NARRADOR
-. Señor se están moviendo ambos – David entraba en la oficina de Renzo con un radio en la mano
-. Se dirigen al mismo lugar – Renzo tiene una expresión serena
-. Sí
-. Bien preparen al equipo – Renzo se coloca su chaleco y revisa su arma para verificar sus municiones estén completas
-. Yo también voy – ingresa Devora
-. Ni pensarlo – Renzo se opone – apenas puedes mantenerte en pie y prefiero no exponerte
-. Pero…
-. Es por tu bien, lo siento – Renzo salió dejándola con la palabra en la boca porque estaba seguro que, de seguir frente a ella, ella podría averiguar que él se preocupaba más de lo que demostraba
Devora se quedó muy enojada, aunque entendía porque era la verdad ese maldito disparo la tenía coja; se sentó y solo le quedaba esperar a noticias favorecedoras.
Unos quince policías estaban de camino encabezados por Renzo quien a pesar de su rostro sereno y sin expresión, por dentro estaba ansioso y con toda la adrenalina recorriendo cada centímetro de su piel.
EN LA CABAÑA DERRUIDA
-. TÚ – Elizabeth estaba atónita, sentía que no podía respirar al reconocer a la mujer que tenía enfrente – ESTO NO PUEDE SER – de la impresión ella se desvaneció
-. Esta mocosa no aguanta nada – la mujer la tomó de la barbilla – siempre tan inútil como siempre
-. La vas a volver loca – reclamo José
-. Eres un imbécil – le grito ella de vuelta
-. Mira ya me cansé quiero que la hagas firmar tus malditos papeles y llevármela lejos en donde pueda ser feliz junto a ella – dijo con cansancio
-. No te entiendo cómo es que te obsesionaste con esta – la señala con odio
-. ¿Qué haces aquí? - reclama José ya que él tenía otros planes en mente
-. Pues vine con los papeles que necesitaba que ella firme y ahora tendremos que buscar a manera de despertarla pronto – le hizo una señal al guardia de la puerta, el cual regreso a los minutos con un balde de agua de unos cuatro litros aproximadamente y se lo tiro encima
-. No te pases – José intento detenerla
-. Ya déjame – Elizabeth se sacudió, pero con la poca fuerza que le quedaba apenas y logró abrir los ojos – espabílate, necesito de tu firma – la toma del cabello – rápido – tiraba su cabello – por Dios no quiero seguir perdiendo mi tiempo
-. Está muy débil – intervino José – no ha comido en todo este tiempo
-. Eso a mí no me importa – le gritó apartándolo
-. Mira mujer – él al tomo del brazo – tú no la vas a lastimar
-. Yo – se rio en su cara – pero acaso no ves como al has dejado tú – en ese momento a José le remordió la poca conciencia que le quedaba
-. Yo no quise… - miraba sus manos y las veía llena de sangre a pesar de que estaban limpias – ella…
-. Ahora no te metas – lo aparto y tomo el folder para acercarlo a Elizabeth
-. Señora unos autos se acercan por la entrada – entro uno de los guardias a informar
-. Que todos estén en sus puestos – ordenó ella – parece que si se preocupan por ti y yo me equivoque
-. Si señora – se retro trotando
-. ¿Qué está pasando?
-. Al parecer han venido a buscarla – responde con rabia – y esto va a arruinar nuestros planes
-. No voy a dejar que la alejen de mí, no otra vez – José caminaba como un loco
-. Bueno debemos buscar una solución, pero rápido – ella estaba nerviosa hasta que se oyó el primer disparo
-. Ya es tarde – José intentó desatarla – tengo que llevármela de aquí de inmediato - la mujer lo apartó
-. Aún no he conseguido mi objetivo – le grito y Elizabeth cayó de espaldas perdiendo el conocimiento
-. Demonios ¿Qué vamos a hacer? – José estaba muy nervioso
-. Que harás tu porque yo me voy de aquí – ella intento salir, José la detuvo del brazo
-. Tú me convenciste de seguir tu plan y ahora nos vamos a hundir juntos – puso sus manos alrededor de su cuello
-. Estás loco – hablo con dificultad
-. No me interesa – él seguía apretando
-. SUÉLTALA – Renzo entró en la habitación y apunto con su arma a José – no agraves más tu situación
-. CÁLLATE – respondía el fuera de sí – MI VIDA YA NO TIENE SENTIDO – y termino de asfixiar a la mujer
-. Por favor, esto no debe terminar así – Renzo sabía que él n pensaba salir vivo de este lugar
-. Ahora falta ella – se acercó a Elizabeth
-. Aléjate - Renzo advirtió y disparó a su pierna; pero José parecía no sentir nada y seguía caminando – no la toques – otro disparo n el brazo y él seguía caminando así que Renzo no tuvo más remedio que dispararle en el pecho y al fin el cayó a un costado de Elizabeth con una sonrisa ya que supuso que ella había perdido la vida y estarían juntos en el más allá.
Entraron los paramédicos y se llevaron a Elizabeth a un hospital. Lo más doloroso fue cuando Emiliano ingresó y vio a su madre muerta.
-. No quise creer que tú estuvieras detrás de todo el dolor de nuestra familia, pero al final el karma llegó de la peor manera – salió para acompañar a su hermana en la ambulancia.
Renzo dio indicaciones de llevar ambos cuerpos a la morgue y detener a aquellos que se encontraban ahí en ese momento, David se le acercó para recordarle que debía llamar a Devora con las buenas nuevas y así lo hizo.
ENE L HOSPITAL
Emiliano se encontraba caminando de un lado a otro esperando noticias sobre el estado de salud de su hermana, estaba dolido, triste, enojado y frustrado por enterarse la verdad detrás de todo lo que sucedió años atrás; pero no estaba tan conmocionado porque su madre nunca había estado presente y o era para tanto.
-. ¿Cómo está? – Lorenzo con un rostro pálido y ojeroso llegaba a su lado
-. No me han dicho nada aún – respondió él y llevó a que Lorenzo se sentará
-. ¿Quién estaba detrás de todo esto? – Emiliano bajo la mirada y tomó su cabeza entre sus manos
Editado: 21.09.2022