Caballero Cosmos

Capítulo 30 (V2)

    Los días pasaron con varios ataques de diversos monstruos, los cuales murieron a manos de Allen en solitario.
   En su último enfrentamiento, un monstruo de categoría 5 que Shinobi llamó Tyranno Lumina, Allen tuvo que esperar al grupo de limpieza ya que su explosión llenó de vísceras las paredes de los edificios exteriores. Aunque no estuvo sin hacer nada, ya que pensaba mucho en la reacción que tuvo Sombra al escuchar el nombre de Elisse.
   —Siendo Elisse no me extrañaría nada... y Sombra es un hombre demasiado blando en el aspecto sentimental.
   Allen se sentó en una gran roca, fumando un cigarro mientras con su mano restante acariciaba el pomo del florete.
   —En aquél entonces, cuando Aegis me presentó como un integrante del Proyecto de Arma Elemental Emocional, Elisse se acercó a mí intencionalmente... y cuando mi cuerpo aceptó por completo el gen evolutivo del Umbralux Draco se acercó aún más fervientemente...
   Allen escupió en el suelo y miró al cielo mientras de su boca salía el humo del tabaco.
   —Aunque yo tuve suerte cuando descubrí que solo quería intentar mejorar su nivel de crecimiento.
   Tirando el cigarro al suelo y pisándolo, Allen sacó el florete y apuntó frente a él.
    —Faltó poco para entregarle mi primera vez en mi inconsciencia... aunque Sombra no se rige por las leyes de un caballero, por ende, lo más seguro es que Elisse lo usara para calmar su líbido.
   Frunciendo el ceño, Allen atravesó el aire con el florete.
   —Primero fue Seira, y ahora será Elisse.  Un caballero nunca debe herir a una mujer, y sin embargo, yo maté a una, y estoy por hacerlo de nuevo... vaya caballero estoy hecho...
   Suspirando, Allen sonrió pesadamente mientras guardaba el florete de nuevo antes de girarse y mirar a un grupo de héroes liderados por Titán un par de calles más abajo.
   —Pero... es bueno cometer errores, nadie es perfecto. La perfección es la ilusión de alguien que no sabe mejorar, como Aegis.
   Allen levantó la mano y saludó a Titán en la lejanía. Cuando vió que le devolvía el saludo, Allen se marchó dando un rodeo, caminando por el páramo desierto del Mundo Negativo.
   Con un giro de su mano, alrededor de Allen aparecieron tres llamas que iluminaron su camino mientras que miraba los alrededores.
   —Mentiría si dijera que no sabía que me seguías, Elisse.
   Allen sacó un cigarro y se lo encendió con una de las llamas a su alrededor antes de mirar a su lado izquierdo. Enviando una de las llamas a la dirección en la que miraba, Elisse fue iluminada por la llama.
   —Aunque ahora mismo estás siendo controlada por Archibald, deberías tener control sobre tus pensamientos.
   Elisse miraba a Allen fríamente. Aunque sus ojos despedían un brillo frío, Allen pudo notar que sus ojos, al igual que sus labios, temblaban ligeramente.
   —Allen no lo hagas más difícil.
   —Bueno... yo nunca lo hice difícil para nadie, aún cuando era torturado por Aegis, ninguno de vosotros escuchó una queja mía.
   Suspirando, Allen miró al horizonte, fijándose en las hileras de montañas.
   —El Umbralux Draco vino de aquí, de algún lugar... y no me extraña, éste lugar está desierto... puede ser debido a que comparto sangre con el, aunque sea por únicamente una célula, pero siento cierta nostalgia desde que estoy aquí. ¿Sientes lo mismo, Elisse?
   Elisse levantó ambas manos, creando una lanza de luz. Al ver su acción, Allen negó y tiró el cigarro al suelo, apagándolo con la suela de su zapato.
   —Elisse, no voy a luchar contra ti, porque un caballero nunca debe herir a una mujer.
   —¿Entonces sigues con las tonterías de ser un "caballero"?
   Allen sonrió y asintió, aunque Elisse se abalanzó contra el intentándolo apuñalar con la lanza de luz múltiples veces a la vez que Allen esquivaba las punzadas de la lanza casi igual de rápido.
   Con un salto, Allen se elevó en el aire y sacó el florete y la esmeralda antes de colocarla en el broche dorado, siendo envuelto por un pequeño tornado verde que, al disiparse, Allen vestido con un traje verde golpeó con el florete la lanza, virando su trayectoria.
   —Tú no me interesas Elisse, el destino se encargará de ti, prefiero que salga Archibald.
   Elisse mantuvo la lanza en sus manos sin golpear a Allen, en cambio, sacó un pequeño frasco con un líquido negro del interior de su túnica. Al mirar el frasco, Allen miró a Elisse y negó.
   —No lo uses, acabarás igual que Seira.
   —¿Acaso recuerdas lo que es?
   —Esencia de Oscuridad, aunque yo lo llamaría Odio Líquido. Uno de los intentos de Aegis para que lograra controlar el Ónix del Odio, pero que acabó siendo un elixir para mejorar monstruos, y a su vez, hacerlos perder la razón.
   Elisse hizo desaparecer la lanza en su mano y destapó el frasco.
   —Aunque Lord Aegis no creó ninguno más, le dio la mayoría de los elixires a Calibur para que mejorara su reputación.
   —Entonces ahora entiendo el ascenso meteórico de ese asesino.
   Elisse se tragó el líquido negro y tiró el frasco mientras Allen endurecía su rostro antes de suspirar y negar.
   —Eres una tonta...
   Una vez que el líquido llegó al estómago, el rostro de Elisse se volvió blanco a la vez que su nariz comenzaba a sangrar. Elisse se derrumbó en el suelo, las uñas en sus finos dedos se desprendieron trayendo consigo un torrente de sangre que no se detenía.
   Intentaba mantener la boca cerrada fuertemente, aguantando el dolor, pero sus dientes se rompieron y Elisse escupió los trozos blancos pequeños y afilados, aunque algunos trozos se quedaron incrustados en sus encías haciéndola sangrar.
   —Te lo avisé Elisse. Esa cosa que creó Aegis no es apto para consumo humano.
   Elisse levantó la cabeza del suelo y miró a Allen, sus ojos eran completamente negros, de las comisuras en su boca salían dos hileras de sangre, aunque Allen se fijó en la separación de los labios de Elisse antes de mirar los trozos rotos de los dientes en el suelo.
   —Debe doler...
   Allen sujetó el mango del florete con más fuerza, preparándose mentalmente para lo que ocurriría en poco tiempo. 




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