Habían pasado cinco horas desde que el Echinus fue destruido. Las clases del instituto no se habían retomado, en cambio, los militares usaron lo que quedaba del instituto como base militar temporal.
En el aula de dirección, el soldado, el mismo que se rió de Allen, miraba la pantalla erguido mientras una cámara lo apuntaba. En la pantalla había un hombre vestido de militar con múltiples condecoraciones sobre su camisa.
—¿Entonces el monstruo no solo ha sido asesinado, sino que incluso ha desaparecido?
—Correcto Mariscal, señor.
El mariscal se arremangó y miró al soldado.
—¿Y todo por un... "héroe"... del que no se sabía nada hasta ahora?
—Correcto señor. De hecho señor, los héroes de rango A, Shinobi y Sombra Carmesí, apoyaron a dicho héroe e incluso lo apodaron como el "hombre más fuerte del mundo", señor.
El mariscal sonrió.
—¿El más fuerte del mundo? ¡Eso es una tontería! Solo hay dos personas que pueden enfrentarse por ese título, el profesor Levinder, y mi inferior, el general Matthew.
El soldado tragó saliva a la vez que veía al mariscal sonriendo cada vez más.
—Respecto a ese héroe, Crono, aún tengo que discutirlo con los gobernantes pero es relativamente nuevo, así que le daremos como mucho el rango E y una remuneración de cuatro dígitos a quien lo capture vivo o muerto. Limpia el área de Ciudad F, y no dejes que se propague la noticia de que los hermanos ninja están allí, no quiero atraer mercenarios a esa ciudad que no tiene nada interesante.
Tras sus órdenes, el mariscal cortó la conexión. El soldado sopló aire frío y se fue del aula, aunque en una esquina de la habitación, sentado tranquilamente, estaba Veldor que sonreía complacido.
—Claro... la Ciudad F no posee nada interesante... ¿verdad?
Veldor preguntó mientras miraba al suelo y sonreía.
Tras cortar la conexión, el mariscal cogió un informe confidencial sobre su mesa. Era el historial médico de las personas que vivían en Ciudad F, y tras mandar a que quitaran toda la información irrelevante, se quedó con solo un historial.
El historial tenía partes subrayadas en negro, pero la mayoría podía leerse.
—Así que... un ADN único, parecido al de un monstruo, con sus células blancas siendo más de mil veces superior a las normales, y sus plaquetas poseen resistencia anormal.
El mariscal rompió la hoja y la quemó con su mechero antes de pasar a la siguiente.
—Su sistema nervioso, óseo y muscular es normal, aunque presenta varios síntomas de curación de hematomas y hemorragias internas.
Al igual que antes, el mariscal rompió la hoja y la quemó, pasando a la última hoja.
—Las pruebas concluyen que es una persona sin habilidad discernible. La posible explicación para la eficacia de sus glóbulos blancos es una mutación genética normal. En cambio, su ADN no tiene explicación lógica posible, por lo que se necesitarán unas pruebas de mayor nivel para determinar dicha irregularidad.
El mariscal vio la foto del niño y su nombre, grabándolo en su mente.
—Allen...
Sonriendo, el mariscal apretó un botón en el teléfono fijo de su mesa, apareciendo por la puerta a los pocos segundos una mujer con una ropa un poco apretada, debido a que era de una talla menor, por la puerta.
—¿Si mariscal Julius?
—Tráeme el resto de informes médicos del expediente que me entregaste.
—Mariscal, solo conseguir ese informe costó varios sobornos por no hablar del resto que no poseía información relevante. Si intenta conseguir el resto de informes un simple soborno no será...
—Pues mata.
La mujer se quedó en silencio por las palabras del mariscal.
—Deberías hacer tu trabajo, que es acatar mis órdenes. Si el ministro no da permiso incluso con un soborno, hazle recordar que soy el Mariscal, la máxima autoridad sobre el ejército no solo del continente, sino del mundo actual. ¿Qué mejor manera de recordárselo que con un disparo?
La mujer asintió y cerró la puerta detrás de ella, dejando a Julius mirando la foto de Allen.
—¿Qué demonios eres?
Allen se despertó en una cama, dentro de una habitación escasamente decorada. En la mesa a su lado estaba el brazalete que cogió y se lo puso en su antebrazo izquierdo después de levantarse.
Al acercarse a la ventana vio la universidad de la Ciudad F antes de que la puerta se abriera. La persona que había abierto la puerta tenía el pelo castaño al igual que sus ojos, vestía un traje negro y miraba a Allen sonriendo.
—¿Cómo te encuentras Allen?
Allen dio un leve paso atrás inconscientemente.
—Bien, ¿te conozco?
—Me llamo Ryogen, quizá te acuerdes mejor de mí si me disfrazo como un ninja morado.
Al escuchar esas palabras, Allen tembló y apuntó a Ryogen.
—¡Eres ese héroe!
—Correcto, soy Shinobi. ¿Eh?
Allen estaba temblando acuclillado en el suelo, casi llorando.
—No me hagas daño.
Shinobi se quedó en blanco unos segundos antes de reaccionar.
—Ahora vengo.
Shinobi bajó las escaleras y llegó a una sala con muchas mesas y cubiertos. En la sala había unas cuantas personas trabajando, los hombres vestidos con traje negro y las mujeres con un vestido negro.
Shinobi le hizo gestos a una mujer con el pelo castaño que estaba detrás de una la para que se acercara.
La mujer se acercó a la puerta y le dio la vuelta al letrero. Al hacerlo, un hombre igual de alto que Shinobi y exactamente igual que él se acercó junto a los demás.
—¿Que pasa?
—Allen...
La mujer del pelo castaño se tocó los ojos, quitándose unas lentillas que ocultaban sus ojos azules con pupilas sesgadas.
—¿Qué le pasa?
—Helen no te quites las lentillas.
—He cambiado el cartel, no va a entrar ningún cliente más Leid. Quítate tus lentillas también.
El hombre idéntico a Shinobi mostró sus dedos índice y anular de su mano derecha frente a Helen.
—Hecho.
Leid usaba lentillas debido a que, al igual que Helen, los iris de sus ojos tenían tres circunferencias que se multiplicaban o dividían según en qué se fijara.
—Callaos ya, me irritais.
La otra mujer entre ellos habló fríamente mientras sus manos se congelaban en dos punzones de hielo.
—¡Megan no uses tu habilidad!
—¡Parad ya de discutir por tonterías!
Shinobi gritó mientras que de sus ojos salían chispas, haciendo que todos, incluyendo la persona que era igual que él, se callaran. Luego miró a cada persona.
—Allen sigue sin recordar nada, incluso habiendo recuperado el poder que obtuvo durante el bucle temporal de Archibald.
Leid negó mientras pensaba.
—Eso no es posible Shinobi. Las habilidades que mostró Allen durante el bucle estaban más posicionadas al control de los elementos, sin embargo, por lo que nos habéis dicho tú y Sombra, su habilidad actual es más como si fuera relacionado con el flujo del tiempo.
—Eso es posible, deberíamos tener en cuenta que Allen modificó todo su ADN con el gen evolutivo del Umbralux Draco. No me extrañaría que como medida de defensa sus genes descartaran los poderes elementales para cambiarlos por un poder de control de tiempo a modo de autodefensa.
Tras una breve pausa, Helen continuó su argumentación.
—Por ejemplo los humanos, tras prueba y error conseguimos avanzar a través de los siglos y evolucionar desde un mono hasta el homo sapiens. Aunque en el caso de Allen, su prueba y error es más parecido a continuar sin error alguno.
—Sea lo que sea, a mi general no le va a gustar que Allen no recuerde lo que pasó.
—No necesariamente Tim, Allen ha sido torturado incontables veces durante el bucle, si lo llega a recordar podría no saber cómo manejarlo. Incluso si su cuerpo no muestra signos de daño, su mente pasará por un gran momento de estrés.
Shinobi luego miró a su gemelo.
—¿Titán ha enviado algún mensaje de lo que planea hacer el mariscal?
Sombra sonrió pesadamente y sacó una fotocopia.
—Lo han colocado en el Rango F, tiene una recompensa de tan solo cuatro dígitos. Obviamente, Julius no quiere llamar la atención. Respecto a su apodo...
Sombra suspiró y negó.
—Lo han llamado... Cronómetro.
Leid se aguantó la risa, incluso el seudónimo que le dieron a el, cuya habilidad era mediocre en el mejor de los casos, sonaba mejor.
—¿Cronómetro? ¿No Crono?
Sombra negó ante la pregunta de Tim.
—Según Titán, Julius recibió el informe pero supuso que Crono era un diminutivo de cronómetro.
—Me da miedo preguntar, pero... ¿cómo se lo tomó mi general?
Ante la mención de Titán, Sombra tuvo un leve escalofrío.
—Digamos que se ha desquitado y... emm... bueno... ha creado un "leve" terremoto en Ciudad L... según el informativo era de grado ocho con nueve. No ha habido bajas, pero media ciudad se encuentra en ruinas.
Shinobi miró a Sombra con la boca abierta.
—¿Acaso está loco? ¡¿En qué pensaba para hacer esa hecatombe?!
—Ese es el caso hermanito... Fue un entrenamiento, y utilizó una de sus técnicas, y bueno... jeje... je... no solo destrozó la Ciudad L, sino que casi provoca un tsunami al estar cerca del mar.
Leid preguntó temblando.
—¿Desde cuándo Titán posee tanta fuerza?
—Si mi teoría no falla Leid, se debe al bucle temporal. Hemos estado repitiendo lo mismo una y otra vez, allí Archibald nos absorbía la fuerza sobrante. Pero ahora que Archibald no está, esa fuerza debe salir por algún lado. De hecho, si lo que nos dijo Eclipsis es cierto y Allen mató a Archibald el día que apareció el Umbralux, es probable que incluso se convierta en un monstruo sin control.
—No lo creo Helen, los genes evolutivos no permitirían un descontrol.
—¿Quién...?
La pregunta no la hizo Leid, ni Shinobi, ni Megan, ni siquiera Sombra. Al mirar las escaleras vieron a Allen, que los miraba con desconfianza.
—¿Yo... qué soy... realmente?
Editado: 10.11.2024