Capítulo 58 (corregido)

Allen sacó del suelo el florete y lo blandió mientras miraba a su alrededor con una sonrisa.
 —No esperaba menos, creo que estoy un poco oxidado y vosotros, Imitor, me serviréis de práctica. Con vuestro permiso, obviamente.
Titán no pudo dejar de mirar a Allen desde que apareció, por lo que no se dio cuenta de que un Imitor Virgo iba a atacarle con su espada.
 —Detrás de ti, Titán.
Reaccionando lentamente, Titán recibió el golpe del Imitor y acabó volando varios metros, a lo que Allen solo pudo suspirar.
 —Desde luego... estoy fuera de acción un par de días y Titán se vuelve débil... debes entrenar más intensivamente General.
Levantándose del suelo, Titán sonrió apretando sus puños mientras sangraba por las comisuras de sus labios.
 —No he tenido tiempo para entrenar, y mucho menos soy un hombre tan fuerte como tu.
Allen sonrió mientras blandía el florete y mataba a varios Imitor Aries.
 —Yo no soy fuerte Titán. La fuerza es algo más que una capacidad física... la verdadera fuerza reside en la capacidad para defender todo lo que es importante para una persona. Al fin y al cabo, yo soy solo una persona.
Tras varios cientos de Imitor, Allen pudo ver a Laia que lo miraba tanto con extrañeza como con miedo, algo a lo que solo pudo sonreír.
 —Pero algunas veces, la voluntad de una persona supera con creces las expectativas que se tenían previamente.
Las palabras de Allen no iban dirigidas a Titán, sino a Laia.
En el momento que Allen iba a sonreír hacia Laia, algo cayó del cielo con una gran velocidad y levantando una gran nube de polvo y tierra junto con su llegada.
Abriendo su mano izquierda, con un destello apareció una esmeralda en la palma de Allen antes de romperla y haciendo que su traje se volviera de un tono verde claro.
 —Estilo del Caballero de la Verdad.
A su vez, Allen cortó el aire con su florete haciendo que una corriente de aire dispersara el polvo. Cuando todo el polvo desapareció, no solo Allen y Titán estaban estupefactos, los héroes alrededor también miraron la escena con sus rostros congelados.
El suelo estaba completamente cubierto de los cadáveres de los Imitor Virgo, Imitor Aries y los Gigax Virgo que no habían asumido su forma Imitor, y en medio de todos ellos, una persona con una túnica y una capucha que le ocultaba el rostro se erguía tranquilamente.
 —Titán retrocede.
A regañadientes, Titán caminó lentamente hacia donde se encontraban Leid y Helen.
Allen miró a la persona con la túnica y suspiró con una sonrisa, aunque sus ojos mostraban tanto su odio como su dolor.
 —Entonces... ¿se resume a esto?... ¿Por esto no le importó a Aegis que Seira perdiera el control?
Laia resopló y miró la persona en la túnica.
 —Más o menos si... es casi como si fuera un títere, no piensa, no tiene sentimientos, y sólo sigue órdenes.
 —Te equivocas mi querida Laia, es un ser vivo, por lo que tiene sentimientos y piensa por si misma. Pero aún así... lo que le habéis hecho... no pienso permitirlo.
Laia miró a Allen desde la distancia y sólo pudo reírse entre dientes.
 —¿No piensas permitirlo? ¿Y cómo no lo vas a permitir? Aegis es prácticamente invencible, y él tiene el gen evolutivo en su sangre. También están Lektor y Archibald. Y tú eres solo uno.
Allen dio un paso a la vez que se levantaba un cálido viento por toda el área.
 —No todo es cuestión de números Laia, si así fuera, sería muy superior al actual Aegis por reconstruir todos mis glóbulos blancos en genes evolutivos.
 —¿Cómo...? Entonces... es... ¿por eso...?
Los ojos de Laia temblaban al mirar a Allen, que estaba frente a la persona con túnica, y sólo se le ocurrió una orden en aquel momento.
 —Mátalo.
La persona en la túnica, al recibir la orden, golpeó a Allen con su puño derecho a la vez que levantaba una corriente de aire y le quitaba la capucha.

Leid, Helen y Titán vieron el rostro de la persona con la sangre helándose en el acto.
 —¿E-Ésa... es?
 —Lo es Leid... fue la protagonista del incidente de hace unos años... así como la primera en morir a manos de Allen.
Titán miraba a Allen con los puños apretados.
 —Clonar a Seira... sin siquiera tener una pizca de conciencia... Aegis es imperdonable, darle una sentencia de muerte sería poco castigo...
Leid y Helen no entendían las palabras de Titán, pero Titán sabía lo que ocurrió en el pasado, el intento de escape de Allen y Seira, y como Aegis dio el primer paso para su para su ansiada "perfección".

Allen sonreía a Seira mientras sus ojos brillaban.
 —Está bien Seira... lo haré como la última vez...
Mientras en la mano de Allen aparecía un topacio, Seira golpeó el mentón de Allen levantándolo varios metros sobre la tierra, aunque fue tiempo suficiente para que su traje se volviera amarillo y aterrizara en la tierra.
 —Estilo del Caballero de la Voluntad.
Tras sus palabras, Allen golpeó el suelo con su pie e hizo que se levantara un trozo de roca que se rompió y formó un martillo, sujetándolo en su mano izquierda.
Allen se llevó el martillo sobre su hombro y apuntó a Seira con su florete.
 —¿Empezamos pues?

En el tejado, Archibald y Lizzy observaban a Allen.
 —Je... ¿Quién diría que le ordenaría al gen evolutivo que recreara su ADN? Aunque de todas formas, el efecto sería igual pero infinitamente inferior... por otra parte, no creo que tenga lo que hay que tener para matar a su "amor" por segunda vez... sin embargo...
Archibald miró a Lizzy y sonrió.
 —Hay que recordar que Seira ya no es ni la regidora zodiacal, ni mucho menos la Gigax Leo... sino Draconis Leo. ¿Cómo se las apañaría Aegis para crear semejante calamidad? Aunque no soy el más indicado para hablar de "calamidades". De todas formas...
Mirando hacia Leid, Helen y Titán, Archibald sonrió cínicamente y se lamió los labios.
 —No puedo permitir que Allen muera ahora mismo, y mucho menos que Aegis descubra la amatista...
Con el pensamiento de Archibald, Lizzy saltó a otro tejado y siguió las órdenes de Archibald.