Sin llegar a sentir como el tiempo iba transcurriendo, ya había terminado la primera unidad y estaban empezando la segunda unidad. Todos en la clase se conocían un poco mejor y ya todos sabían con quien juntarse dependiendo de la situación en la que se encontraban.
Wilson, por su parte, había logrado entablar conversaciones con tres compañeros y prefirió quedarse en la fila de atrás en lugar de tener que sentarse en los asientos de enfrente o en medio. Aunque tampoco parecía tener la menor intención de tratar de convivir con los demás a su alrededor, él mantenía en su mente el “aunque no me relacione de forma activa con los demás, no significa que ellos no existen o que yo no lo existo, sino que es porque somos de diferentes pensares que posiblemente lleguen a interactuar si es que fuera necesario o puede que sólo estemos de paso en la vida del otro”.
Wilson lo que quería en estos momentos, aunque su vida no fuera tan animada como las grandes historias de personajes que nacen desde lo más bajo o más alto para convertirse en merecedores de lograr grabar sus nombres en la historia y ser la envidia de muchos como ser idolatrados por otros, sólo podía decir que estaba tratando de lograr encontrar su camino en la vida. Él no deseaba morir de una forma monótona, tampoco quería ser el centro de atención, sólo trataba de encontrar un lugar en la cual él pudiera pertenecer, algo que le motivara a poder moverse, que lo impulsara y lo hiciera cambiar de parecer.
Entre el estudio, que era en lo que en sí se centraba, no era el mejor ni el peor, ya no anhelaba buscar los puestos altos, sólo quería aprender. Pero lo que no podía dejar de ver era aquel pasado que le seguía siendo las cadenas que lo mantendría sin llegar avanzar en lo largo de su vida.
Wilson era consciente que en algún punto de su vida llego a perder el camino y no podía encontrar donde era ni como poder remediarlo. Lo único que necesitaba en este momento era tratar de seguir la corriente que se le presentaba y no ir más allá de lo que pudiera conocer. El poder ser asertivo y de lograr mantener una conversación que no tenga en lo más mínimo el interés personal de él, era todo lo que había logrado a través del trascurrir de su vida en el básico.
Aunque todavía parecía que las respuestas que daba eran un poco rígidas, al parecer como si las hubiera practicado con anticipación para poder darla en cualquier momento sin hacer algún cambio en la que demostrara lio que realmente el piensa o siente sobre ello, en su mirar ahora podía sentirse un vacío que había estado creciendo poco a poco y no era capaz de comprender sus propias emociones ni como controlarlas si estas se llegasen a salir de control.
Pero la realidad entre todo esto, era más que todo la inmadurez que emanaba de su ser. Aunque Wilson pretendiera ser lo más correcto posible y tratara de ser como una máquina que ya está programada cada una de sus acciones que ha de hacer, esto era lo que en sí demostraba lo inmaduro que era en su interior.
El ser que, mientras hacia las tareas, él en realidad podría decirse que era una persona un poco más relajada y en realidad no quería hacerlos, pero siempre había algo que le hacía sentir la necesidad de tratar de ser aplicado, aunque no fuera tan perfecto.
La personalidad y las emociones descontroladas que nacían en su época de adolescencia, era lo suficiente razonable como para hacerle ser ciego de lo que en realidad pasaba a su alrededor. En Wilson, una vez que ya estaba terminando su tarea, vio que sus compañeros se acercaron a él y, entre las primeras cosas que era lo típico en escuchar, le dijeron “dame copia de la tarea”.
Aunque a Wilson no le importaba en lo más mínimo el tener que darles copia de su tarea, no se daba cuenta que en cierta medida no era lo correcto, sin embargo, aunque no era lo correcto, tampoco se podía decir que en sí fuera algo que debería de ser visto como algo ilógico o como un tabú. Si en todo lo que transcurre de su vida estudiantil, Wilson se había dado cuenta que esto era algún tipo de mecanismo que siempre transcurría en todo nivel académico y el erradicarlo no sería posible mientras no se encuentren las fuerzas de terminar con este círculo vicioso.
Wilson, con una sonrisa un poco sincera, ya que no demostraba en si el estar contento por completo pero tampoco era que no lo estuviera, se sentía como que no lograba encajar en lo más mínimo en las diferentes corrientes de la clase, por lo que ya no trataba de hacerlo.
El intentar seguir lo que era la corriente de los demás le había sido fácil anteriormente, pero lo que el no se esperaba de esto era que terminaría cansado muy pronto de seguirlas y mantener cumpliendo las altas expectativas que nacían de estas. Wilson, aunque le pudieran llamar “viejo” en este momento, esto sólo se debería al hecho de no lograr llegar a cumplir con las expectativas puestas en cada una de las corrientes que tratara de seguir.
El poder ser un poco anticuado tal vez era lo mejor para él. Wilson, que casi era ignorante de la mayor parte de eventos relevantes para los de su generación, era un problema en sí, pero el tratar de llegar a conocer estos grandes eventos, no le traía en sí una satisfacción ni mucho menos le daban un gran entusiasmos como a las personas que lo rodeaban.