– Ve a juntar y preparar todas tus cosas, iré a dejarte. – Comunicó Luca.
– Yo te acompaño. - añadió Elio. Los miré incrédulos, pensé que Bruno iría a dejarme, agaché la cabeza algo triste.
– No es lo que crees, después de lo que pasó ayer, papá no dejará que ninguno de nosotros salga solo y menos alguien tan pequeño como tú, sin experiencia en batalla. – Finalizó tratando de tranquilizarme, todos parecían querer decir algo más para alentarme, pero al final solo respondí con un “está bien” y subí a la habitación de Bruno para guardar las cosas en mi maletín, no sin antes recoger la ropa de la lavandería.
Me quedé distraído un momento, el libro negro empezó a brillar de repente y a temblar como si algo lo estuviera arrastrando, tomé el libro por curiosidad, mi libro nunca había hecho eso, trate de abrirlo y por momentos lo hice, pero después se cerró de golpe y por mucho que forcejee ya no pude abrirlo más, una cosa no había dejado de hacer, de temblar.
Era como un imán, como algo atrayéndolo a sí mismo, deje mi maletín en el suelo y camine alrededor de la habitación con el libro negro como si fuese un detector de metales, cuando lo acerqué bajo la cama de Bruno algo redondo me golpeo en el vientre, cuando pude atraparlo era una pulsera idéntica a la mía.
Se había pegado en la cerradura del libro, que no era muy diferente de la que habitaba en mi libro. Después de que el libro dejara de botar una luz verdosa oscura de él, pude tomar el brazalete. Era el mismo que llevaba Bruno el día de nuestra cita y lo sostuve en mi mano para luego tocar la coronita, cuando acaricie el pequeño adorno de oro, mi cabeza adopto una visión, no sabía si era del pasado o del futuro, pero lo había visto, había visto la muerte.
Clare, ella ¿estaba muerta o no?, siempre fue misteriosa y aunque no habíamos tenido muchos encuentros ¿por qué dolía tanto saberlo? Miedo, eso fue lo que me atravesó, sabía que cualquier cosa no podría acabar con ella, ella me lo había contado, la vez que nos conocimos ella me lo dijo, había dicho que estaba con un grupo de ciegos y que pudo salvar su vida ya que pudo ver mucho más allá y que yo también podía hacerlo. ¿Era eso a lo que se refería Clare?
Vi su muerte y si tan solo pudiera tener más control sobre mis poderes, sabría en qué lugar del espacio y tiempo se encontraba la visión y tomé una decisión, aprendería todo sobre mi, aprendería a controlarlos si lo lograba entonces nunca más tendría que perder a alguien.
- ¡Wow! ¡La encontraste! ¡Pensé que la había perdido, la busqué por todas partes, es importante para mí! ¡Gracias! – Saltó Bruno abriendo la puerta, como estaba de espaldas hacia él, aproveché y sequé cualquier indicio de lágrimas en mis ojos, pero, aunque lo haya hecho mi expresión triste no era capaz de abandonarme.
- ¿Te sucedió algo? – indago preocupado al ver mi expresión. Ignoré su pregunta solo para cambiar el tema y responder con otra.
– No me respondiste si me lo podías prestar ayer. – añadí con el libro en mis manos.
– Claro, llévatelo, pero cuídalo bien, es … -
- Importante para ti. – complete la frase interrumpiéndolo. Él asintió riendo levemente y acariciando mi espalda, quería preguntar sobre la pulsera, pero probablemente Bruno diría lo mismo de la gran mayoría de cosas valiosas para él, me dirá que se la dio su abuelo y no ayudaría en nada a saber el origen de cada objeto que Gerald le proporciono a Bruno, no entendía por qué cada objeto que él tenía iba ligado a los exents.
– Perdón por mi comportamiento de esta mañana, llevas rato mordiéndote esa uña, ¿es por mi culpa? – Preguntó al ver que me había encerrado en mis pensamientos, pero, negué rápidamente con la cabeza y cambié mi expresión a una más burlesca.
– No, solo estaba triste porque no me iras a dejar a casa, pero parece que tendré tiempo de calidad con Gian. – dije sonriendo inocentemente.