NARRADOR
María junto a Karyn estaban preparado un delicioso almuerzo que hará a más de uno chuparse los dedos; Fernando se encontraba junto a Manuel jugando en la sala con algunos juguetes que habían encontrado en casa.
-. Esto va a quedar muy bueno – Karyn metió la carne en el horno – aunque algunas personas sean unos gruñones
-. Nunca digas de esta agua no he de beber – me responde María llena de diversión
-. Como ha podido aguantarlo tanto tiempo con ese genio capaz de sacar a cualquiera de sus casillas - seguía renegando Karyn
-. Los ojos solo ven lo que desean – María no estaba dispuesta a ponérsela fácil, el timbre sonó
-. Yo voy – Karyn se ofreció antes que María le negara la oportunidad de ir
-. Amiga – Elizabeth le da un gran abrazo en cuanto llego - ¿Cómo te encuentras?
-. Bien – le brinda una sonrisa – gracias
-. Traje una botella de vino –Elizabeth levantó la botella y ella la llevo a la cocina – buenas tardes – saludó
-. Buenas tardes – María la saluda con su ya acostumbrada sonrisa – pase por favor siéntese en unos minutos la mesa estará servida
-. ¿Y Manuel? – Elizabeth pregunta buscándolo con la mirada
-. Jugando con el doctor en el jardín supongo ya que hace podo estaban aquí – Karyn también busca a su niño
-. Vamos a buscarlos – Elizabeth la tomó del brazo porque ella la verdad no conocía esta casa, salieron al jardín y vieron a Manuel en la espalda de Fernando jugando como si de un avioncito se tratara
-. Es la primera que vez que veo a Manuel tan feliz y sonriente – Elizabeth le susurra a Karyn y ella asiente sorprendida y un calor extraño que iba naciendo en su pecho
Se quedaron mirándolos porque al parecer estaban tan entretenidos que ni cuenta se dieron de su presencia
-. La mesa está servida – María llamaba desde el comedor – y señor Lorenzo ya está aquí
Todos pasaron a la mesa y Manuel estaba encantado de estar sentado junto a María quién logró que acabará su plato entre juego y juego
-. Esta delicioso, nana – Fernando halago su comida
-. Bueno la receta es de Karyn – se defendió ella, todos la miraron y ella se sonrojo
-. Es una receta que me gusta mucho – Karyn se sentía intimidad con todas las miradas sobre ella
-. Bueno esto esta exquisito – comentó Fernando llevando la copa de vino a su boca
-. Gracias – Karyn en realidad no sabía si este hombre era bipolar o algo parecido
-. Amiga, que buenos manos – Elizabeth la halago
-. No había probado nada tan rico – le siguió Lorenzo
-. Son muy amables – respondía Karyn
Después del almuerzo Manuel cayó rendido en la cama y lo acostaron en la habitación que le habían dado, Karyn dudaba ya que a él el asustaba dormir solo; pero no dijo nada ya que estaba en casa ajena. Departieron un momento muy agradable en la sala todos juntos y las risas no faltaron, aunque evitaban que los temas fueran algo personales.
-. Amigo los dejamos – Lorenzo se puso de pie – Karyn mi abogado vendrá mañana a hablar contigo para tomar cartas en el asunto
-. Gracias – Karyn asintió porque no sabía que debía hacer; pero estaba segura que no dejaría libre a la mujer que lastimó a su hijo.
-. Bien – Fernando se despidió con un abrazo de su amigo – solo no olvides que tenemos una conversación pendiente
-. Ya habrá tiempo – Lorenzo sonrió – nos vamos – extendió su mano a Elizabeth y ella la tomó
-. Nos vemos, mañana – se despidió de ambos y salió con Lorenzo.
Lorenzo la ayudo a subir a su auto y el arrancó a un destino desconocido para Elizabeth
-. Lo estás haciendo demasiado misterioso – se quejó Elizabeth ya que le chocaba no tener el control de la situación como estaba acostumbrada.
-. Tranquila ya estamos muy cerca – le respondió con la vista fija en el camino
Llegaron a una casa de cuatro pisos algo alejada de la ciudad y no totalmente en las afueras con un gran jardín a su alrededor, una cerca blanca pintada perfectamente.
-. ¿Dónde estamos? – Elizabeth estaba encantada con el jardín y la gran variedad de flores que tenía.
-. La casa de mis padres- Lorenzo se encogió de hombros mientras Elizabeth se sintió nerviosa sin razón aparente
-. ¿Qué hacemos aquí? – Elizabeth quería salir corriendo de inmediato
-. Ya lo verás – Lorenzo la condujo al segundo piso en donde una gran sala, cocina y comedor – Espérame un momento – él salió dejándola totalmente sola y nerviosa.
-. Buenas tardes – la voz de un hombre de unos cuarenta o cincuenta años vestido con un jean azul, zapatillas blancas y una camia blanca con un mandil que decía “Me encanta la cocina”, la sacó de sus pensamientos
-. Buenas… - Elizabeth sentía temblar sus piernas
-. Supongo que eres la invitada de mi hijo – responde de lo más tranquilo
-. Así... así es – le costaba poder contestar sin tartamudear
-. Un placer soy Lorenzo – Elizabeth lo miró – padre – se dan un apretón de manos
-. Mucho gusto Elizabeth Escalante – Lorenzo se sorprendió mucho porque él al recordaba siendo apenas una niña
-. Vaya yo solo recuerdo a una hermosa niña con cabello castaño claro y sonriente que siempre iba con Emilio a todos lados – Elizabeth sonrió de oreja a oreja
-. Usted conoció a mi padre – Lorenzo asiente
-. Era uno de mis mejores amigos – responde con nostalgia – me sorprendió mucho su muerte y cuando fui a su sepelio no logré reconocerte si no fuera por los abrazos que te daban
-. Ha pasado un largo tiempo son ya casi cuatro años – ella se entristeció de repente
-. Solo debes recordarlo con el amor y aprecio que él les tenía porque de lo que si estoy seguro es que él los adoraba – Elizabeth entendió que él si l conocía
-. ¿Por qué se alejaron? – Elizabeth recordaba a muchas personas; pero a él no mucho – cuando mi esposa enfermó buscamos la cura por todos lados y fui al extranjero con la esperanza de que por fin logrará salvarla
Editado: 21.09.2022