Aquí está el hombre con su armadura rota y su arma desgastada, aquí descansa el hombre que al pelear por su reino lo dio todo, aquí está el hombre que vio a muchos morir: sus aliados y sus enemigos.
Esta historia no tiene un inicio como muchos esperarían que lo tuviera, un sitio acogedor una familia despreocupada, un hombre que vive el día a día, una mujer que vive el día a día junto con él. Esta historia empieza después de que ese hombre lo había perdido todo... Y no por error propio, sino por algo que arrasa aún más con las cosas, la guerra.
Una guerra que se disputo entre dos países enemigos cuyo odio solo hacía más que crecer y cuyo odio no hizo más que aclararse en una batalla que duro cerca de 5 años. Donde ni uno ni otro querían perder, terminando así de una forma esperada, uno de ellos gano mientras que el otro pereció.
Esta guerra tuvo por dato específico que ambos reyes, quienes eran los que comandaban sus fuerzas eran sanguinarios y tenían una misma política "No tendré prisioneros". El que gano hizo valer su política y aniquilo a todos y cada uno de los enemigos que estaban aún respirando, ya que un guerrero que no es fiel, es un guerrero que no sirve.
Sin embargo hubo uno de ellos que sobrevivió, se podría pensar que en un acto cobarde se ocultó entre los cadáveres para sobrevivir, sin embargo no fue así, fue algo aun peor, pero peor para el mismo donde su honor de caballero "caeré en batalla junto a los míos" no pudo llegar, antes de que todo terminara un caballo le golpeo con todo su peso y la cabeza reboto en su casco lo que le hizo quedar inconsciente, los enemigos pensaron por suerte y/o desgracia que estaba muerto así que no le hicieron caso, pero la realidad es que estaba aún respirando.
La guerra había terminado, todos los enemigos se habían retirado, entre todo el montón de escombros, entre toda la multitud solo se veía lo mismo, miseria, dolor, muerte. Se puede decir que este hombre corrió con suerte al terminar vivo después de algo tan terrible, sin embargo ahora estaba solo y lo único que le acompañaba era su espada, lo único que podía hacerle pensar a el mismo que seguía siendo un caballero aun y cuando no hizo lo que su juramento le ordenaba: Morir defendiendo su reino.
Con las piernas dolidas, con su pecho sangrante, sin un ojo, con una muñeca rota, sosteniéndose apenas gracias a su espada, y cargando el peso de toda su armadura más el de él mismo, comenzó a caminar lentamente, tropezándose con los cadáveres, tropezándose con sus pensamientos. Sabía que es lo que había pasado, pues lo estaba viendo, ellos habían perdido y eso no es lo que más dolor le daba, sino que ahora su reino no corría peligro... el reino del que proviene ya no tiene salvación, el odio que se profetizaban ambos reyes solo podía terminar en una cosa: "Nuestros reinos no pueden coexistir juntos, uno debe terminar mientras que el otro debe continuar"
Y claramente esto solo podía significar, que todo lo que él conocía, todos a quienes él conocía ya no existían más o estaban por dejar de existir, quedándose justo como estaba en ese momento, solo.
Cada pensamiento era aún peor que el anterior, cada paso era aún peor que el anterior, su fuerza física ya no daba para más, su fuerza de voluntad ya no estaba con él, lo único que quedaba era desdicha y junto con ella, las ganas de morir, así que este hombre cansado de caminar, harto de luchar se dejó caer al suelo para vivir sus últimos momentos con lo poco que le quedaba... lo cual ni el mismo sabía que es lo que era; Un dragón errante quien volaba por la zona logro notar a este singular prisionero de sí mismo, y a pesar de lo que se cree acerca de estas míticas y asombrosas criaturas, los dragones no atacan solo porque tengan ganas de hacerlo, así mismo estas bestias tampoco son torpes, muchos afirman que tienen incluso una inteligencia mayor a la del humano mismo. El dragón descendió de los cielos y en un fuerte aterrizaje se acercó hacia el hombre, este caballero ya no tenía miedo puesto que muerto ya estaba... Así que solo se sentó y miro fijamente al dragón, quien a su vez lo miraba a él, el dragón miraba la espada, y el hombre entendió el mensaje apartando la espada de él dándole a entender al dragón, que no se defendería.
El dragón se acercó a él, estaba demasiado cerca, de por si ver una criatura como esas volando por encima ya sería suficiente para dejar temblando a varios, ahora tenerlo a una distancia de solo unos centímetros y que este olfateando... Daria más miedo que solo pensar en él.
Por sorpresa el dragón no intento morderlo, prenderle fuego o asesinarlo, solo lo olfateo, y se recostó cerca de ese hombre, quizás noto que el caballero estaba listo para morir y que miedo es lo único que no tenía, en vez de miedo lo que tenía era culpa, desdicha y algo húmedo saliendo de sus ojos, lagrimas. El caballero sonrió hacia el dragón y dijo:
- Sabes... Esto es algo que si alguien supiera me tacharían... Un hombre no debe llorar, debemos ser fuertes ante toda situación, sin embargo no puedo dejar de hacerlo, lo he perdido todo, tengo vida... Pero no estoy vivo.
El dragón permanecía recostado sin apartar la mirada de aquel hombre, quien a pesar de estar vivo dijo "no lo estoy", el caballero continuo:
- Dicen que los de tu especie son muy inteligentes, pero nunca había escuchado acerca de que fueran dóciles, quizás en realidad solo estas esperando a que muera para comerme, o quizás te estas divirtiendo mientras me ves llorar, es algo que no se... Y no sé si poseas lenguaje para decírmelo, o si siquiera me estas entendiendo todo lo que estoy diciendo. Mi vida llego a mi fin y por compañero, si es que puedo llamarte así, tengo a una bestia la cual irónicamente siempre hemos cazado.
El dragón, se acercó al hombre un poco más y comenzó a morder su pie cubierto por su armadura, pero lo mordía suavemente, no le estaba lastimando, termino por sacarle la bota y comenzó a masticar el metal comiéndoselo. El caballero confundido se quitó un guante y lo ofreció al dragón quien acepto y lo comió por igual.
- Es interesante, no sabía que ustedes comían metal... Y de alguna manera tendría algo de sentido, pero no del todo, después de todo su cuerpo es aún más duro y escupen fuego... Quizás el metal es lo que les da esas capacidades y en realidad el fugo no sea fuego, sino desechos de ese metal que no se diluyen en su cuerpo y por el gran calor corporal que ustedes poseen sale derretido y en llamas... Pero pues sigo haciendo conjeturas yo solo ante cosas que no entiendo, quizás estoy delirando antes de morir...
El caballero se recostó a mirar el cielo, el cual estaba de un curioso color rojizo, había nubes sin llegar a nublado y se veían sobrevolar varias aves. El caballero permaneció callado un momento solo mirando el cielo, pensando en el pasado, porque su futuro en realidad ya no lo estaba esperando ni se preocupaba por él. Después de un momento el hombre se puso de pie y tranquilamente le dijo al dragón quien aún seguía ahí, que hiciera lo que tuviera que hacer, que estaba ya listo. El dragón solo lo miraba y alternaba la vista entre el caballero y aquel cielo que tanto miraba, pero sin hacer algo. El dragón se levantó y era algo impresionante, el hombre apenas media menos de la mitad que esa bestia y aun así no temblaba, el dragón abrió el hocico y de su interior se vio como algo brillante comenzó a salir, fuego.
El cual no iba dirigido hacia el hombre sino a su arma, le prendió fuego la derritió, y la comió para después comenzar a volar nuevamente hacia el sur. El caballero confundido no sabía que es lo que el dragón quería decirle... Porque definitivamente algo quería decirle, ¿haber estado con el tanto tiempo para que al final resultase que no quería hacerle daño y derretir su espada solamente?
Quizás lo que el dragón quería transmitir era: "Ya no eres un caballero" Pero como alguien quien ha vivido toda su vida siéndolo podía dejarlo de un día para otro, no tiene sentido, al menos no para el... El hombre busco otra arma para sostenerse ya que sus pasos eran lentos y torpes y al encontrarla comenzó a caminar hacia el lado contrario de a donde se había ido el dragón, no sabe porque o para qué, pero ha sobrevivido dos veces, quizás después de todo aún tiene futuro, solo que su fuerza de voluntad era tan débil como una flor la cual no tiene raíz.
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Editado: 13.01.2021