Buscando a Noah © Gay/homosexual

Epílogo

Un año después

—¡Dije que no!—la respuesta de Alek fue rotunda y parecía que nadie podría hacerlo cambiar de idea —pero cariño — intentó intervenir su esposa. —¡No voy a perder a mi hijo, no de nuevo!

Noah corrió a los brazos de su padre y se armó de valor. — Papá, me he recuperado totalmente y ya tengo dieciocho, tengo la edad suficiente, por favor — rogó esperando que su padre cambiará de idea.

— Te costó casi seis meses recuperarte ¿crees que voy a permitir que salgas herido de nuevo? no voy a cambiar de opinión, es mi última palabra.

Aleck se cruzó de brazos adoptando una postura contundente, Noah solo miró a su padre con resentimiento y en sus ojos ya se podía ver que probablemente iba a llorar, pero teniendo tanto que decir se quedó callado sabiendo que no había manera de que su padre cediera.

Así que no dijo nada, sintiéndose impotente subió las escaleras sin discutir más y lloró amargamente sobre su cama. — Tan injusto... — susurró mientras sus lagrimas bañaban su almohada. Bruno estaba en otro lado del mundo sin saber que aun seguía con vida, sus poderes se habían ido. Pero realmente no le importaba más, no tenía más pesadillas, ni más crisis de identidad, sus padres habían estado con él durante todo el proceso.

Después de su aparente muerte, todos estaban devastados, Bruno era el que se encontraba en el peor estado, era incontrolable incluso para sus padres, teniendo que ir a la estación de policía en varias ocasiones, casi estando en peligro de perder el año escolar, sus padres decidieron llevárselo lejos de todo el dolor que Turín le traía a su hijo. Con todo en contra la familia Astori consiguió que Bruno y Matteo terminaran el colegio y consiguieron ser admitidos en una buena universidad de Estados Unidos.

Poco realmente sabían que Noah había sobrevivido, Aleck y Mary se dieron cuenta hasta después de un mes. Cuando el cuerpo enterrado de su hijo apareció de la nada en la nueva casa que habían conseguido, también con la intención de dejar el dolor atrás. Mary ya no había sonreído más y Aleck había vuelto a ser poco social.

Mary que siempre había tenido nervios de acero, colapsó mentalmente al ver a Noah en su cama acostado, todo pálido justo como un muerto. Ella no quería seguir reviviendo ese dolor, perdiendo el conocimiento. Aleck quedó alertado y al darse cuenta de lo que estaba sucediendo se cercioró de muchas maneras que realmente su hijo estaba con vida, su pulso era débil, su piel estaba más pálida todavía pero ahí estaba, respirando débilmente.

Tiempo después, Noah despertó, desorientado. Tan blanco como la nieve de ese duro y frió invierno había sido el amor que floreció en medio de la tempestad. Noah nunca se lo contó a nadie, pero Clare lo había ayudado a regresar a salvo, había dicho en su sueño "aun no es tiempo de partir". Fueron meses difíciles, el día que Noah abrió los ojos Zinnerva había estado luchando con las pesadillas, una y otra vez revivía la muerte de su mejor amigo. Pero esa noche algo fue diferente, soñó que Noah nunca había muerto y despertó llorando desconsoladamente con sus padres abrazandola.

Tan sabio como era un fenix, sabía que no era necesario decir nada, Noah estaba vivo y ahora tenía la seguridad. Los padres de Noah no le contaron a Nadie al respecto excepto por Luca, pidiendo absoluta reserva del caso, gracias a esto Noah también pudo terminar la secundaria. Seis meses de mucho dolor, rehabilitación, estudios y de estar encerrado. Sus padres ni si quiera lo dejaban tomar un teléfono, quería decirle a Bruno que estaba vivo. Que ahora podrían estar juntos, que no había nada que pudiera separarlos. Y él lo haría de una manera u otra.

Escaparía.

Tomó esa determinación, después de rogarle a Aleck que lo dejara ir a Estados Unidos y ver a Bruno, pero este se negó rotundamente, él entendía que era por su seguridad, pero sus padres no entendían que el se estaba volviendo loco.

Desesperación.

Es lo que se siente después de la frustración, no puedes hacer nada y al mismo tiempo eres capaz de hacer cualquier cosa.

Determinación.

Surge cuando tomas una decisión y no hay nada ni nadie que pueda hacerte cambiar de opinión.

Noah amarró las sabanas de su habitación y limpiándose las lagrimas improvisó una cuerda con ellas. Se aseguró de que los nudos estuviesen bien hechos y bajó por su balcón evitando las miradas de sus padres, miró a su alrededor y como siempre, se dio cuenta de que sus padres preferían las casas alejadas del poblado, eso no sería un obstáculo para él.

Corrió alrededor de la casa y notó que el invierno estaba empezado a desaparecer, pudo alcanzar a ver unas hermosas flores que probablemente su madre había sembrado en el jardín, la culpa lo invadió. Pero no había marcha atrás, el realmente lo sentía.

Entró al garaje y encontró la camioneta que sus padres le habían obsequiado, intentó hacer el menor ruido posible y buscó las llaves en la pared. Cuando las encontró y se disponía a abrir la puerta... — ¿Cariño? — Meredith no pudó ver bien pero estaba casi segura de que era Noah, encendió la luz. Cuando pudo ver bien su rostro movió su expresión de sorpresa al de preocupación, a Noah le dió pena, Meredith se había puesto más delgada y aun se la veía triste como si una parte de ella se hubiese escapado. Meredith pudo entender rapidamente cual era el objetivo de su hijo. Escapar.

— Por favor cariño, no nos hagas esto — susurró Meredith rogando al borde del llanto, no era la mujer que Noah había conocido durante tanto tiempo. — Mamá te amo, por favor dejame ir. — Noah sabía que no sería bueno si Aleck se enteraba, probablemente nunca podría volver a salir. Y Meredith lloró — Po-podemos llegar a un acuerdo, hablaremos con tu papá y... — Un estruendo se escuchó en la entrada.

Era Aleck claramente molesto, se quedó por un momento asimilando la situación y suspiró pesadamente. Su rostro desencajado volvió a la normalidad y solo dijo. — Tu madre y yo lo estuvimos hablando, y no te iras. — Dijo tranquilamente, Noah agachó la cabeza y le dio las llaves a su madre pasando por el camino libre listo para regresar a su habitación y ser castigado, ni si quiera le dio una mirada a sus padres.




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