Estaba temblando de frío, gotas de agua bajaban por mi cabello, mis dientes empezaron a tiritar, los truenos no paraban.
Ya no había gente, todo esto era por mi culpa, yo era la que había atrasado el viaje sino fuera por mi.
-Lo siento, todo esto es mi culpa por atrasarte-dije casi gritando para que me escuchara a través del sonido de la lluvia.
Él me miro como si estuviera loca o tuviera dos cabezas
-¡no es tu culpa! Es mía por no darle bien la dirección al chofer.
Suspire cansada, no valía la pena enojarse con él porque saldría ganando,
Así que solo pude asentir.
Menos mal que la maleta estaba hecha de un material impermeable que no dejaba que se mojaran las cosas del interior.
Sin darme cuenta el guardia se pone de pie toma la maleta y luego me levanta de la barda a cargarme otra vez.
-puedo caminar -le dije en susurro, pero lo alcanzo a escuchar.
- no así es más lento y nos retrasaríamos más además tus pies solo empeorarían.- tenía razón otra vez así que me callada.
Llegamos a una casa él empieza a tocar fuertemente
- ¡Abran! - dice con autoritaria, la voz de un guardia
La puerta lentamente se abre dejando mostrar a una mujer no más de cuarenta años, cabello negro azabache, piel aceitunada y ojos negros
- necesitamos donde quedarnos para pasar la noche, ¿Tiene cuartos desocupados o donde hospedarnos?-dijo el con la voz más calmada y hablando educadamente, algo que hizo sorprender a la señora ya que los guardias nunca hablaban así.
-si, si pasen-dijo mandándonos a entrar
El lugar era cálido, no muy grande, pero adecuado. Cuando veo a niños en pijama salir de una de las puertas de la casa, parecen mellizos ya que son idénticos, la niña tiene pelo castaño con unos ojos marrones grandes, el niño tiene las mismas características, no deben tener más de seis años.
-Perdón por despertarlos- dije dirigiendo hacia la señora
- tranquila no pasa nada. Ya les alisto el cuarto en el que se quedarán solamente tengo uno pero hay una cama matrimonial.
Asentí no quería decirle nada más, ya que ella nos estaba ayudando.
Me acerqué a los niños que aún nos miraban a él y a mi todavía. Lentamente me acerqué a ellos
- hola, como se llaman- dije con suave para no asustarlos ya que parecía un saco obviamente toda mojada con mis pies vendados.
-Yo soy Mari y él es Ian- dijo en susurro como si fuera prohibido decírmelo.
Sonreí para mostrarles confianza desde siempre me habían gustado los niños, a mi abuela también, creo que lo saque de ella porque según me dijo, a mi mamá le huían.
- Que lindos nombres
Cuantos años tienen?-
- tenemos seis- dijo Ian hablando por primera vez.
-bueno, y porque no están durmiendo. Ya es muy tarde-
La niña se me acercó y me susurro al oído
-le tiene miedo a las tormentas, a la vez que el niño se sonrojaba.
Los agarre de la mano y los arrastre al cuarto donde se acostaron.
-cántanos, a si tal ves nos dormimos-
-está bien-dije sonriendo.
Empece a cantar una nana que mi abuela me cantaba cuando tenía pesadillas.
Cuando ya termine ellos estaban dormidos les di un beso en la frente a los y me dirijo a la puerta.
El guardia estaba en el marco de la frente viéndome con una sonrisa tierna que me hizo sonrojar.
- ven, el cuarto ya está listo- dijo bajo para no despertar a los niños
- está bien - le eche una última mirada a los niños y salí junto a él.
La señora me miro con cara de agradecimiento
- Gracias -
Yo solo le di un sonrisa
y asentí
El guardia tomó mi mano y nos dirigió al cuarto. No era muy grande pero si abrigado, me senté en un orillo de la cama relajando del día tan agitado que tuve.
-Tienes que cambiarte con eso te va a dar hipotermia-
-pero necesito que salgas- a lo que me dio una mirada de confundido, ¿es en serio?- no me voy a cambiar contigo mirándome- dije rodando disimuladamente los ojos.
-oh, perdón...está bien-dijo nervioso y salió de la habitación.
Rápidamente busque en mi maleta una pijama que mi abuela me había empacado y me la puse deje la ropa mojada en un rincón, peine mi cabello.
- ¿ya puedo pasar?- dijo atraves de la puerta
Fui a abrirle y se quedo viéndome por mucho tiempo,
Sacudió la cabeza intentando borrar algo de sus pensamientos.
Esto ya me estaba incomodando para ser sincera, siempre se me quedaba viendo así, que tengo en los ojos, pero estoy siendo hipócrita, porque yo también lo miro así.
-¿quieres pasar o vas a dormir hay?-
-¿ah?... Oh, si claro voy a pasar.
Sin querer queriendo mi barriga sonó y me acorde de que no había comido nada.
- pareces que tienes hambre. - dijo muy obvio, desde que horas no has comido.
-yo... yo no he comido desde- me aclare la garganta no quería decirlo pero tenía mucha hambre- yo no he comido desde ayer.