Caballero Cosmos

Capítulo 54 (corregido)

 —Lo hizo bien, señor Allen.
Leid habló mientras Allen lo miraba.
 —Cualquier persona en su situación se sentiría igual de perdido o incluso más, eso es lo que lo hace diferente a usted de todos nosotros los héroes. Usted a salvado muchas más vidas que cualquier héroe, a defendido la ciudad entera cuando nos movimos al mundo negativo, y a sido clave para demostrar la verdad sobre Aegis y la Federación, enfrentándose a ellos.
Ante todo lo que dijo Leid, Allen solo pudo quedarse en silencio.
 —También se debe añadir que nadie puede igualarte... ya sea tu fuerza o tu valor.
Titán agregó mientras miraba a Allen fijamente con los puños apretados y caminaba hacia el.
 —Incluso sin tener una habilidad, ayudaste cuando me enfrenté al Gigax Capricornus. Eso no lo hace cualquiera Allen.
Tras unos segundos de silencio, Titán golpeó el vientre de Allen, noqueándolo.
 —Pero un héroe debe descansar también, ya sea por las buenas o por las malas.
 —Ponedle anestesia y que duerma hasta mañana.
Helen instruyó a los médicos mientras Titán levantaba a Allen y lo llevaba a su habitación.
En ese momento, un gran relámpago resonó en la distancia e iluminó todo el pasillo a través de la ventana.
 —Shinobi se está esforzando mucho para atrapar a Archibald.
 —No olvides que Archibald tiene la habilidad para controlar mentes y en el Proyecto Perfección representa a Libra. Por eso se envió a Shinobi y a Sombra, son el equipo perfecto, Shinobi es tan rápido como un rayo y Sombra se convierte en un ser intangible.
Leid habló mirando a Vicky, aunque tenía el ceño fruncido al ver el relámpago que ocurrió.

 

Shinobi saltaba y rodeaba a Archibald a la vez que intentaba golpearlo con su hoja de chispas, aunque sin poder acertar ni un golpe ya que en el momento que se acercaba, Archibald usaba el amatista para absorber la habilidad de Shinobi y hacer que su ninjato dejara de poseer el elemento electricidad.
 —Tengo prisa héroe, Aegis se va a preguntar dónde estoy si tardo.
Con un giro de su mano, Shinobi lanzó varios shurikens y kunais aunque Archibald los esquivó fácilmente girando su cuerpo. Fue en ese momento que Shinobi se lanzó contra la espalda de Archibald con la hoja de la katana frente a él.
 —Un truco tan viejo como los de tu clase, ninja.
Archibald se percató de lo que intentaba Shinobi desde el primer momento, por lo que dejó que Shinobi intentara asestarle un golpe letal desde su espalda.
En el momento que la katana atravesó la túnica de Archibald y penetró en su cuerpo, un gran relámpago descendió directamente sobre Archibald.
Shinobi no se percató de lo que gritaban sus compañeros Tim y Sombra, ya que no solo no podía escuchar nada, sino que no podía moverse en absoluto. Su cuerpo no reaccionaba como quería moverse.
Archibald, en cambio, miraba con desdén a Shinobi por el rabillo del ojo mientras su brazo derecho emitía chispas y pequeños rayos.
 —¿Sabes cuál a sido tu error? Pensar que sólo tenía una habilidad para controlar mentes y la amatista de las estrellas. Me presentaré formalmente... soy Archibald, Juez Zodiacal de Libra, y la habilidad que me confiere es balancear y juzgar todo lo que me rodea. Diciéndolo en términos simples, si juzgo que una habilidad es inútil, me permite controlarlo y devolver el golpe. Esa es la habilidad inútil y título que me confirió el idiota de Aegis... yo prefiero llamarme... Devorador...
Con una macabra sonrisa, el viento sopló y mostró el cuerpo de Archibald bajo la túnica. Su cuerpo se parecía a la Gigax Virgo, Elisse, en su forma de monstruo, ya que estaba compuesto por una armadura, aunque a diferencia de Elisse era dorada.
La zona que atravesó la hoja de Shinobi fue la cadera, pero su sangre verde había coagulado y atrapó la katana en su interior.
 —Por eso los ninja no existen, porque sois una existencia débil.
La sonrisa de Archibald junto con los rayos que surgían de su brazo derecho y le iluminaban, hacía sentir que uno estaba parado frente a un lunático.
 —Te devolveré tu electricidad.
Con sus palabras, Archibald apretó el puño derecho mientras se giraba lentamente, rompiendo la katana en el proceso, y golpeaba el rostro de Shinobi a la vez que un rayo iluminó todo el área.
 —¡Señor Shinobi!
 —¡Shinobi!
Serval y Tim gritaron a la vez, aunque Sombra se mantenía vigilante con una calma rozando su límite y los brazos cruzados.
Cuando la luminosidad se apagó, vieron la mitad del rostro de Shinobi el cual estaba quemado con algunas heridas sangrando. Al ver a su hermano en ese estado, Sombra dejó de cruzar sus brazos y caminó lentamente hacia Archibald.
 —Archibald... no volverás a tocar a mi hermanito... no te lo permitiré...
Al escuchar a Sombra, Archibald ladeó su cabeza y lo miró con una sonrisa.
 —¿Ohh? ¿Así que el hermano sobreprotector ataca de nuevo? ¿Qué vas a hacerme? Tu única habilidad es convertirte en una sombra.
Sombra agarró en su mano derecha su ninjato y la apuntó hacia Archibald.
 —Respóndeme algo Archibald. En la Federación Heroica posees el rango A, pero guardas muchos secretos... quizá demasiados. Así que dime, ¿por qué me dejabas hackear la información? ¿No tienes miedo de lo que haga Aegis?
Con sus preguntas, Archibald se rió mientras se quitaba la túnica y mostraba su armadura dorada.
 —Yo ya controlo a la perfección mi etapa Ultima, sólo me faltan un par de detalles para dejar este mundo, Aegis al igual que todos los seres en este mundo sois solo para mi entretenimiento, aunque Allen... él es un maldito error por culpa de Aegis.
 —Entonces eso es lo que somos para ti, ¿un entretenimiento?
En el siguiente segundo, no solo Sombra sintió que sellaban su cuerpo bajo toneladas de cemento, también Serval y Tim miraban a Archibald con su cuerpo temblando.
 —Todos sois mi entretenimiento... y todos moriréis con este asqueroso planeta.
La macabra sonrisa de Archibald acompañó sus últimas palabras antes de que mostrara el amatista que levitaba en su mano derecha y dejara inconscientes a los tres con una onda que salió de ella.
 —Todos morirán... pero para eso... Ultimax es necesario...
Archibald se alejó lentamente de las afueras de Ciudad F, tambaleándose mientras se reía de manera maníaca y acariciaba el amatista en sus manos.




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