Ya veía la ciudad a lo lejos, sentí un enorme alivio, estaba segura que en cualquier momento me caería del dolor, pero lo trataba de disimular, no quiero que el guardia se burle o me mire enojado por lo débil que estoy, más bien soy.
Pero estoy tan cansada que no me doy cuenta cuando piso una piedra y está hace presión en mi pie y de mi boca sale un quejido, de una vez el guardia voltea a verme para ver que es lo que me paso.
Como si le preocupara
Pero me duele tanto el pie que no le presto atención a él.
Para mi sorpresa veo como unas manos agarran delicadamente mi pie, instintivamente lo aparto, pero él lo vuelve a tomar, estoy temblando literalmente, no sé si es por miedo a que me vaya hacer algo o por su suave tacto.
Empieza a quitar los zapatos que me dio mi abuela, cuando lo hizo me quede esperando su reacción, pero estaba petrificado y lentamente baje la vista a mis pies y había mucha sangre seca y reciente no sé cómo me sucedió esto sin darme cuenta ya que no sentía nada húmedo.
Esto arde mucho
Relajate, no llores enfrente de él
Mantente fuerte
Respira, respira, respira
Pero ninguno de esos pensamientos valió la pena porque una lagrima cayó, pero rápidamente me la quité, pero él guardia si se dio cuenta e hizo algo que nunca pensé que haría para alguien como yo.
Se corta una parte de su pantalón y busca algo en sus bolsillos, es un pequeño potesito de alcohol, lo reconocí por su olor, tal ves los guardias se los dan para estar bien equipados ante situaciones cómo está, pero ellos no ayudan a personas como nosotros, ¿que le está pasando en este momento al guardia por su cabeza?
Toca delicadamente el trapo ya mojado con alcohol en mi pie, pero al sentir ese tacto solo hace que arda mucho más y aparte el pie.
-- Tranquila ya va a pasar el dolor, solo déjame hacerlo bien por favor-dice suavemente.
Sino deja de actuar así lo voy a golpear, esto no es normal y no sé cómo tratar esto.
Pero nos estamos atrasando, ya es de noche y si no llegamos, no habrá transporte,
Así que solo asentí ya que estaba apretando mis labios del dolor que no me salía nada de mi boca sino puros quejidos.
El toma otra ves mi pie y lo empieza a sanar. cuando ya está limpio no me pone los zapatos sino que los guarda en la maleta
¿A este le pasa ahora?
No sé cómo hizo ma colgarse mi maleta en su espalda y tampoco se come es que estoy en sus brazos ahora.
Me cargaba como si fuera una muñeca de porcelana que en cualquier momento se
puede quebrar y ahí fue donde pude fijarme en sus ojos a pesar de la oscura noche se podía diferenciar su color, un gris poco común su rostro es sereno ni siquiera se queja de la maleta que lleva y estar cargándome al mismo tiempo. Los entrenan muy bien pero me acuerdo de aquella vez que toda los guardias en vez de estar vigilando estaban durmiendo, este si se toma muy bien su trabajo, porque yo estoy que me duermo y el pareciera como si no fuera de noche, como si no hubiera acabado de recorrer kilómetro, cuanto quisiera ser como él, no mostrar ninguna debilidad ante nadie... pero soy todo lo contrario.
-no te duermas, ya casi vamos a llegar a la ciudad-dijo muy bajo, como si no quisiera dañar el silencio que había.
Suspiré, al fin llegamos.
-está bien-dije en un susurro a lo que él me dio una pequeña sonrisa, y por poco me pierdo en ella sino fuera por
Los guardias a la entrada de la ciudad que nos recibieron
Debo controlarme, ellos no me harán daño
Relajate
Pero mi cuerpo no obedecía, porque estaba muy tensa que el guardia que me cargaba se dio cuenta.
-relájate, no voy a permitir que te hagan daño-me dio en susurro que casi no pude oír, pero era para que los otros guardias no escuchasen.
-muéstranos que traes ahí... novato real-dijo uno de ellos. Los demás al escucharlo rieron, pero él guardia que aún me sostenía los ignoro y siguió de largo
No entendí el significado de él apodo que ellos le dieron, pero a mi no me tenía que importar aquello.
-Gracias- le dije
-¿por que?-dijo realmente confundido.
¿En serio me lo preguntaba?, después de todo lo que ha hecho por mi.
-Gracias por todo, por cargarme, por curar mis pies, por no burlarte como lo hicieron aquellos guardias por cargar mi maleta, por cuidarme, en resumen gracias por todo-dije con voz suave
Él soltó una pequeña risa que me hizo sacar una pequeña sonrisa
-hubieras dicho solo lo último, no todo y de nada y perdón por comportarme así con tu abuela y contigo desde una principio, no estaba de mucho humor-dijo.
Yo en ningún momento borré mi pequeña sonrisa. Y él se percató de ello
-tienes la sonrisa más hermosa que haya visto-dijo sin pensar
¿Ah?
¿Qué fue lo dijo?
¿A este qué le pasa?
El se dio cuenta de lo que había dicho y quitó sus ojos de los míos, para no sentir incómoda la situación yo también los aparte.