Buscando Ayuda En El Silencio

Algo personal

A lo largo de mi vida he conocido muchas personas. Algunas entraron con ternura y otras como tormenta. Algunas llegaron para quedarse un rato, otras para siempre… y algunas, para enseñarme algo aunque se fueran demasiado pronto.

Y si algo tengo claro hoy, es que nadie entra a nuestra vida por accidente.

Cada persona que conocí dejó una marca. Cada una me enseñó algo, me tocó de alguna forma, me movió por dentro, para bien o para mal. Algunas me enseñaron el amor más puro y otras me enfrentaron a mis miedos más profundos. Pero de todas aprendí. Y eso ya es ganancia.

Hay personas que llegan y te llenan de luz. Que no necesitan mucho tiempo para quedarse en tu corazón. Con ellas sentís alivio, paz, un lugar seguro. No preguntan mucho, solo están. Te acompañan en silencio, te entienden sin palabras. Son regalo.

Y también están las que duelen. Las que vienen a mostrarte lo que no sabías que aún no habías sanado. Las que te confrontan con tu dependencia emocional, con tus límites mal puestos, con tus ganas de ser amada aunque sea a costa de ti misma.

Esas personas te remueven todo. Te desarman. Te exponen. Y sí, a veces te rompen. Pero también te enseñan. Te dejan una herida que, con el tiempo, se vuelve una puerta: hacia tu propia sanación, hacia tu amor propio, hacia tu despertar.

Yo ya no idealizo a nadie. Aprendí que el amor no es solo lo que te hace sentir mariposas, sino también lo que te da paz. Aprendí que el cariño no es real si solo aparece cuando todo va bien. Y que quien realmente te valora, se queda, elige, construye y cuida. No desaparece cuando le incomodas, no te da a medias, no juega a confundirte.

Y me di cuenta también de que yo tampoco llego por accidente a la vida de nadie. Yo también soy proceso en otros. He dejado mi huella, mi amor, mi honestidad. A veces he cometido errores. Otras, he dado más de lo que debía. Pero siempre he sido real. Siempre amé de verdad, incluso cuando no supieron qué hacer con ese amor.

Ahora ya no me aferro a quien no quiere estar. No suplico atención, no insisto en quedarme en la vida de alguien que no me cuida. Me dolió aprenderlo. Pero me liberó.

Prefiero relaciones sinceras. Prefiero poco, pero honesto. Prefiero un adiós que duela, a un “te quiero” que no se sostiene con hechos.

Y cuando alguien se va, ya no me quedo solo con el vacío. Trato de rescatar la enseñanza. Me miro a mí misma: ¿Qué me hizo sentir? ¿Qué me enseñó? ¿Qué me mostró de mí que no había visto antes?

Cada quien que llega, deja algo. A veces una herida. A veces un impulso. A veces una caricia en el alma.

Y cuando me encuentro con alguien así, lo valoro, aunque no se quede.

Porque la vida es un constante cruce de caminos. Algunos se quedan. Otros solo pasan. Pero nadie llega por casualidad.

Y yo, en este momento de mi vida, ya no quiero relaciones a medias. Ya no quiero afectos tibios. Ya no quiero rogar presencia ni comprensión.

Quiero algo recíproco. Real. Y si no se puede, está bien. Pero me voy. Me alejo. Y sigo creciendo.

Porque merezco más que una promesa vacía.

Merezco algo que se construya con hechos, no solo con palabras.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Tal vez nunca te diste cuenta, o tal vez lo supiste siempre y te hiciste el desentendido. Pero lo que compartimos me marcó. Más de lo que te imaginas.

Por eso pienso así. Por eso escribo así. Porque hay personas que te atraviesan de una forma tan profunda, que te obligan a repensarlo todo. Tú fuiste una de ellas.

Fuiste de esas personas que llegan y parecen quedarse. Que hacen promesas sin hablar. Que tocan fibras que otros nunca habían tocado.

Y cuando te fuiste, dejaste un vacío, sí… pero también me dejaste una lección.

Tal vez nunca lo dijiste con palabras, pero tu ausencia me gritó muchas cosas. Me mostró lo que no quiero volver a permitir. Me hizo ver lo sola que me sentí mientras tú aún estabas cerca.

Y no te culpo por irte. A veces las personas no están listas. O simplemente no quieren. Pero me hubiera gustado que al menos fueras claro. Que no jugaras a aparecer y desaparecer. Que no dijeras “te quiero” si no ibas a sostenerlo.

Todo eso que viví contigo me llevó a pensar como pienso ahora. No fue una teoría bonita de autoayuda. Fue una herida real. Fue un duelo silencioso. Fue noches preguntándome en qué fallé, por qué no fui suficiente, qué más debía hacer.

Y ahora lo entiendo: no era yo. Eras tú. Eras tú el que no supo qué hacer con alguien que entregaba tanto.

Y está bien. Hoy lo entiendo. Pero no lo olvido.

Porque tú me enseñaste que hasta el amor más bonito puede doler si no es recíproco.

Me enseñaste que la presencia no siempre significa compañía. Que no basta con decir “aquí estoy” si al final no estás para sostener nada.

Y también me enseñaste algo valiosísimo: que merezco mucho más que eso.

Así que si algún día te preguntas por qué hablo tanto de lo que aprendo de las personas, es porque no quiero repetir lo mismo. No quiero volver a entregarme sin límites a quien no sabe cuidar. No quiero seguir justificando lo que no se justifica.

Yo te quise. Con todo. Con miedo. Con entrega. Con errores, seguro. Pero con verdad. Y tú no supiste o no quisiste corresponder eso. Lo acepto.

Pero también quiero que sepas que todo ese dolor lo transformé. No me quedé a llorarlo para siempre. Lo usé para crecer. Para ser más fuerte. Para ser más consciente.

Para elegir mejor la próxima vez.

Así que gracias, de algún modo. Gracias por no saber quedarte, porque eso me empujó a aprender a quedarme conmigo.

Y no sé si te volveré a ver. No sé si un día te cruzaré por la calle y me mirarás como antes. Pero si eso pasa, quiero que sepas algo:

No te guardo rencor.

Pero tampoco te guardo espacio.

Para esas personas que aprecié/amé y ya no están en mi vida.

~BERRY



#259 en Paranormal
#89 en Mística
#3152 en Otros

En el texto hay: aprendizaje, autoayuda, valoracion

Editado: 24.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.