Caballero Cosmos

Capítulo 8 (V2)

    Allen despertó en una cama del hospital, aunque cuando se movió por poco no gritó, ya que sentía en sus piernas un dolor insoportable.
   Sin apenas moverse, abrió la palma de su mano derecha, apareciendo en ella una piedra de cristal azul que brillaba con una luz del mismo color. Una vez que tuvo la piedra azul en su mano, Allen la apretó, comenzando a fluir de ella agua cristalina de la que bebió un poco.
   —Esto va a doler.
   Una vez que pasaron un par de segundos, su estómago comenzó a rugir antes de que las sábanas blancas que tapaban sus piernas se tornaran rojas. Allen se tapó la cara con la almohada después de quitarse las sábanas y ver el estado de sus piernas.
   Los médicos habían escayolado sus dos piernas, pero ahora esa escayola estaba rompiéndose, saliendo de ella trozos de huesos y pequeñas hileras de sangre.
   Con el paso de los minutos, el dolor remitió y Allen dio un suspiro de alivio.
   —Expulsar los huesos era lo difícil, ahora se tienen que formar los huesos de nuevo.
   Allen se tranquilizó y se enderezó sobre la cama, mientras sentía un leve cosquilleo en sus piernas, miró la piedra azul en su mano seriamente.
   —¿Ya te has despertado?
   Allen apretó en su puño la piedra azul mientras miraba al hombre que apareció en la ventana. El hombre tenía una cierta semejanza con Shinobi si no fuera porque su vestimenta era de color rojo, en su mano izquierda sostenía varios papeles.
   —Es de mala educación aparecer a través de una ventana señor.
   El hombre se rió mientras cogía una silla y la ponía al lado de la cama de Allen, sentándose en ella.
   —Culpa mía, aunque si hubiera entrado por la puerta vendría la policía y un escuadrón de héroes... sinceramente no quiero alertar a nadie, solo quería hablar contigo.
   —¿Y qué es lo que quiere de mi? Le ofrecería algo, pero en un hospital temo que no puedo hacerlo.
   —Empecemos con las presentaciones, yo soy...
   —Sombra Carmesí, villano de rango A, archienemigo de Shinobi, con alrededor de cincuenta enfrentamientos contra el, y escapado del asedio de los héroes en diez ocasiones diferentes… Al menos eso dicen los medios.
   Sombra Carmesí asintió y abrió los papeles que tenía en su mano, ojeando su contenido.
   —Correcto. Por cierto, has causado un gran impacto con el Descontrolado, nadie creería que tienes el rango F.
   Allen sonrió y miró al hombre, jugando con la piedra azul entre sus dedos, aunque ese acto no pasó desapercibido para Sombra.
   —¿Puedes ser sincero conmigo? A cambio, yo lo seré contigo.
   —Depende de la pregunta señor villano.
   Sombra Carmesí sacó una foto de entre los papeles que tenía y se la entregó a Allen, que cuando la vio su rostro se volvió completamente serio.
   —Quiero preguntarte acerca del incidente del Gigax Leo. Esa persona con el traje amarillo eres tú, pero no entiendo una cosa. Eres el único que vio aparecer a ese monstruo, también lo venciste, y no se detectó ninguna grieta. ¿Qué era? ¿Un descontrolado?
   Dando un suspiro, Allen mantuvo en su mano la piedra azul mientras la luz de la luna la iluminaba con su destello.
   —Contéstame a una pregunta, ¿crees en las hadas de los cuentos? ¿Crees que existe una princesa a la espera de ser rescatada de una temible bruja o un poderoso dragón?
   Sombra Carmesí negó con sus ojos fijos en la piedra.
   —Son cuentos, la vida real es mucho mas dura y difícil.
   —Respuesta incorrecta. Todo cuento se basa en una realidad, y una realidad es algo ocurrido. Pero piensa otra cosa Sombra, ¿crees que existen los caballeros?
   Negando de nuevo, Sombra Carmesí intentó responder a Allen, aunque éste siguió hablando.
   —A día de hoy, intento olvidar lo que ocurrió con el Gigax Leo. ¿Por qué? Te preguntarás, pero la respuesta ya te la he dicho, solo que tu no has escuchado atentamente mis preguntas.
   En este punto, Allen lanzó al aire la piedra azul mientras con un brillo aparecían otras cuatro piedras. Éstas piedras eran el Prisma de la Emoción, el Rubí de la Pasión, una piedra de cristal verde y una piedra de cristal amarilla.
   —Estos son mis poderes. El cristal rojo es el Rubí de la Pasión, el cristal azul es el Zafiro de la Honestidad, el cristal verde es la Esmeralda de la Verdad, el cristal transparente es el Prisma de la Emoción, y el que usé contra el Gigax Leo es el cristal amarillo, el Topacio de la Voluntad.
   A excepción del prisma, los demás eran piedras preciosas que por lo que podía ver Sombra Carmesí, tenían una alta pureza.
   —El prisma es un catalizador, mientras que las cuatro restantes son proyectores de poder. Diciéndolo en términos simples, el prisma sería una carcasa para sostener el poder de los cuatro restantes.
   —¿A dónde intentas llegar Allen?
   Allen sonrió mientras miraba las piedras que flotaban encima de la habitación, llenándola con diversos colores.
   —Son la cristalización del actuar de un caballero. La pasión que se debe poseer, la verdad que se debe defender, la honestidad con la que se debe hablar y la voluntad con la que se debe actuar.
   Sombra Carmesí entonces entendió brevemente las anteriores preguntas de Allen.
   —Entonces tú eres el caballero, ¿quiénes son entonces la princesa, la bruja y el dragón?
   —La bruja... no, mejor dicho el brujo, es Calibur. Mientras que la princesa, nunca hubo una realmente, solo una persona que se descontroló. En cuanto al dragón… ese se ha vuelto intocable a día de hoy.
   Las manos de Sombra Carmesí temblaron, sus palabras serían suficientes para encarcelar a Calibur por el resto de su vida si su suposición era correcta.
   —¿Qué intentas decir?
   —Gigax Leo, ese fue el nombre que le dieron, para mí siempre fue Seira.
   Allen sonrió mientras alzaba su mano hacia las piedras.
   —Un caballero nunca debe hacer llorar a una mujer, y ese día, cuando se volvió el Gigax Leo, para mí sus rugidos era un llanto interminable. Un llanto con el que me intentaba decir que lo hiciera, que usara mi fuerza para... en fin... lo que ocurrió.
   Sombra Carmesí escuchaba atentamente las palabras de Allen.
   —¿Qué habilidad tenía Seira para volverse un categoría 5 en ese extremo de fuerza?
   Allen sonrió con un suspiro.
   —Su habilidad era única. Tenía la habilidad para hacer sonreír a las personas que se sentían mal, podía hacerte olvidar tus problemas con su sonrisa y lo mas importante, tenía un corazón puro y limpio.
   Sombra Carmesí se levantó con sus ojos mirando a Allen antes de mirar los papeles que le quedaban en la mano.
   —Una habilidad extraña, casi como si fuera una humana normal.
   —Un humano sigue siendo normal, incluso cuando tiene una habilidad. Solo te haré una petición Sombra, no confíes en la Federación.
   Sombra Carmesí caminó sin responder hasta la ventana, saltando a través de ella. En cambio, Allen miró las piedras en el aire, con miles de pensamientos que se cruzaban en su mente.
   —Gigax Leo... todavía piensan en ese incidente y no buscan más allá. Tanto Shinobi como Sombra Carmesí no han encontrado ese evento...
   Allen sonrió mientras las piedras descansaban en su mano, irradiando una leve luz de su interior.




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