Caballero Cosmos

Capítulo 76 (V2)

    El mariscal, así como los otros líderes de ciudades y algunos héroes, descubrieron la existencia del diamante a través del diario del profesor Levinder. Aunque su encuentro solo significaba una premonición de algo peor.
    —Tráeme ese artefacto y avisa de una conferencia urgente.
    Tras su orden, el mariscal miró a Lady Rose y a su compañera.
    —Vosotras iros, no sois de más ayuda aquí.
    Cuando se fueron, el mariscal recibió el diamante encerrado en una caja de cristal sostenida en una mesa de acero con ruedas y una cúpula de electricidad.
    —Y pensar que esta cosa tan pequeña en manos de Allen puede convertirse en un arma de destrucción masiva.
    El mariscal observaba el diamante, el cual poseía en su interior formado con patrones del mismo una estrella, brillando leve e intermitentemente. Después de mirar el diamante por unos minutos, el mariscal abrió el cuaderno del profesor Levinder por un marcador violeta.

 

    «27 de febrero de 2015. Allen creó un total de siete piedras a partir de su propio cuerpo. Respectivamente son: un prisma, un rubí, un zafiro, una esmeralda, un topacio, un ónix y un diamante. De las pruebas que les he hecho a cada uno, poseen diferentes tipos de elementos, a excepción del prisma. No obstante debo recalcar que los más peligrosos son el ónix y el diamante, ya que incluso poseen cierto grado de radiación. Sus niveles energéticos son suficientes para sostener a la humanidad de todo el planeta por varios miles de años por sí mismos sin requerir el uso de energía eólica, solar o hidráulica. ¿Es éste el poder del Gen Evolutivo?»
    «28 de febrero de 2015. La energía que posee el diamante es "estable", en cambio, el ónix es "inestable". Son como dos caras de la misma moneda. Si comparamos el ónix con el plutonio, entonces deberíamos comparar el diamante con una bomba atómica masiva pese a su estabilidad. En mi opinión, la estabilidad de ambas se debe a las emociones de Allen, ya que es un humano, debe poseer seguridades e inseguridades. Por ende, el gen manifestó sus inseguridades en el ónix, y sus seguridades en el diamante. Aunque me recuerdan levemente a los poderes que usó el Umbralux... ¿quizá sea casualidad?»

 

    El mariscal giró a la última página del cuaderno, la cual databa del día 3 de marzo.

 

    «03 de marzo de 2015. Evitar que Eclipsis luche contra Crono el día que afloran los sentimientos. El dragón llora, y el humano se alza.»

 

    Esa era la última entrada que escribió Levinder en su cuaderno. Desde que la leyó, el mariscal estuvo pensando sobre lo que decía. Sabía que "el día que afloran los sentimientos" era el día de San Valentín, pero seguía sin descifrar lo que significaban las otras partes de "el dragón llora" y "el humano se alza".
    Por otra parte, había supuesto que Eclipsis y Crono eran nombres clave, como los que usaban los héroes, pero en la lista a su disposición no existía ningún Eclipsis ni Crono, por lo que se encontraba en un callejón sin salida.
    El mariscal cogió un puro y se lo encendió, fumando mientras se arremangaba la camisa y se recostaba en su silla.
    —Así que un poder equivalente a una bomba atómica "estable" ¿no?
    Tras pensar unos minutos, el mariscal cogió el informe y empezó a leerlo mientras que detrás suya se encontraba la mujer pelirroja que había estado previamente cuando declararon a Allen un "traidor".
    —Se suponía que la cristalización de la luz no llegaría nunca a manos del ejército... Archibald es un inútil por dejar que ocurran estas variables...
    En ese momento, la mujer pelirroja sintió algo y sonrió.
    —Asi que por eso has dejado esta variable... viene el Gigax Ofiucus... Pero todavía existe esa posibilidad...
    La mujer pelirroja miró el diamante fijamente como si quisiera destruirlo.
    —El Estilo del Caballero Cósmico...
    Antes de que pudiera continuar, un gran terremoto ocurrió en el interior del búnker, por lo que miró el monitor que encendió el mariscal, mostrando al enorme Gigax Ofiucus destruyéndolo todo a su paso con su enorme espada.
    Tranquilamente, el mariscal cogió un walkie y dió una simple orden.
    —Matadlo, que se muevan todos los héroes, da igual el rango. Doy permiso para usar armas de gran calibre.
    La mujer miró al mariscal pensando que era un loco, aunque desapareció sin querer ver el genocidio que haría el Gigax Ofiucus.

 

    La mujer pelirroja apareció en el cielo, a decenas de kilómetros encima de Ciudad Z. Junto a ella se encontraban Archibald y Seira.
    —¿Cómo será que no me sorprende verte aquí Archibald?
    Archibald miró a la mujer pelirroja y sonrió cínicamente.
    —¿Cómo podría yo perderme semejante destrucción? Además que esta variable nunca la he presenciado Moira.
    La mujer pelirroja, Moira, miró a Seira antes de volver a mirar a Archibald.
    —¿Sabes que ni siquiera el Veldor fusionado con Charibdys pudo matar a Allen verdad?
    —Lo sé, de todas formas eso se debe solo a la suerte, Allen pudo conectarse con su yo del futuro...
    —No solo al Allen del futuro, sino a uno de los participantes en la guerra dimensional.
    Al escuchar a Moira, Archibald tuvo un escalofrío y la miró seriamente.
    —¡Eso es imposible! En ese entonces, uno de los Allen pudo matar a Luminoso y a Oscuridad, no podría aguantar tanto poder, explotaría en miles de trozos.
    —Algunas veces pienso que eres más imbécil de lo que en realidad aparentas Archibald... piensa un poco, si Allen muere antes de que se devore la fuerza vital del bucle temporal eso significa que se puede reiniciar el bucle de nuevo sin ningún peligro.
    Archibald abrió los ojos y asintió varias veces hacia Moira.
    —De todas formas Moira, por eso mismo está aquí ella... haré que la amatista devore tanto al Últimax como a Seira y el diamante de la luz. Después de tomar mi forma de monstruo, me comeré la amatista y con ella el bucle temporal.
    —Estás muy seguro de eso Archibald... aún sabiendo que este Allen hizo algo que los demás no, convertir todo su ADN en genes evolutivos... ¿Sabes lo peligroso que puede ser eso para los planes de todos?
    —Lo sé muy bien, yo también quiero tener el derecho de pararme frente a esos dioses.
    Moira resopló y miró hacia la Ciudad Z.
    —Lo único que me sorprende de esta línea temporal es lo extraña y enrevesada que es... como por ejemplo el hecho de que exista ese Estilo del Caballero Radiante...
    —Por lo que he visto, ese estilo tiene acceso a las habilidades de sus otros estilos... pero sigue sin ser suficiente para detener a Seira o al Gigax Ofiucus.
    Moira miró a Archibald de reojo, sin prestarle atención, solo se limitó a abrir el cuaderno que llevaba con ella y lo abrió por la página donde estaba el dibujo del caballero con armadura completa y capa negra. 
    —El Estilo del Caballero Radiante nunca existió verdaderamente, incluso los otros están interesados en lo que ocurre en el bucle ahora mismo Archibald... Incluso uno de los que están afuera me ha pedido información relevante de lo que ocurre con Allen.
    —¿Quién?
    —El Payaso.
    Archibald miró al vacío sin responder, fue entonces que  Moira vio congelada como la imagen del cuaderno se movía, saludando cortésmente, antes de desaparecer.
    —E-E-Es imposible...
    Archibald miró al cuaderno y a Moira, sin entenderla.
    —Allen está por activarla... ¡va a usar el diamante!




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