Una vez más el panorama del muchacho de piel pálida como el azúcar y cabello verde como una bola de helado de menta, eran esas paredes blancas y sumamente estrechas del cuarto de interrogación. Sus codos se encontraban recargados en la fría mesa de metal, mientras la mirada del mismo hombre entrajetado y serio lo observaba con suma sorpresa.
Suga Miller, o en este caso Min Yoongi, ya que había revelado que ese era su verdadero nombre, había confesado absolutamente todo lo ocurrido con su familia, específicamente con su tío Yoosun, desde lo ocurrido cuando era tan solo un niño, hasta el ahora con los sucesos de la muerte de su hermano.
Era una historia verdaderamente impresionante para el investigador. No recordaba haber escuchado algo similar en sus muchos años de carrera, y para ser sincero, por primera vez se sentía sumamente perdido y confundido.
Por un lado se encontraba un joven de 18 años señalando el intento de homicidio que su tío le había propiciado hacia diez años atrás, además de acusarlo por haberle disparado a su hermano mayor, quien había sido obligado por años a tomar su identidad para así él tener el poder de toda la familia.
Y por otro lado estaba Min Yoosun, el hombre ahora más millonario de todo el país, quien tenía una infinidad de negocios y tratos con mucha gente de distintos rangos, y quien acusaba al muchacho de cabellos verdes como un asesino psicópata que le había arrebatado la vida a su único sobrino con el objetivo de robarle esa noche como un vil ladrón.
Claro estaba que la historia de Suga era mucho más creíble, ya que muchos de sus muy detallados relatos hacían sentido con la larga y misteriosa historia que toda Corea conocía de los Min.
— necesito una prueba de tu sangre —soltó el hombre tras escuchar la muy larga historia del pálido. Tratando de encontrar la mejor y más rápida solución para todo el enredo que había escuchado— debo comprobar que tú y Min Yoosun son familia
— para mí no hay problema en darle esa prueba, pero con ese hombre no la conseguirá fácil... —le señaló el pálido refiriéndose a su tío.
Todo sonaba como si las cosas estuvieran de lado de Suga, pero en realidad no era así de fácil. Yoosun estaba lleno de poder, lleno de dinero, lleno de corrupción. Él podía fácil mente ofrecer sumas muy grandes de dinero para salvarse de cualquier problema por más grave que fuera. Pero lo que el millonario ignoraba era que ese investigador prefería la justicia ante la corrupción, y por nada del mundo iba a permitir que lo engañara con historias falsas y negocios negros.
Comprobar que ellos dos eran familia, era el primer paso para dar un muy grande punto a favor de Suga.
— yo me encargaré de eso —habló el hombre con confianza, recorriendo su silla para ponerse de pie— mientras tanto tú permaneceras aquí, no puedo arriesgarme a soltarte aún sin comprobar que eres 100% inocente
Y sin más que decir salió de la habitación dejando al pálido ahí, quien después de unos minutos fue llevado a su celda de nuevo, donde la soledad y la oscuras eran su única compañía.
Ajenos de todo lo que pasaba en el interior de la prisión, Jin y Valery se encontraban sentados en la entrada de la comisaría esperando al padre del ya mencionado, quien era un importante y muy eficiente abogado.
Él había aceptado ayudar a Suga en el caso, no solo por ser amigo de su apuesto hijo, si no porque la historia le había realmente calado hasta los huesos.
— ¿crees que tu padre pueda ayudarlo? —Preguntó la rubia al mundialmente apuesto muchacho sentado junto a ella. Él con una sutil sonrisa se giró a verla para responder su pregunta.
— mi padre jamás a perdido un caso, al igual que el padre de Namjoon —respondió, la muchacha mostró un poco de sorpresa al escucharlo— no se si lo sepas pero ellos dos manejan un bufete de abogados, y son bastante buenos
— yo no lo sabía, suena impresionante
— supongo que si —el joven con amabilidad hizo un mechón de cabello que caía en el rostro de la muchacha para atrás pasándolo por detrás de su oreja, antes de continuar— estoy seguro que con toda la información que poseemos, y los muchos años de experiencia de mi padre podremos ganar y demostrar la inocencia de Suga
La joven mostró una mirada pensativa antes de perderse en sus tantos pensamientos. ¿Que pasaría si la inocencia de Suga no era confirmada? ¿Realmente tendría que estar en prisión par tantos años?, si era así cual sería el plan, que seguiría después. Realmente serían capaces de tener una vida juntos estando separados por muros.
La joven tenía su cabeza llena de esas preguntas sin respuesta, mientras miraba sus botas negras en sus pies estirados debajo la acera, hasta que por reflejo las flexiono hacia ella al sentir un enorme auto estacionarse justo en frente.
Jin levantó la mira al percatarse de ello también, quedando impresionado ante un hermoso y muy lujo auto deportivo de color blanco.
Por alguna razón, ambos se quedaron observando con atención, viendo cómo un par de hombres entrajetados, con lentes negros, y un rostro malhumorado salían de éste, aparentemente escoltando a alguien.
La rubia abrió sus ojos más de normal al notar al famoso millonario Min Yoosun bajar del vehículo por detrás de los hombres de negro, mostrando un rostro imponente y algo fastidiado.
— llamen a mi abogado —habló el millonario dirigiéndose a sus escoltas, quienes caminaban detrás de él— no sé para que carajos me hicieron venir... ese mocoso debería estar ya en la prisión más cruel de éste mísero lugar
La joven sintió una enorme rabia apoderarse de su cuerpo, al ver a ese hombre como si nada pasara, paseando en ese coche tan lujoso, usando ropa de las marcas más costosas, y hablando con 4 hombres sobre Suga de una manera bastante repugnante, como si el pelimenta fuera la escoria más grande en todo el mundo, cuando en realidad era todo lo contrario.
— ¡es ese hombre!... —rabió la muchacha levantándose de un solo movimiento de donde se encontraba. Con su dedo índice señaló al millonario con enojo, viendo cómo los entrajetados, e incluso él mismo señalado la observaban— ¡es él el que le arrebató la vida a Yoongi!... ¡y es también él que mato a su hermano!
El hombre enseguida mostró un rostro completamente sorprendido y una mirada shokeada. Sintiéndose expuesto y algo temeroso.
Jin al notar la expresión del hombre, tomó a la joven por los hombros y la hizo relajar su cuerpo, calmandola un poco.
— Val cálmate... —le susurró el muchacho al verla de esa manera.
Yoosun sin siquiera disimular, recorrió a ambos jóvenes con la mirada, observando cada mínimo detalle. Luego sin dejar de observarlos se acercó más a donde estaban, mostrándoles un ceño fruncido.
— ¿qué acabas de decir? —Indagó el millonario con una mirada confusa pero molesta— no te conviene meterte en lo que no te importa muñequita
Le señaló el hombre en tono amenazante y una mirada intimidante, pero la joven no se intimidó, su molestia era mucho más grande.
— a usted no le conviene mentir... o podría pasar más tiempo en la cárcel de lo que ya se merece
Los escoltas reaccionaron a la sutil seña que el millonario le hizo para callar la boca de la joven, pero Jin en seguida se posicionó delante de ella, impidiendo que los hombres se acercaran más.
— oh no... no le conviene hacer nada aquí viejo —habló Jin con seriedad, lanzando miradas retantes a cada uno le los presentes— sabemos la historia de Suga al derecho y al revés, y no le tememos a decir la verdad... usted debería temer... en esta ocasión sus millones no lo van a ayudar
El hombre volvió abrir sus ojos de manera impresionante, tiñendolos de un color rosado por el enojo, incluso parecía que de sus orejas salía humo.
— inbecil... —gruñó el millonario, señalando con el dedo al muchacho— por última vez les digo que no les conviene meterse donde no les importa
— señor... es hora de entrar —habló de repente uno de sus escoltas al ver la situación, tratando de que no se descontrolara. Min Yoosun era un hombre de carácter fuerte, demacido fuerte, el cual era incapaz de controlar su ira cuando estaba enojado.
No le importaba el genero, ni la edad, ni el lugar donde estaba. Si su furia aumentaba, arremataria con ese par de jóvenes solo por el siempre echo de apoyar a su sobrino.
Sin responder nada, Min Yoosun se dio media vuelta y entró a la comisaría. Valery y Jin lo siguieron con la mirada atentamente, hasta que éste se perdió en la puerta de entrada.
— no vuelvas hacer eso por favor... —soltó Jin de repente en cuanto vio que el viejo millonario y sus escoltas se habían esfumado— no nos conviene meternos con él, a menos hasta que se demuestre la inocencia de Suga
— perdón... —se disculpó la de cabellos dorados completamente apenada. No solía perder el control de esa manera, pero ver a ese hombre le había causado demasiado coraje.
Jin solo le alborotó el cabello en forma de respuesta, demostrándole que todo estaba bien y no le diera demasiada importancia.
Debido a la situación, el joven llegó a la conclusión de que era mejor que regresaran al hotel donde los demás estaban, ya que desde un principio Namjoon les había sugerido que solo ellos dos fueran a la comisaría a investigar un poco sobre Suga, Jin por ser el hijo del abogado que lo defendería, y Valery por ser la persona que probablemente Suga deseaba más ver.
— volvamos al hotel ... no es seguro estar aquí mientras ese hombre este cerca —señaló el muchacho.
Ya llevaban un par de horas ahí, sin comer, sin dormir, y sin poder hacer nada a favor de su amigo prisionero. La joven no quería irse y dejar a Suga ahí solo con ese cruel hombre adentro de la comisaría, pero entendió que Jin estaba cansado, ya que prácticamente no había dormido nada desde la fiesta en casa de Namjoon.
En forma de repuesta, la joven solamente asiento y caminó a donde la camioneta del apuesto muchacho estaba parqueada.
Ambos enseguida se pusieron en marcha al hotel donde habían decidido permanecer hasta saber más sobre el asunto del pelimenta. Pero, lo que no sabían era que uno de los escoltas de aquel hombre mentiroso y viejo llamado Yoosun los estaba siguiendo.
Dentro de la comisaría este mismo llevaba varios minutos esperando a que el investigador lo llamara para declarar, aunque no entendía el porqué, pues el ya había dado su declaración casi en el instante en el que había ocurrido los hechos.
— señor Min... ya puede entrar..
Señaló uno de los tantos oficiales que se encontraban presentes. El millonario sin mencionar palabra alguna, se levantó y caminó en dirección al cuarto de interrogación, solo, ya que sus escoltas no tenían permitido entrar con él.
Al girar el pomo de la puerta, entro con agresividad demostrando lo inconforme que estaba por ser llamado una vez más a declarar. El investigador enseguida se dio cuenta de ello, pero se mantuvo con una expresión neutral sin darle importancia.
— ¿y bien?... a qué se debe que tenga que venir de nuevo a este repugnante lugar... soy un hombre sumamente ocupado
— lamento mucho eso... —se disculpó el hombre, dando una pequeña reverencia desde la esquina donde se encontraba parado— el joven Miller se negaba a dar su declaración y por eso lo llamé, pero hace un par de minutos decidió hablar y relatar lo que pasó
Min Yoosun sintio su cuerpo tenzanse. Según él, a ese muchacho no le quedaba más que declararse culpable, pues a su parecer lo había perdido todo.
Sintio temor ante la idea de que pudieran descubrir sus mentiras y sus malos negocios a lo largo de su vida, algo que sí era descubierto ni el mismo dinero lo ayudaría.
— espero que esa rata haya confesado su crimen y le esperen muchos años de cárcel —puntualizó el millonario ocultando su preocupación— supongo que un juicio está próximo para darle su sentencia
— no precisamente —le respondió el investigar con suma tranquilidad, poniendo aún más nervioso al millonario, quien para nada deseaba escuchar esa respuesta— aún tenemos que hacer algunas investigaciones
— ¡¿Investigaciones?!...¡¿Sobre qué?!... ¡esa escoria es el culpable y no hay más que investigar! —exclamó con alteración Yoosun, demostrando así que no estaba conforme con esa decisión.
— ¿acaso oculta algo señor Min?... ¿quisiera hacer alguna confecion? —Le preguntó el hombre al ver tan frustrado y alterado al millonario.
Yoosun mostró un rostro aún más molesto y recorriendo la silla con agrecion, se levantó de ésta, colocando ambas manos en la mesa de metal con furia.
— ¡¡QUE DEMONIOS ESTÁS INSINUANDO!!... ¿¡ESTÁS TRATANDO DE INVOLUCRARME EN ALGO QUE NO HICE!?
El ambiente comenzó a tenzarse, sientiendo la habitación aún más pequeña de lo que ya era. El hombre más millonario de corea había teñido su rostro con un color rojizo, apretando los dientes con fuerza y sus manos echas puños. Sin ninguna duda estaba furioso, mucho más que eso.
— no estoy insinuando nada —habló el hombre que lo acompañaba en esa habitación, sintiendo como el millonario lo mataba con la mirada— mi trabajo es descubrir cada mínimo detalle de un caso, y éste no será la expresión... así que... mañana solicito su presencia aquí mismo, llevaremos a cabo una prueba de sangre para saber si en verdad, usted y ese joven son de la misma familia
— hablaré con mi abogado —señaló ya más calmado el tío del pálido, tratando de pensar en algo que lo zafara de esa prueba que expondría sus años de mentiras, fraudes, y malos negocios— no pueden obligarme a realizarme ese tipo de pruebas sin mi consentimiento
— no... no podemos, pero sí no la realiza... quedara como sospechoso en un futuro juicio...
Yoosun no espero a escuchar más, cuando ya estaba fuera de la habitación completamente alterado y aterrado. No había manera de que esa prueba de sangre que tenían planeada fallara, obviamente el resultado sería beneficioso para su bastardo sobrino. Su única salida era que éste mismo se declarase a sí mismo culpable, para que esa prueba quedara en el olvido. Pero ¿cómo iba conseguir que su sobrino se declarara culpable? Era algo sumamente difícil.
De pronto, interrumpiendolo de sus pensamientos, su teléfono comenzó a sonar feroz mente, indicando que alguien lo llamaba con urgencia.
— ¿qué demonios quieres? —Contestó de manera agresiva al notar que se trataba de uno de sus escoltas, dándole la más mínima importancia a la llamada.
El hombre del otro lado de la línea ignoro por completo la pésima actitud de su jefe, y continuó con lo que tenía que decir.
— segui a ese par de jovencitos como usted me ordenos, y al parecer son muy amigos de su sobrino —relató el hombre con calma.
Fue entonces cuando el rostro de una hermosa joven de melena larga del color del sol vino a su mente. La joven que hacía un rato atrás había defendido al de cabellos verdes con valor, mostrando que ella y su amigo acompañante conocían la verdadera historia de la familia Min.
Los ojos del millonario se iluminaron de una manera escalofriante, con un ligero rayo de color rojo que centellaba dentro. Un muy cruel plan había llegado a su mente. Esa joven era la clave para poder zafarse de todo y que esa rata que llevaba su sangre terminara en prisión por el resto de sus días.
— necesito hablar con esa mocosa "asolas" —puntualizó el millonario con una mirada terrorífica y una sonrisa que causaba escalofríos. Se le había ocurrido uno de los planes más crueles en toda su vida— ya sabes que hacer...
— si señor... —respondió su fiel escolta antes de antes de colgar el teléfono. Algo terrible, estaba por venir....