C. L. A. G. #1 (mileapo)

CAPÍTULO 1

Las flores se abrieron lentamente, para acabar cubriendo todo el valle de mil colores diferentes. En un temblor tímido la misma luz parecía bailar en cada pétalo mientras suspiros ahogados asechaban en busca de las ternuras del amor. Sólo el joven lobo aguafiestas se acostaba justo en medio de las flores, comenzando a revolcarse sin importarle cuantas aplastaba a su irresponsable juego, sin notar que los dulces aromas se pegaban a su pelaje uniéndose al olor de lobo grande que hace una luna empezó a desarrollar. Para su próxima luna llena correría nuevamente con el resto de la manada y existía la posibilidad de que encuentre a su pareja destinada, y se aparearía con ella.

Mile sonrió de esa manera particular que lo hacen los lobos, los ojos aparecían tener dos ascuas en la profundidad de sus iris dorados. Sacando la lengua, probo los sabores que traía el viento mientas comenzaba una feroz carrera como si el mismo alfa lo hubiera encontrado otra vez persiguiendo gatos monteses, los cuales habían firmado hacía unos años un tratado de paz con los lobos, perdiendo la más grande de sus diversiones juveniles. Morderles la cola a los felinos jóvenes era algo morbosamente divertido, eso hasta que llegaban los más grandes a disuadirlos de sus juegos rudos. Creyendo que la vida era simplemente un inmenso campo de juegos, el joven lobo disfruto de la manera en que sus patas golpeaban la hierba y el sol calentaba su pelaje gris mientras corría hacía el corazón del territorio de los lobos.

Estaba en eso cuando un chillido felino lo hizo detenerse, todos sus sentidos le gritaron que alguien había invadido su territorio. Levantando la cabeza escudriño los olores que arrastraba el viento. ¡Allí estaba! El característico olor de un felino le llegó acompañado por el asido aroma del más profundo miedo. Al parecer alguien había mordido más de lo que podía masticar. Agazapando el cuerpo comenzó a caminar ocultando su peluda existencia entre la hierba que no era muy alta a las orillas del río.

Asomando la cabeza entre dos matones de hierba bastante espeso, logro ver de dónde venía el problema. Un felino había hecho lo que todos los estúpidos de su especie hacían por lo menos dos o tres veces en su vida, subirse a un árbol del cual no podían bajar. Eso era algo así como la primera regla para ser un gato.

Al ver que solo se trataba de otro felpudo idiota, salió de entre la hierba hasta quedar en la parte despejada del río. ¿Cómo se le ocurrió al minino subirse a un árbol tan alto? Eso sí que era todo un misterio para el lobo.

Después de estudiar bien el lugar donde el felino había ido a parar, se dio cuenta de que el animalito había caminado hasta una rama bastante delgada que para colmo daba a casi medio río, sumando a estos dos requisitos para el desastre, estaba el hecho de que el caudal estaba aumentando por los deshielos en las montañas. Definitivo, los felinos tenían bolitas de pelo en lugar de cerebro de tanto lamerse el culo. Riendo de su propia ocurrencia el futuro lobo feroz dejo salir un jadeo poco elegante y bastante ofensivo para el gato.

El felino escuchó el sonido burlesco del maldito perro pulgoso que lo observaba desde la rivera del río, lástima que tuviera que arreglar cuentas con el cuervo ladrón que había tomado el anillo de bodas de su madre, de no ser así, hubiera bajado para arañar de pies a cabeza al maldito perro sarnoso que observaba como si se tratara de un número de circo barato. Por su parte, el ave negra, estaba disfrutando enormemente de ver al felino tan ofuscado, se quedó parado en la punta de la rama, el brillo dorado del anillo retaba al joven animal a actuar. Enviando al diablo toda prudencia, Apo clavó las uñas en la delgada rama y comenzó a caminar luchando por mantener el equilibrio. Ya una vez se había resbalado y por un pelo se salvó de caer, esta vez tendría más cuidado.

A Mile no podía importarle menos la salud de un melindroso gato, sentándose sobre sus patas traseras, se quedó allí observando en que terminaba la aventura, con suerte a la bola de pelos le tocaba un chapuzón. Conociendo lo delicados que eran los felinos, Mile estaba seguro que el animal mojado debía de verse muy cómico, con la carita chata en un gesto de absoluto asco. No podía perdérselo.

El crujir de la rama le aviso al lobo que sí habría un clavado al estilo libre. El animal abrió mucho los ojos, chillo como un animal en pena y se aferró a la rama como si la vida se le fuera en ello. Como en cámara lenta el lobo observo como el cuervo abandonaba la rama sosteniéndose en el aire mientras el pobre gato se iba con todo y ella directo a la peor parte de la correntada del río.

Cometiendo la peor de las estupideces, el gato entro en pánico y cambio a su forma humana al tocar agua. El golpe más el ímpetu del cambio hicieron que perdiera el conocimiento siendo arrastrado por la rama a la caída del agua que tenía al menos setenta metro de alto. Una cosa era querer divertirse a costa de otro, pero dejar que el causante de sus carcajadas se muriera, era ir demasiado lejos. Dudaba que pudiera volver a encontrar a alguien tan idiota como ese gato en toda su larga vida. Desperdiciar a toda esa fuente de momentos embarazosos era algo que no iba a permitir.

Dando unos pasos hacia atrás, tomó impulso para saltar lo más cerca del centro de la corriente, una vez allí invocó el cambio y con sus extremidades humana pudo nadar más rápido en busca de la rama que sostenía la cabeza castaña de un joven sobre la superficie, de manera bastante precaria. Agradeciendo no haber obedecido a su padre al prohibirle ir a nadar en primavera, utilizó toda la experiencia que tenía para evitar golpearse contra las piedras o dejarse arrastrar por la corriente.

Sacando la cabeza del agua, Mile pudo ver lo rápido que la rama se acercaba a la orilla donde la caída de agua prometía un final abrupto. Tomando aire exigió a sus pulmones mayor esfuerzo en busca de llegar hasta el fenilo. Estaba a menos de un metro de su objetivo, dando un último esfuerzo se aferró a la madera. Asegurándose de sostenerse con una mano, con la otra buscó tomar por la parte de atrás al chico para zafarlo de la trampa. Sólo para confirmar que el gato era, o muy desafortunado o muy estúpido, despertó entrando en pánico aferrándose a Mile en un acto de histeria que le podía costar la vida a los dos.



#336 en Fanfic

En el texto hay: mileapo, kinnporsche, biblebuild

Editado: 15.03.2023

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