Buscando La Verdad

8

NARRADOR

María junto a Karyn estaban preparado un delicioso almuerzo que hará a más de uno chuparse los dedos; Fernando se encontraba junto a Manuel jugando en la sala con algunos juguetes que habían encontrado en casa.

-. Esto va a quedar muy bueno – Karyn metió la carne en el horno – aunque algunas personas sean unos gruñones

-. Nunca digas de esta agua no he de beber – me responde María llena de diversión

-. Como ha podido aguantarlo tanto tiempo con ese genio capaz de sacar a cualquiera de sus casillas - seguía renegando Karyn

-. Los ojos solo ven lo que desean – María no estaba dispuesta a ponérsela fácil, el timbre sonó

-. Yo voy – Karyn se ofreció antes que María le negara la oportunidad de ir

-. Amiga – Elizabeth le da un gran abrazo en cuanto llego - ¿Cómo te encuentras?

-. Bien – le brinda una sonrisa – gracias

-. Traje una botella de vino –Elizabeth levantó la botella y ella la llevo a la cocina – buenas tardes – saludó

-. Buenas tardes – María la saluda con su ya acostumbrada sonrisa – pase por favor siéntese en unos minutos la mesa estará servida

-. ¿Y Manuel? – Elizabeth pregunta buscándolo con la mirada

-. Jugando con el doctor en el jardín supongo ya que hace podo estaban aquí – Karyn también busca a su niño

-. Vamos a buscarlos – Elizabeth la tomó del brazo porque ella la verdad no conocía esta casa, salieron al jardín y vieron a Manuel en la espalda de Fernando jugando como si de un avioncito se tratara

-. Es la primera que vez que veo a Manuel tan feliz y sonriente – Elizabeth le susurra a Karyn y ella asiente sorprendida y un calor extraño que iba naciendo en su pecho

Se quedaron mirándolos porque al parecer estaban tan entretenidos que ni cuenta se dieron de su presencia

-. La mesa está servida – María llamaba desde el comedor – y señor Lorenzo ya está aquí

Todos pasaron a la mesa y Manuel estaba encantado de estar sentado junto a María quién logró que acabará su plato entre juego y juego

-. Esta delicioso, nana – Fernando halago su comida

-. Bueno la receta es de Karyn – se defendió ella, todos la miraron y ella se sonrojo

-. Es una receta que me gusta mucho – Karyn se sentía intimidad con todas las miradas sobre ella

-. Bueno esto esta exquisito – comentó Fernando llevando la copa de vino a su boca

-. Gracias – Karyn en realidad no sabía si este hombre era bipolar o algo parecido

-. Amiga, que buenos manos – Elizabeth la halago

-. No había probado nada tan rico – le siguió Lorenzo

-. Son muy amables – respondía Karyn

Después del almuerzo Manuel cayó rendido en la cama y lo acostaron en la habitación que le habían dado, Karyn dudaba ya que a él el asustaba dormir solo; pero no dijo nada ya que estaba en casa ajena. Departieron un momento muy agradable en la sala todos juntos y las risas no faltaron, aunque evitaban que los temas fueran algo personales.

-. Amigo los dejamos – Lorenzo se puso de pie – Karyn mi abogado vendrá mañana a hablar contigo para tomar cartas en el asunto

-. Gracias – Karyn asintió porque no sabía que debía hacer; pero estaba segura que no dejaría libre a la mujer que lastimó a su hijo.

-. Bien – Fernando se despidió con un abrazo de su amigo – solo no olvides que tenemos una conversación pendiente

-. Ya habrá tiempo – Lorenzo sonrió – nos vamos – extendió su mano a Elizabeth y ella la tomó

-. Nos vemos, mañana – se despidió de ambos y salió con Lorenzo.

Lorenzo la ayudo a subir a su auto y el arrancó a un destino desconocido para Elizabeth

-. Lo estás haciendo demasiado misterioso – se quejó Elizabeth ya que le chocaba no tener el control de la situación como estaba acostumbrada.

-. Tranquila ya estamos muy cerca – le respondió con la vista fija en el camino

Llegaron a una casa de cuatro pisos algo alejada de la ciudad y no totalmente en las afueras con un gran jardín a su alrededor, una cerca blanca pintada perfectamente.

-. ¿Dónde estamos? – Elizabeth estaba encantada con el jardín y la gran variedad de flores que tenía.

-. La casa de mis padres- Lorenzo se encogió de hombros mientras Elizabeth se sintió nerviosa sin razón aparente

-. ¿Qué hacemos aquí? – Elizabeth quería salir corriendo de inmediato

-. Ya lo verás – Lorenzo la condujo al segundo piso en donde una gran sala, cocina y comedor – Espérame un momento – él salió dejándola totalmente sola y nerviosa.

-. Buenas tardes – la voz de un hombre de unos cuarenta o cincuenta años vestido con un jean azul, zapatillas blancas y una camia blanca con un mandil que decía “Me encanta la cocina”, la sacó de sus pensamientos

-. Buenas… - Elizabeth sentía temblar sus piernas

-. Supongo que eres la invitada de mi hijo – responde de lo más tranquilo

-. Así... así es – le costaba poder contestar sin tartamudear

-. Un placer soy Lorenzo – Elizabeth lo miró – padre – se dan un apretón de manos

-. Mucho gusto Elizabeth Escalante – Lorenzo se sorprendió mucho porque él al recordaba siendo apenas una niña

-. Vaya yo solo recuerdo a una hermosa niña con cabello castaño claro y sonriente que siempre iba con Emilio a todos lados – Elizabeth sonrió de oreja a oreja

-. Usted conoció a mi padre – Lorenzo asiente

-. Era uno de mis mejores amigos – responde con nostalgia – me sorprendió mucho su muerte y cuando fui a su sepelio no logré reconocerte si no fuera por los abrazos que te daban

-. Ha pasado un largo tiempo son ya casi cuatro años – ella se entristeció de repente

-. Solo debes recordarlo con el amor y aprecio que él les tenía porque de lo que si estoy seguro es que él los adoraba – Elizabeth entendió que él si l conocía

-. ¿Por qué se alejaron? – Elizabeth recordaba a muchas personas; pero a él no mucho – cuando mi esposa enfermó buscamos la cura por todos lados y fui al extranjero con la esperanza de que por fin logrará salvarla




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