Caballero Cosmos

Capítulo 45 (corregido)

Allen miró a todas partes. Veía que las personas hablaban, pero no era capaz de escuchar absolutamente nada ya que estaba pensando en la persona que sentía cada vez mas cerca de la ciudad.
 —¿Edward?
La alarma comenzó a resonar por lo que todos en el parque se dirigieron al refugio más cercano a excepción de Allen, que simplemente se levantó y se ajustó los gemelos de su chaqueta.
Allen se alejó del parque a la vez que cogió de la basura una tubería y miraba la dirección en la que se dirigían algunos héroes que saltaban entre los tejados, volaban o conducían un jeep con varios subidos.
Por un momento, Allen tuvo el impulso de correr y acompañar a los otros héroes, pero recordó sus modales y simplemente se limitó a caminar un poco rápido.

 

Tim y Titán fueron los primeros en llegar a la entrada oeste de la ciudad. Cuando llegaron solo vieron al hombre con el traje negro de pie en medio de varias personas a las que les faltaba varios trozos de carne o extremidades.
 —Yo haré tiempo, que ningún héroe se acerque.
Tim asintió mientras miraba la espalda de Titán que se ensanchaba cerca de dos veces su tamaño original.
Tras activar parcialmente su habilidad, Titán media poco más de tres metros que en comparación con el hombre trajeado, parecía un verdadero gigante.
 —Allen no tiene el gen... Aegis emitió la orden de destruir la ciudad... así ya no puede seguir mejorando...
 —¡Bien! ¡¿Entonces eres otro perrito de Aegis?! ¡Ni te imaginas lo que voy a disfrutar aplastándote!
Titán levantó su puño derecho y lo dirigió contra el hombre, pero antes de darse cuenta, saltó hacia atrás y miró al hombre con sudor en su frente.
 —¿Qué ocurre? ¿Tienes... miedo?
El hombre sonreía mientras preguntaba, cosa que hizo enojar a Titán.
Titán abrió su puño derecho que temblaba sin cesar, en su palma, parte de su piel se había vuelto de un color verde negruzco.
 —Descomposición... esa es tu habilidad. Si uno se acerca a ti, ya sea algo vivo o muerto, se descompone.
El hombre sólo sonreía en respuesta, pero Titán ya sabía la respuesta e independientemente de lo que hizo, ese hombre era su peor contrincante.
 —Vamos... ven a jugar...
Titán respiró hondo y se quitó su camisa, revelando su cuerpo bien definido y sus enormes brazos.
Colocándose en una postura que parecía que iba a comenzar a correr, Titán sujetó fuertemente su rodilla izquierda con su mano derecha a la vez que el suelo debajo de él se rompía.
En un momento determinado, el hombre dio un paso adelante, fue entonces cuando Titán se lanzó contra el hombre con su puño derecho frente a él. El hombre voló varios metros cuando el puño llegó a su cara, pero Titán no pudo evitar gritar ya que su puño estaba completamente grisáceo con algunos trozos deshaciéndose.
El hombre se levantó mientras reía y se limpiaba la sangre en la comisura de sus labios.
 —¿Éso es todo? Creía que harías algo más extraordinario ya que, como en los mitos griegos, tu nombre pertenece a seres superiores.
Titán respiró profundamente antes de apretar los dientes y arrancarse la mano derecha, manchándose los pantalones y su torso con su sangre. Tras espirar con un ataque de tos, su mano derecha comenzó a regenerarse rápidamente hasta que le creció una nueva mano cubierta de sangre.
El hombre miró con curiosidad a Titán y comenzó a sonreír.
 —¿Duplicas tus genes, incrementas tu velocidad de curación o qué es lo que hace exactamente tu habilidad?
Titán no respondió, en cambio, todo su cuerpo se volvió de un color rojo brillante mientras crecía hasta los tres metros y expulsaba humo de su piel.
 —Forma de Troll.
Titán saltó y se situó encima del hombre mientras aterrizaba sobre él con sus puños cruzados. Cuando lo golpeó levantando una gran nube de polvo, saltó de nuevo y retrocedió, sin embargo los dorsos de sus manos estaban teñidas de un color verde claro.
Sin pensárselo, Titán abrió la boca y se arrancó la carne bajo el dedo meñique en ambas manos, volviendo a crecer casi al instante.
 —Es una habilidad interesante, no cabe duda.
Tras disiparse el polvo, el hombre se quitó la chaqueta negra junto a su corbata y sombrero. Quitándose los botones en las mangas de su camisa, miró a Titán.
 —Espero que no te asustes... hay cosas que un humano no debe mirar... ¿sabes qué cosas no debe mirar un humano?
Titán no podía responder, tras golpear al hombre, éste seguía intacto.
 —Las cosas que no deben verse son: los dioses, los ángeles... y los demonios...
Mientras hablaba, el hombre sonrió sombríamente.
Tras arremangarse, el hombre comenzó a crecer rápidamente. Su cráneo se rompió comenzando a crecerle un par de cuernos, sus pantalones se rompieron mostrando como sus piernas se torcían y les crecían vellos negros, los dedos de sus pies se retorcieron y tomaron la forma de grandes pezuñas.
De la espalda del hombre crecieron un par de alas con plumas negras. Una vez que alcanzó una altura de diez metros, su rostro se deformó, volviéndose la cara de un carnero negro.

 

En la lejanía, junto al resto de héroes, Tim levantó su muñeca y apretó un botón de su reloj mientras escuchaba el grito de Helen a través del auricular.
 <¡Que Titán no pelee! ¡Ése tipo es Edward, del Proyecto Perfección, Gigax Capricornus, el demonio zodiacal! ¡Tiene una habilidad de putrefacción y una categoría 7!>
 —Ya es tarde Helen... Titán y Edward están por destrozarse mutuamente...
Del reloj se escuchó un sonido de queja mientras se cortaba la conexión. Tim miró a Edward y a Titán.
 —¡Señor, hay alguien que está mirando la pelea en el suroeste!
Tras recibir el informe, Tim miró al lugar donde estaba la persona, solo para ver a Allen apretar con sus manos una tubería.
 —No eres un héroe... je... ya te gustaría...
Tim sonrió mientras apretaba el botón del reloj.
 —Titán es el idóneo para enfrentarse contra el Gigax Capricornus... además, le vendrá bien a Allen mirar la pelea... así se aclaran sus ideas.
Tim cerró la conexión y mandó a los demás héroes que no fueran al lugar donde se encontraba Allen a la vez que daba la orden de protegerlo si llegaba a ser necesario.
Edward, con su rostro de carnero lleno de sangre, miró a Titán por debajo de él y rebuznó sonriendo a la vez que el área a su alrededor se secaba antes de pudrirse.




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