Buscando La Verdad

20

NARRADOR

-. Señor se están moviendo ambos – David entraba en la oficina de Renzo con un radio en la mano

-. Se dirigen al mismo lugar – Renzo tiene una expresión serena

-. Sí

-. Bien preparen al equipo – Renzo se coloca su chaleco y revisa su arma para verificar sus municiones estén completas

-. Yo también voy – ingresa Devora

-. Ni pensarlo – Renzo se opone – apenas puedes mantenerte en pie y prefiero no exponerte

-. Pero…

-. Es por tu bien, lo siento – Renzo salió dejándola con la palabra en la boca porque estaba seguro que, de seguir frente a ella, ella podría averiguar que él se preocupaba más de lo que demostraba

Devora se quedó muy enojada, aunque entendía porque era la verdad ese maldito disparo la tenía coja; se sentó y solo le quedaba esperar a noticias favorecedoras.

Unos quince policías estaban de camino encabezados por Renzo quien a pesar de su rostro sereno y sin expresión, por dentro estaba ansioso y con toda la adrenalina recorriendo cada centímetro de su piel.

EN LA CABAÑA DERRUIDA

-. TÚ – Elizabeth estaba atónita, sentía que no podía respirar al reconocer a la mujer que tenía enfrente – ESTO NO PUEDE SER – de la impresión ella se desvaneció

-. Esta mocosa no aguanta nada – la mujer la tomó de la barbilla – siempre tan inútil como siempre

-. La vas a volver loca – reclamo José

-. Eres un imbécil – le grito ella de vuelta

-. Mira ya me cansé quiero que la hagas firmar tus malditos papeles y llevármela lejos en donde pueda ser feliz junto a ella – dijo con cansancio

-. No te entiendo cómo es que te obsesionaste con esta – la señala con odio

-. ¿Qué haces aquí? -  reclama José ya que él tenía otros planes en mente

-. Pues vine con los papeles que necesitaba que ella firme y ahora tendremos que buscar a manera de despertarla pronto – le hizo una señal al guardia de la puerta, el cual regreso a los minutos con un balde de agua de unos cuatro litros aproximadamente y se lo tiro encima

-. No te pases – José intento detenerla

-. Ya déjame – Elizabeth se sacudió, pero con la poca fuerza que le quedaba apenas y logró abrir los ojos – espabílate, necesito de tu firma – la toma del cabello – rápido – tiraba su cabello – por Dios no quiero seguir perdiendo mi tiempo 

-. Está muy débil – intervino José – no ha comido en todo este tiempo

-. Eso a mí no me importa – le gritó apartándolo

-. Mira mujer – él al tomo del brazo – tú no la vas a lastimar

-. Yo – se rio en su cara – pero acaso no ves como al has dejado tú – en ese momento a José le remordió la poca conciencia que le quedaba

-. Yo no quise… - miraba sus manos y las veía llena de sangre a pesar de que estaban limpias – ella…

-. Ahora no te metas – lo aparto y tomo el folder para acercarlo a Elizabeth

-. Señora unos autos se acercan por la entrada – entro uno de los guardias a informar

-. Que todos estén en sus puestos – ordenó ella – parece que si se preocupan por ti y yo me equivoque

-. Si señora – se retro trotando

-. ¿Qué está pasando?

-. Al parecer han venido a buscarla – responde con rabia – y esto va a arruinar nuestros planes

-. No voy a dejar que la alejen de mí, no otra vez – José caminaba como un loco

-. Bueno debemos buscar una solución, pero rápido – ella estaba nerviosa hasta que se oyó el primer disparo

-. Ya es tarde – José intentó desatarla – tengo que llevármela de aquí de inmediato -  la mujer lo apartó

-. Aún no he conseguido mi objetivo – le grito y Elizabeth cayó de espaldas perdiendo el conocimiento

-. Demonios ¿Qué vamos a hacer? – José estaba muy nervioso

-. Que harás tu porque yo me voy de aquí – ella intento salir, José la detuvo del brazo

-. Tú me convenciste de seguir tu plan y ahora nos vamos a hundir juntos – puso sus manos alrededor de su cuello

-. Estás loco – hablo con dificultad

-. No me interesa – él seguía apretando

-. SUÉLTALA – Renzo entró en la habitación y apunto con su arma a José – no agraves más tu situación

-. CÁLLATE – respondía el fuera de sí – MI VIDA YA NO TIENE SENTIDO – y termino de asfixiar a la mujer

-. Por favor, esto no debe terminar así – Renzo sabía que él n pensaba salir vivo de este lugar

-. Ahora falta ella – se acercó a Elizabeth

-. Aléjate - Renzo advirtió y disparó a su pierna; pero José parecía no sentir nada y seguía caminando – no la toques – otro disparo n el brazo y él seguía caminando así que Renzo no tuvo más remedio que dispararle en el pecho y al fin el cayó a un costado de Elizabeth con una sonrisa ya que supuso que ella había perdido la vida y estarían juntos en el más allá.

Entraron los paramédicos y se llevaron a Elizabeth a un hospital. Lo más doloroso fue cuando Emiliano ingresó y vio a su madre muerta.

-. No quise creer que tú estuvieras detrás de todo el dolor de nuestra familia, pero al final el karma llegó de la peor manera – salió para acompañar a su hermana en la ambulancia.

Renzo dio indicaciones de llevar ambos cuerpos a la morgue y detener a aquellos que se encontraban ahí en ese momento, David se le acercó para recordarle que debía llamar a Devora con las buenas nuevas y así lo hizo.

ENE L HOSPITAL

Emiliano se encontraba caminando de un lado a otro esperando noticias sobre el estado de salud de su hermana, estaba dolido, triste, enojado y frustrado por enterarse la verdad detrás de todo lo que sucedió años atrás; pero no estaba tan conmocionado porque su madre nunca había estado presente y o era para tanto.

 -. ¿Cómo está? – Lorenzo con un rostro pálido y ojeroso llegaba a su lado

-. No me han dicho nada aún – respondió él y llevó a que Lorenzo se sentará

-. ¿Quién estaba detrás de todo esto? – Emiliano bajo la mirada y tomó su cabeza entre sus manos




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