Buscando A Papá

CAPÍTULO 8: El comienzo de la búsqueda

Elena, junto con la ayuda de Jessid, se encargaron de darle una sepultura digna a su muy querida amiga. A aquella mujer que luchó contra su enfermedad hasta lo último de sus posibilidades, aquella que, había confiado tanto en Elena que decidió dejarle lo más valioso que llegó a tener en toda su existencia: Su pequeña hija.

Los siguientes días fueron demasiado dolorosos para todos, la pequeña Lilian, que al comienzo parecía haber tomado la noticia de su madre lo suficientemente bien, se había sumido a la soledad de cuatro paredes. 

Elena, por su parte, decidió hacer una pausa en sus deberes, pues su mente no estaba lo suficientemente fresca como para trabajar en esos casos complejos que tanto amaba.

Jessid intentaba animarlas, pero lentamente se había contagiado con toda la tristeza y dolor del momento. Él era uno de los apoyos que Elena tenía en ese momento, era su polo a tierra, ese consejero que le impedía cometer algunas locuras.

Ahora, la joven abogada no solo debía enfrentar la pérdida de un ser querido, que, a pesar del tiempo que transcurrió entre ambas amigas, su cariño permanecía como desde el primer día; sino que, ahora, debía hacerse cargo de una pequeña niña, una a la que no conocía a la perfección, una que había perdido a su madre. 

¿Qué debía hacer desde ahora? Debían levantarse y dar la lucha que Jimena deseaba que dieran. 

¡No querría ver caras largas ni mucho menso que se dejaran de caer por su ausencia! 

—Ella me preocupa, Jessid —dijo la chica de cabello castaño mientras se apoyaba en sus rodillas.

Hacía referencia a la pequeña Lilian, quien no había salido de su habitación ese mismo día. Solo un par de veces para lograr tomar algo de comer, pero, no hacía nada más que eso; incluso estaba faltando a clases debido a su situación reciente.

La nueva cuidadora no sabía qué era lo adecuado de hacer en esos casos, no deseaba mostrarse como quien deseaba aprovecharse de la situación, no como una mujer sin corazón, deseaba poder interactuar con Lilian, poder hacerle notar que no estaba sola, que todo estadía bien.

A pesar de que ella no tuviera certeza de que lo estaría. 

—Solo han pasado unos días desde que su madre murió, ella era su todo… Es normal que su actitud sea así, cada persona tiene una manera diferente de lidiar con el dolor. Tú lo sabes mejor que nadie, Elena —afirmó Jessid con un ton sereno de voz.

Solo él lograba tranquilizar el alocado corazón de Elena, nada más él podía encontrar esas palabras adecuadas que ella necesitaba.

—Creo que debería enviarla a un terapeuta. No quiero que tenga muchas repercusiones en su futuro cercano, no si es algo que yo pueda evitar. 

A pesar de que las palabras de Elena sonaran razonables, ella no se encontraba en la mejor condición. 

—¿Has pensado en buscar a su padre? —indagó con cautela. —porque si me lo preguntas a mí, considero que deberían darse primero un pequeño tiempo, uno en el que ambas estén mejor para enfrentar lo que se venga —afirmó.

Jessid lo había meditado detenidamente, él no quería que ninguna de las dos se adentraran en alguna situación sin haberse recuperado tan solo un poco de la actual; además de que, sabía que en el corazón de Elena, aún estaba un espacio especial para Logan, para el padre de la niña que ahora estaba bajo el cuidado de la abogada.

¿Estaba siendo egoísta? 

No lo sabía. Porque él anhelaba verlas felices, pero no quería que los sentimientos de Elena volvieran a ser tan confusos como en el comienzo de todo. Él no quería arriesgarse a perderla a pesar de que tuviera miedo de demostrarle abiertamente sus sentimientos. 

Elena era la clase de chica que podía comprender cualquier clase de indirecta, menos aquellas que eran dirigidas hacia su persona, esa era la razón por la que la chica no había notado lo mucho que le gustaba a su compañero.

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ Unas semanas después ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

Hasta ese entonces podría decirse que las cosas se habían calmado un poco, Lilian podía mostrarse un poco más abierta con sus amigos, los cuales estaban dando todo de sí para que la pequeña niña lograra recuperar un poco más la normalidad de su vida; cosa demasiado difícil de hacer.

Mientras Lilian estaba en sus clases, Elena trabajaba e intentaba llegar a tiempo para recogerla del colegio, después de eso, la niña acompañaba a Elena y Jessid en su oficina, pues no era bueno dejarla a solas; además que dejarla con un extraño no le agradaba a la mayor en lo absoluto.

Lilian estaba al tanto de los frutos de la búsqueda de su padre, la cual había comenzado hace poco más de una semana. ¿Los avances? Iguales que antes de comenzar, ningunos. 

Parecía que ese hombre había sido tragado por la mismísima tierra, no había rastros de él por ningún rincón. Elena temía que hubiera fallecido al igual que Jimena, pero ¡No había nada en los registros de decesos que ellos consultaron! 

—Anímate,  aún no sabemos si sigue en el país o se fue a otro… o si está casado y tiene hijos… —decía Jessid de manera pensativa. 

Esa era una nueva esperanza que crecía en su interior, el que Logan estuviera felizmente casado. Al joven no le importaba cuidar de Lilian si eso significaba tener a su querida Elenita a su lado. 




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