By the wings

4

La joven viajaba cómodamente en el auto, su cabeza reposaba sobre la ventanilla blindada mientras trataba de recordar cosas sobre ella. Iba tan sumida en sus pensamientos, que no noto cuando el treintañero había activado los seguros.


Luego de varios minutos había notado que se estaba estacionando en una casa.


-¿Donde estamos señor? -Inquirió con su común tono tímido.-
-Oh, es que tengo pizza en casa, muñeca, ven vamos. -Exclamó quitando el seguro y bajando del auto. Madeline imito su acción, pero todo le parecía raro, retrocedió unos tres pasos y luego se dio la media vuelta, comenzando a correr en línea recta. No pasaron ni cinco segundos que comenzó a oír las pisadas del mayor.- ¡¿Para donde vas?! -Grito furioso, no podía alcanzarla, sin duda tenía muy mal estado físico. Freno en seco al notar una piedra, se agacho y la tomó, para luego lanzarla a la cabeza, provocando que esta cayera al suelo inconsciente.


El golpe no había sido tan duro como para matarla, pero sin duda sufriría dolor de cabeza por varios días.


Al cabo de varias horas, la rubia había despertado, qué sensación tan familiar, ¿No?
Llevo una mano a su frente y dejó escapar un quejido por el dolor. Se sentó y abrió los ojos, oscuridad.


-¿Hola..? -Susurro intentando ponerse de pie, pero al descubrir que estos estaban amarrados, soltó un bufido.


¿Tan inocente eres como para no notar lo que es obvio, Madeline? Anda, dinos.

 




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