Buscando La Verdad

18

EN LA COMISARÍA

NARRADOR

Emiliano llegó a la oficina de Renzo y entró muy ansioso

-. Buenos días – él lo saludó

-. Por favor dígame que ya han encontrado a mi hermana – Emilio se dejó caer en la silla frente al escritorio

-. Estamos investigando – David ingresó con un vaso de agua para Emilio – esperamos que usted pudiera ayudarnos ya que su madre se ha molestado por despertarla tan temprano – Emilio dio un golpe seco en el escritorio

-. Porque no me sorprende – se notaba el dolor en su voz – a ella solo le interesa el dinero

-. Lamento oír eso – Renzo se daba cuenta que en realidad estos jóvenes no tenían apoyo de nadie ya que su padre no estaba aquí para consolarlos y ayudarlos

-. ¿En qué puedo ayudarle? – Emilio necesitaba saber que su hermana estaba bien, era la única que consideraba familia después de ya haber abierto los ojos respecto al tema de su madre

-. Primero necesito que revise esta información – le entregó los fólderes que tenían toda la investigación del detective que Elizabeth había contratado

Después de casi una hora Emilio no podía ocultar su asombro por todos los datos que estaba descubriendo en ese momento, termino de leer el reporte y el color de sus mejillas se había un poco.

-. Esto es mucho para procesar – Renzo asintió – ella nunca me dijo nada

-. Quizá no quería preocuparlo – intervino David

-. Ella siempre protege a todos y se olvida de cuidarse así misma – Emilio dice con tristeza – por favor debemos encontrara antes que le hagan daño

-. Haremos lo posible – Renzo sabe que no debe comprometerse emocionalmente y por eso su respuesta parece algo fría

-. ¿Qué puedo hacer? – Emilio deseaba sentirse útil

-. No tiene alguna sospecha de quién quería ver morir a su padre – Emilio intenta recordar algo de esos días pasan unos minutos

-. Solo recuerdo la visita de un hombre extraño una noche antes – Renzo le prestaba atención – era extraño porque hablo con mamá en la oficina de papá, en susurros y se fue justo antes de que papá regresará

-. ¿Vio su rostro?

-. No podía tan solo recuerdo un anillo dorado con una serpiente que tenía un ojo rojo posiblemente un rubí – resumió Emilio

-. ¿Pudo escuchar de qué hablaban? – Renzo necesitaba una pista

-. Entre murmullos distinguí algunas palabras – Emilio se esforzaba por recordar – eliminar a alguien porque se negó a llevar o entregar algo, no podía entender claramente

-. Espere un momento – Renzo se dio media vuelta y buscaba algo específico, lo abrió y lo extendió en la mesa – un anillo como este – señala la foto

-. Es el mismo – Emiliano respondió sin dudar - ¿Quién es él? Y…

-. Buenos días – Renzo cerró de inmediato el folder y lo puso en su cajón

-. Vaya al fin te apareces – Emiliano le reprocha – y estás tan… - intentaba no explotar

-. Acaso es tan grave – el desinterés de la mujer estaba a punto de sacar de sus casillas a su hijo y a los presentes

-. Señora – Renzo sabía que era momento de intervenir – olvide decirle que ya no era necesaria su presencia – la mujer lo miraba con fuego en los ojos – porque el joven – señala a Emiliano ya nos ha proporcionado la información necesaria

-. Vaya – miro a su alrededor – debería ser más considerado porque no me gusta perder mi tiempo

-. Puede regresar a sus actividades diarias – Renzo detuvo a – Emiliano que estaba punto de estallar en contra de esa mujer

-. Siempre haciéndose la interesante – dijo mientras caminaba a la salida

-. ¿Por qué no me dejo decirle sus verdades? – reclama Emiliano

-. Era una pérdida de nuestro tiempo – responde Renzo tranquilo – volvamos a donde nos quedamos – saca el folder en la misma fotografía, Emiliano volvió su atención a la foto

-. Esta mujer se me hace conocida – señalo a una mujer de cabello pelirrojo teñido vestida de manera elegante con un maquillaje sobrio que estaba del brazo con el hombre del anillo

-. Mírela con atención – Renzo lo animaba – porque la conocemos y no me había dado cuenta hasta hace un par de días

Emiliano se concentró en la foto, tratando de recordar porque esa mujer se le hacía tan familiar

-. ¿Dónde está ella? – un Lorenzo desarreglado y exasperado entro como un remolino en la comisaría

-. ¿Y usted es? – David pregunta porque era la primera vez que lo veía

-. Lorenzo el…

-. Un amigo cercano de mi hermana – interviene Emilio

-. Ella está bien ¿ya la encontraron? ¿saben algo? – se acercó a Emiliano a preguntar

-. Aún no sabemos mucho – dijo resignado

-. Me parece que tenemos una pista – Renzo intervino – porque esto está conectado con la muerte de su padre

A LAS AFUERAS DE LA CIUDAD

-. Es hora de despertar, bella durmiente – Elizabeth sentía que acariciaban su mejilla; fue despertando poco a poco hasta que recordó donde estaba

-. No te atrevas a tocarme – lo desafío – te repito que tu toque solo me provoca asco

-. Vamos – intento acercar su mano de nuevo y ella movió su rostro – lo de ayer no te hizo reflexionar

-. Te lo vuelvo a decir – lo miro con fuego en los ojos – prefiero que me mates antes que volver a sentir tu toque

-. Porque- le dio una bofetada fuerte – eres tan testaruda – otra más – esto me duele a mí más que a ti – otra bofetada que logro hacer que la sangre corriese de nuevo – pero tú lo provocas – se acercó a sus labios, ella escupió

-. Ya te lo dije mátame de una vez – sonaba decidida a pesar que su voz era ya algo pagada

-. Aun no es momento – una voz detuvo la mano de José que iba a golpearla otra vez, Elizabeth veía una silueta algo borrosa que se acercaba cada vez más

-. No te metas en esto – José le dijo con rabia

-. Te recuerdo – lo tomó de la barbilla – querido que si no fuera por mí tú ni siquiera podrías estar aquí al lado de esta mustia




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