Caballero Cosmos

Capítulo 33 (corregido)

La reconstrucción de la Ciudad F avanzó sin problemas ni altercados tras su repentino regreso a la Tierra. Los héroes de la ciudad, liderado por Shinobi, Titán y Sombra destruyeron el edificio de la Federación Heroica y lo reconstruyeron bajo el nombre de Unión de Héroes, informando a la Federación en Ciudad A de su renuncia al Tratado de Oficio Heroico.
Al renunciar al Tratado, los humanos con habilidades se unieron a diversos puestos de trabajo compaginándolos a la lucha contra los monstruos si aparecían en una zona cercana, ya que la Federación se negó a remunerar los monstruos cazados.
Aunque por otra parte, la delincuencia bajó al escalón más bajo, habiendo solo algún carterista o ladrón, ya que los gremios de villanos de la ciudad se unieron a la Unión tras ser visitados por el propio Sombra.
La Unión siguió la base de categorización de monstruos en números, aunque tras la información que facilitó Allen así como su lucha contra la desatada Elisse, decidieron aumentar la categoría del monstruo según continuaba la lucha permitiendo así que los héroes que llegaran con el paso del tiempo prepararse. También cambiaron el ranking de héroes, volviéndolo numérico desde el 1 al 5, basándose en el Nivel de Crecimiento que les comentó Allen, lo único negativo que tenía el sistema era que el rango mas alto era el de Allen, ya que venció a un categoría 8 aunque estuviera descontrolado.
Al lado de la universidad, Allen caminaba tranquilamente vestido en un traje negro con una corbata y un sombrero de media copa. En su cintura descansaba el florete en su funda.
Deteniéndose frente a su cafetería, escuchó varios gritos del interior, así como el sonido de cristales rotos.
 —Ahh... al final me dejan sin vajilla...
Abriendo la puerta, Allen vio a Titán con la bandeja en su mano tambaleante hasta que se cayó con varias copas, Shinobi y Sombra manejaban las bandejas a la perfección pero no llevaban los pedidos a las mesas correspondientes. Rose y Alex gritaban direcciones a los tres héroes mientras también anotaban las demandas de los clientes.
Ante la desastrosa y caótica situación, Allen ni siquiera sabía qué decir o hacer, por lo que cerró la puerta y salió a la calle. Cuando respiró hondo, la volvió a abrir y miró el desastre, pero aún así siguió con su tez blanca al ser incapaz de recontar todo el dinero que estaba perdiendo.
Cuando vio que Titán se resbaló y cayó sobre un expositor de vinos, su tez blanca se oscureció. Sacó de su bolsillo el rubí y lo apretó en su puño derecho, haciéndolo arder a la vez que la temperatura subía por varios grados.
 —Oye... Titán... cada botella cuesta una pequeña fortuna... la mas joven fue cosechada en los años 20...
Titán miraba a Allen y el expositor bajo su cuerpo, así como el líquido rojo.
 —¿Tienes idea de lo que tardé en encontrarlas?... las reservaba para una ocasión especial...
Allen dio un paso adelante, fue entonces que Titán sintió un escalofrío en su espalda a la vez que la situación en el interior de la cafetería se silenciaba. Aunque no fue por la actuación de Allen, sino por la alarma que sonaba cada vez que aparecía un monstruo.
Sombra pulsó un botón en su reloj de pulsera.
 —¿Y bien?
Shinobi preguntó, Sombra se quedó mirando la pantalla del reloj con su semblante serio.
 —Tenemos trabajo, los héroes de comunicación lo han llamado Rhinoceros Flammeus, de momento tiene categoría 3.
Los tres héroes y los civiles salieron por la puerta, aunque Allen se quedó pensativo en el interior de la cafetería.
—¿Rhinoceros...? Sería mucha casualidad... ¿o quizá...?
Allen negó y salió de su cafetería, aunque lo que había pensado hacía que estuviera alerta.

 

A las afueras de la Ciudad F, varios héroes hacían frente a un enorme rinoceronte que ardía en llamas negras. Su cuerno era rojo y sus ojos morados, de su boca salía saliva y espuma.
Allen miraba al monstruo sujetando la ónix frente a el, sintiendo cierta atracción magnética hacia el monstruo.
 —Está siendo influenciado por la oscuridad, que todos se alejen.
Shinobi asintió y mandó la orden a la sede, poco después todos los héroes se alejaron del monstruo.
Suspirando, Allen sacó el florete de su funda y caminó lentamente hacia el monstruo.
 —Por favor... Dios, Buda, Ra, Odín... quien sea el que esté arriba escuchando, que me haya equivocado...
En su otra mano apareció el zafiro y el prisma los cuales insertó en el broche y el mango del florete, haciendo que Allen se cubriera de agua y emergiera en su Estilo del Caballero Honesto.
El rinoceronte, viendo un nuevo objetivo, comenzó a correr contra él dejando un rastro de llamas por donde sus pezuñas pasaban. Aunque gracias a la diferencia de tamaño entre ambos, Allen saltó y clavó el florete en la pata, haciendo que el monstruo errara y cayera.

 

A la vez que Allen hacía que el monstruo cayera, en un lugar lejano, un hombre rubio y fornido ataviado con una armadura de cuero tensó el arco en sus manos mientras sonreía.
 —Perdona Allen... pero es mi presa...
Cuando el arco se tensó, entre los dedos del hombre apareció una flecha con forma de aguja que dejó volar. Aunque el tamaño de la flecha no era prominente, levantó una gran corriente de aire que movió los árboles de los alrededores.

 

Allen sacó el florete a la vez que sentía la sensación de ser vigilado, por lo que saltó a la tierra a la vez que el monstruo se volvía a levantar.
El rinoceronte bufó por menos de un segundo, ya que justo cuando se levantó una gigantesca flecha con forma de aguja le atravesó el cráneo.
 —Tú puntería sigue siendo la mejor que conozco.
El hombre rubio había aparecido de entre los árboles del bosque cercano, mirando a Allen con una sonrisa confiada mientras caminaba.
 —Je... no por nada soy Sagitario, Allen.
Allen sonrió pesadamente mientras se ajustaba los gemelos de su traje.
 —Claro... ¿Y no se deberá a que tienes una habilidad de predicción?
El hombre dejó de sonreír, ese acto hizo que Allen empezara a sentir nerviosismo.
 —Veo que tienes un nuevo juguete como dijo Archibald... y tu Nivel a mejorado... por lo que no soy el único que hace uso de los genes del Umbralux Draco. Aunque tú eres especial, tuviste suerte al poder asimilar el gen evolutivo.
El hombre miró fijamente la mano de Allen con la que sujetaba el florete, que temblaba visiblemente, sonriendo y riendo entre dientes.
 —Tranquilo Allen, hoy solo he venido a cazar... pero casualmente mi presa apareció aquí, propiciando nuestro encuentro.
El hombre miró una última vez a Allen antes de irse, aunque tras dar unos pasos se detuvo.
 —Por cierto Allen, Aegis te manda saludos y expresa su buena voluntad para que no os ocurra nada a ti y a esa Unión de Héroes.
Con esas pocas palabras, Allen sintió una enorme presión sobre sus hombros.




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