!! – no abrí más la boca durante todo el camino a casa, Bruno parecía loco, miraba para todos lados mientras caminaba, lo hacía a pasos largos y de cierta manera estaba cansado, también enojado ¿tenía que gritarme?

 

Llegamos a casa de Bruno y apenas cerramos la puerta principal, Bruno se desmayó y soltó mi mano, para ese momento verlo en el suelo deshizo cualquier índice de reclamo que hubiera podido tener hacia él por haberme gritado, estaba herido y se mantuvo cuidándome todo el camino a casa, solo para que yo estuviera bien.




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