Buscando mi chico cliché ©

Capitulo 8. "Sentimientos desvocados" Parte II

 

Me muevo un poco y siento el peso del brazo de Thiago encima de mí. Si, el chico se quedó a dormir, lo que hace que mis sentimientos se intensifiquen como, por ejemplo: La vergüenza.

No soy una experta en el sexo, y estoy segura de que lo hice pésimo, pronto despertará y me carcomerá la duda de que piensa de mi ¿Cómo lo abre hecho? ¿estuve bien? ¿le gusto? ¡Dios! ¿Por qué a mí? Se suponía que debía irse antes de que yo despertara, eso es lo que siempre pasa en los libros de romance.

No dormí en casi toda la noche, no sé qué hora era, pero cuando pude al fin ignorar mis pensamientos y cerrar los ojos eso solo duro una o dos horas ya que el sol salió enseguida.

Miro el desastre de la habitación con una duda en mi mente ¿Qué somos? Se supone que éramos novios, pero eso solo fue para lograr nuestros objetivos, el casi logro el suyo ¿pero yo? Aun me tiembla todo cuando veo un chico de lejos.

Lanzo un suspiro agradeciendo que a mis padres también le diera por hacer cochinadas y no llegaron a casa, y que Margot llego tan cansada que no se preocupó en revisar si me encontraba en la habitación.

Porque si, cuando mis padres quieren tener sexo van a un hotel o tienen una cita, todo muy romántico, y eso siempre pasa con un gran gesto, lo último que recuerdo que mi madre nos conto fue que nuestro padre le hizo una búsqueda del tesoro; dejando cartas con pistas y se encontraron en una playa privada. Según ellos así no se apaga la llama del amor.

En verdad me gustaría relación como de ellos; a base de confianza y amor. Admiro a mis progenitores, sobre todo a mi padre, por el soy quien soy, y ambos siempre me apoyan, aunque a veces no estén de acuerdo conmigo.

Intento salir de debajo de las fauces del dragón sin despertarlo, una misión considerada imposible por muchos, también considerada un suicidio. Pero para mí es perder la dignidad ante su amenazante y cautivadora mirada.

—Dios mío ¿Qué come este hombre? —Inquiero susurrando. Su brazo pesa como cinco kilos.

Luego de maniobrar y arrastrarme por la cama como una serpiente pude respirar nuevamente y sentir el sol en mi rostro. Esa montaña que tiene por nombre Thiago no permitía que la luz me llegara.

Me pongo un camisón de los muchos que tengo tirados por mi armario y me dirijo a la cocina a esperar a que el bello durmiente despierte y poder enviarlo a su castillo.

Luego de dar unos pasos para salir de la habitación un pequeño ardor aparece en mis partes, lo ignoro y sigo mi camino.

Al llegar a la cocina me llevo la sorpresa de que mi hermana está en esta y me llevo tremendo susto.

—¡Ah! —Grito dando un pequeño salto en mi lugar. Llevo una mano a mi pecho y respiro pausadamente tratando de tranquilizar los latidos descontrolados de mi corazón.

Creo que se me subió la presión.

Margot me mira con mala cara, y sé que vivimos juntas, y que yo sabía que ella estaba en la casa, pero no esperaba verla tan temprano, estoy muy nerviosa últimamente, pero bueno, cualquiera estaría nervioso si tuviera a un chico semi desnudo en su habitación y a la chismosa de su hermana rondando la casa.

—Ni que fuera tan fea —dice mirándome. Sus ojos me recorren desde la cabeza a los pies deteniéndose en mi camisón—. ¿De quién es ese camisón?

Frunzo el ceño confundida, bajo la mirada a mi cuerpo y lo único que puedo pensar es: Tierra trágame.

¿no podía ser más estúpida?

Resulta que de todos los lugares en donde pudo haber parado la camisa que busque para Thiago cayo justo encima de la silla donde pongo mi ropa cuando me la pruebo u olvido guardarla, y si justo ahora tengo puesta su ropa.

Mis mejillas arden y se tornan de color rojo. desvío la mirada del rostro de Margot intentando pensar en una buena mentira. Algo bastante difícil teniendo en cuenta que no se mentir.

—Mio… —Digo y me maldigo al instante al ver que mi respuesta salió en apenas perceptible susurro.

Es obvio que ella sabe que miento, después de todo esto lo saque de su habitación.

Margot me mira con los ojos entrecerrados—. ¿Con quién estuviste Polly?

Ya no puedo, perdón soy débil, no se mentir, no me he desayunado y no deseo desmayarme o vomitar por los nervios.

Bajo la mirada y juego con mis dedos antes de responder—. Con Thiago… —Murmuro avergonzada. Juro que mi rostro se puso aún más rojo de lo que estaba.

—¡No! ¿En serio? —Pregunta y yo asiento—. Y yo que creía que morirías virgen.

Le lanzo un pequeño golpe en el hombre y ella se queja.

—Ya, ya. Perdón —Sonríe un poco para luego ponerse seria—. Deberías decirle a mamá, ya sabes cómo es nuestro padre contigo.

Asiento sonriendo un poco. Lo sé, soy una consentida y mi padre moriría si se entera de algo así, para el ningún hombre es digno para su bebé.

Por si aún no es obvio su bebé soy yo.

Veo a mi hermana sacar varias naranjas y los ingredientes correspondientes a una tostada, me siento a observarla y en eso suena el timbre. Margot me mira como esperando algo y yo niego.

—Ve tú, yo me encargo de la comida —Ella asiente y se dirige a la puerta principal.

Comienzo a preparar el jugo y desde la cocina escucho como la puerta es cerrada.

—¡Margot quien es! —Grito desde la cocina.

Pongo los panes en la tostadora y escucho la voz de mi padre detrás mío.

—Cariño… Necesitamos hablar —Me volteo. Su voz se escucha rota y sus ojos se ven rojos como si hubiera estado llorando.

Asiento y lo sigo hasta la sala de estar, en esta tres personas se encuentran sentadas esperándonos. Mi madre y hermana y… ¿Sasha?

Mis ojos escanean la situación con sutileza: Mamá se encuentra con los ojos rojos sosteniendo la mano de mi hermana mientras le da una mirada asesina al castaño en frente suyo. Mientras tanto Sasha parece incomodo con la mirada de mi madre, evita mirarla a los mientras, sus ojos se posan en cada objeto de la sala excepto en mi madre.




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