Todo el cuerpo de Allen temblaba, no tenía fuerzas ni para apretar los puños o dar un paso. Calibur, que veía la situación actual de Allen desde una larga distancia, se limitaba a sonreír cínicamente hasta que su brazalete izquierdo empezó a emitir una luz roja parpadeante.
—¿Tengo nuevas órdenes?
Calibur tocó un botón y habló, aunque la voz en el otro lado le respondió con una voz indiferente.
—Allen ha superado mis expectativas de nuevo. Cuando mató a Seira pensé que fue suerte, pero aguantar tanto tiempo contra Marc, un categoría 6, me hace querer reabrir el Proyecto de Arma Elemental Emocional. ¿Qué has hecho con el ónix?
Escuchar esas palabras hizo que la felicidad que Calibur había tenido en un principio al ver el esfuerzo inútil de Allen en su pelea contra Marc se esfumara, aunque la pregunta tuvo cierto impacto en su mente, ya que la había tirado sin darle importancia.
—Bueno... respecto al ónix... el caso es que como dijiste que no se podían extraer más datos, me la distes para que jugara con ella...
—Éso lo recuerdo Calibur, pero ahora quiero que se la entregues a Allen... a menos que te hayas deshecho de ella. Dime, ¿qué has hecho con ella?
Una gran gota de sudor corrió por la sien de Calibur mientras sus ojos temblaban.
—Por supuesto que la sigo teniendo, ahora se la entrego a Allen mi señor.
—¡Bien! Eres un buen perro, no tardes mucho tiempo... podría haber consecuencias graves.
Al cortar la comunicación, la luz roja también desapareció, dejando a Calibur dar un gran suspiro.
—Estoy en problemas... si Aegis se entera de que la tiré...
Con solo pensar en las consecuencias, los brazos de Calibur temblaban levemente. Mirando la ciudad, sin saber dónde tiró el ónix, sintió una gran presión sobre su cuerpo.
—Encontrarla es imposible, no soy como Elisse, capaz de cubrir un gran área... la única opción que me queda...
Completamente resignado, Calibur se quitó el brazalete, aunque sin que él se diera cuenta, una pequeña aguja inyectó un líquido negro en su vena desde el brazalete.
Tirándolo al suelo, Calibur abrió la palma de su mano hacia el brazalete, formándose en ella una burbuja de líquido morado antes de impactar contra el brazalete, derritiendo el brazalete rápidamente hasta que no quedó nada de él. Después, Calibur se dirigió a la zona boscosa alrededor de la ciudad, desapareciendo entre la vegetación.
Al mismo tiempo, el hombre con traje negro sentado frente a la pantalla sonrió.
—Así que traición…
La pantalla cambió de mostrar a Allen intentando sostenerse sobre sí mismo, a mostrar a Calibur corriendo entre los matorrales.
—Lektor, ordena que Calibur será el experimento para la Fase 3 del Proyecto Perfección.
Una de las personas detrás del hombre asintió silenciosamente y se fue por la puerta, mientras que el hombre volvía a mirar la pantalla, cambiando de nuevo para mostrar a Allen.
Allen miraba al Gigax Aries sosteniéndose sobre sus piernas a duras penas, tambaleándose hasta casi caer al suelo.
No era consciente de que, aparte de Shinobi, Titán y el grupo de Sombra Carmesí, también era vigilado por el superior de Calibur. Aunque en su estado, lo único que le importaba ahora mismo era acabar con Marc para poder desmayarse tranquilo.
Sin apenas visibilidad, ya que sus ojos estaban bañados en su propia sangre, Allen solo logró ver a una gigantesca montaña que se le acercó rápidamente y lo golpeó en todo el cuerpo con un único movimiento, enviándolo varios metros de distancia y agravando sus heridas.
Levantándose forzosamente, Allen escupió sangre mientras tosía. Sus ojos perdían su brillo poco a poco, aunque las piedras incrustadas en el pomo del martillo perdido entre los escombros, así como las otras piedras restantes hicieron el sonido de un corazón bombeando.
Al ritmo del sonido imperceptible que hacían las piedras, Allen recuperó parte del color en su piel y ojos, haciéndole ver con menos cansancio a la vez que varias heridas en su cuerpo sanaban. Gracias a lo que ocurrió, Allen esquivó a tiempo el golpe que el Gigax Aries hizo con su pata delantera.
Valiéndose de las ondas eólicas del golpe del monstruo, cuando Allen saltó ganó mucha mas velocidad hasta que logró golpear con su puño el cuerpo del monstruo, elevándolo varios metros en el cielo.
En mitad del aire, Allen alzó su mano izquierda hacia el cielo mientras en su mano derecha aparecía el martillo. Segundos después, el hocico del monstruo se tensó, perdiendo esa extraña sonrisa que tenía desde el principio, y miró al cielo.
Un enorme meteorito eclipsaba gran parte de la ciudad, incluso si quería escapar a algún lugar no podría ocultarse a tiempo.
—Meteoro de la Estrella Menor.
El Gigax Aries soltó una especie de rugido y endureció todo su cuerpo, dándole un tinte metálico, pero para su sorpresa, el meteorito encogió de tamaño hasta parecer un edificio de cinco plantas que se acercó a el rápidamente.
Una vez que el meteorito encogido impactó contra Marc, una explosión envolvió en llamas todo el área circundante, tragándose a Allen y la parte destruida de la ciudad que se encontraba debajo de él.
El hombre del traje negro tiró el vaso en su mano a la televisión, rompiendo la pantalla.
—Elisse, ordena que se complete a toda costa el Proyecto Kimera.
Una mujer asintió y girándose se marchó, mientras que el hombre miraba a las personas restantes.
—¿Qué seguís haciendo aquí? ¿No habéis visto que Allen ha matado a dos de vosotros? Iros a superar vuestro crecimiento.
Las personas, con la cabeza agachada, se fueron tras Elisse, aunque el hombre miraba la pantalla rota con una fea expresión en su rostro.
—Es sólo un accidente... Allen no debería tener un nivel superior a 1 sin el uso del ónix... es imposible que el gen evolutivo lo haya hecho crecer aún más.
Un hombre con bata blanca de laboratorio llegó a la puerta abierta y golpeó, haciendo que el hombre con traje negro lo mirara.
—Señor Aegis, el Proyecto Kimera está en fase final, solo necesitamos averiguar si nos obedece.
El hombre con traje negro, Aegis, sonrió con un destello en sus ojos.
Editado: 11.05.2023