Las paredes de los edificios tenían el mismo cartel, "Vota al General Titán". Últimamente era de lo único que podían hablar los medios, la candidatura del General Titán para convertirse en el nuevo presidente y representante mundial de los héroes.
Con la creciente ola de crímenes alrededor del mundo y la aparición de pseudocriaturas, algunos humanos desarrollaron habilidades, tales como súper fuerza, súper velocidad, convertirse en líquido, o incluso gigantificarse o tener un conocimiento abrumador sobre la tecnología u otras áreas. Al principio, nadie sabía cómo o de dónde provino tal desarrollo, lo único que llegaron a comprender fue que estos "humanos" eran casi tan peligrosos como las criaturas, por lo que los gobernantes de todo el mundo propusieron llevar un listado de los humanos con habilidades y que ellos fueran regidos por uno como ellos, así nació la Federación Heroica y el Tratado de Oficio Heroico.
El Tratado era una promesa entre la Federación y los gobiernos, y en él había una única regla, no matar a los humanos sin habilidades. A cambio de cumplir el Tratado, los héroes podían recibir una remuneración en base a los delincuentes que encarcelaban o criaturas, llamadas comúnmente monstruos, que mataban.
Allen miró el póster del General Titán antes de que lo arrancara y lo hiciera trizas.
—¿Héroe...? No merece ser llamado así...
Allen dirigió su mirada al cielo y suspiró lleno de tristeza antes de caminar de regreso a su casa. En otros edificios había graffitis con el nombre de otras personas, como "El Titiritero" o "Sombra Carmesí".
Estos nombres no eran de héroes, sino de personas con habilidades que estaban en contra del tratado y de la Federación, nombrados por todos como villanos, y al igual que tenían que encarcelar a los monstruos y delincuentes, a los villanos los encarcelaban en un lugar desconocido de máxima seguridad.
Pronto, un graffiti de un cielo estrellado apareció ante Allen haciendo que sonriera levemente, en la parte más alta del graffiti estaba escrito "Firmamento, el asesino".
Nadie había logrado ver a Firmamento alguna vez, pero las noticias de Firmamento eran las mismas en cualquier lugar. Si aparecía en algún sitio, los monstruos eran asesinados, si eran delincuentes aparecían con huesos rotos y llenos de heridas.
Lo único que Firmamento dejaba tras de sí, era un rastro de sangre. Todo el mundo difería del alineamiento de Firmamento, el gobierno pensaba que era un villano, la Federación que era un monstruo de Categoría EX, y algunas personas que fueron salvadas por él, decían que era un héroe que brillaba como una estrella en el cielo, debido a eso lo llamaron Firmamento. Aunque como la afirmación de que Firmamento los salvó venía de niños que rondaban la edad de 7 a 10 años, nadie los tomaba en cuenta, y en consecuencia, esa información era irrelevante e inconclusa a ojos de los políticos y héroes de alto cargo, omitiendo el contenido. A Allen no le importaba el pseudónimo o lo que pensaran sobre Firmamento, creía desde el principio que hacía lo correcto.
Al cabo de media hora, Allen llegó a su casa, un piso en la periferia de la ciudad.
Era un sitio tranquilo ya que no tenía vecinos y el alquiler era barato. Algunas veces se sentía solo, pero las vistas desde su balcón en las noches eran preciosas con un cielo lleno de estrellas.
Allen vivía en el décimo piso, y cada día tenía que subir y bajar por las escaleras debido a que al ser un edificio a las afueras de la ciudad y ser uno de los pocos edificios del casco antiguo, por más que pidiera al ayuntamiento un ascensor lo denegaban alegando que afectaría la estética del mismo.
—Al menos tengo electricidad.
Al llegar a su casa, Allen encendió la televisión y se hizo la cena, aunque estaba más pendiente de los informativos.
En el programa se mostró varios monstruos que realizaban estragos en algunas ciudades cercanas, también mostró que un héroe había muerto en acto de servicio aunque no dijeron la causa.
Una sirena comenzó a resonar en toda la ciudad, haciendo que Allen saliera al balcón. En el cielo, un dirigible con una pantalla gigante mostró al alcalde de la ciudad.
—Ciudadanos de Ciudad F, guarden la calma y dirigíos al búnker subterráneo de la ciudad, esto no es un simulacro.
Allen sacó un paquete de cigarrillos y sacó uno antes de encendérselo. En la pantalla se mostró un lobo gigante con pelo y ojos negros.
—La distancia actual entre el monstruo y la ciudad es de diez kilómetros, y se prevé que su llegada será en alrededor de una hora. Un equipo de la Federación vendrá del centro de la ciudad para refrenarlo.
Tras esas últimas palabras, la pantalla se apagó y el dirigible cambió de trayectoria.
Allen tranquilamente subió a la azotea del edificio y se sentó, a lo lejos podía ver una sombra negra que se acercaba.
—¿Por qué tiene que ser tan cerca de casa?
Con el paso del tiempo, un helicóptero se dirigió al lado del monstruo, de él salieron cinco personas.
Ya habían pasado quince minutos desde que el equipo de héroes empezaron a luchar contra el lobo, aunque, sin ningún esfuerzo, el monstruo se los quitaba de encima.
Uno de los héroes, ataviado con un traje militar amarillo, golpeó la tierra provocando un leve terremoto desorientando al lobo.
—¡Equipo!
Con su grito, cuatro personas aparecieron a su lado.
—¿Heridos?
—Ninguno, señor.
—Bien. Recordad que esto no es ningún entrenamiento, si vuestra vida está en peligro retroceded. Si vuestros logros son suficientes, la Federación os recompensara con un atuendo de héroe acorde a vuestra habilidad.
Una de las personas miró detrás suya, había sentido como si alguien los estuviera mirando escondido entre los árboles.
En ese momento, el lobo arañó con su pata delantera a los hombres reunidos, entre ellos, solo dos quedaron vivos, el hombre vestido de militar que lo había esquivado, y la persona que había mirado a su espalda.
—¡Señor...!
El hombre miró a la dirección en la que apuntaba. Justo por delante del lobo había una persona vestida en una túnica blanca, ésa persona miró a los héroes.
—Es lo que ocurre cuando bajas la guardia. Este grandullón no debe superar la Categoría 1, no es suficiente para destruir un pueblo, pero lo es para matar humanos instantáneamente sin ser notado.
El hombre vestido de amarillo miró al hombre que se alzaba en el cielo, apuntándolo con su dedo índice.
—¡¿Quién te crees que eres?! Eres solo un héroe con la habilidad de volar, ¡no tienes habilidades de combate!
—Me pregunto... si es así...
Con una sonrisa, alzó la mano al cielo y la apretó en un puño, como si hubiera atrapado una estrella en su interior.
—Las estrellas son algo realmente bello... dependiendo del foco de visión, claro.
El puño se convirtió en un foco de luz que cegaba todo alrededor, dando la impresión de que era una estrella caída del cielo.
El hombre con túnica colocó su puño tras él, y en ese momento, el héroe aprendiz comprendió quién era, corriendo hacia el General lo más rápido que pudo.
—¡Señor, tenemos que irnos!
—No hasta que tenga el nombre de esa persona.
—¡Pero señor, debería saber quién es!
El lobo empezó a gruñir al hombre de túnica blanca y a retroceder, cosa que impactó al General Titán, ya que incluso con su fuerza no logró obligarlo.
—Puño de la Estrella Menor.
El hombre con túnica dirigió su puño hacia el lobo, haciendo que a los pocos segundos se hinchara y explotara en una luz blanca que salpicó los alrededores con su sangre.
—¡¿Se puede saber que haces?! ¡La Federación necesitaba a ese espécimen vivo!
El hombre de túnica blanca simplemente sonrió y miró al cielo.
—Esta noche las estrellas se ven muy claras.
El aprendiz miró al General Titán y le habló tranquilamente, esperando no enfurecerlo.
—Mi señor, ¿quién es el único humano con habilidad no registrada por la Federación?
Al escuchar la pregunta, incluso el hombre miró al General antes de colocarse bien la túnica.
—Entonces... tú eres ése ¿"Firmamento"?
El hombre no lo confirmó, solo lo miró fijamente.
—Con tu habilidad, la Federación Heroica te pagaría bastante bien, incluso podrías entrar en el ranking.
—Eres un aprendiz... no... puede incluso que no estés capacitado para el combate. Déjame darte un consejo, si sigues al General Titán, lo único que te espera es la muerte debido a su... "afán" por pelear sin preparación.
Firmamento desapareció al instante al acabar de hablar. Aunque el aprendiz no le dio mucha importancia, el General Titán mantenía sus puños apretados, llegando al punto de que comenzó a sangrar.
Editado: 11.05.2023