Allen reapareció en un edificio abandonado y medio destruido, apoyándose contra la pared mientras hiperventilaba y sus manos temblaban.
Mirando su mano, dió otro chasquido pero no notó nada extraño. El chasquido, cuando estuvo frente a Veldor y los soldados, hizo que el tiempo se detuviera por completo, simplemente corrió hacia un lugar aleatorio alejándose de allí y lo que sentía en ese momento era como si estuviera rodeado de agua.
No sabía cómo controlar su propia habilidad, solo sabía que el botón del brazalete lo transformaba, y los interruptores hacían que una parte de su cuerpo, o un arma que sujetara, se cargaran con la energía suficiente como para destruir un monstruo. Aunque, en cierto sentido, tampoco sabía si considerar el brazalete como su propia habilidad ya que era un objeto que apareció de la nada.
Allen deshizo la transformación y se dejó caer al suelo.
—¿Qué...?
Al levantar la mirada, los ojos de Allen se cruzaron con los ojos de un grupo de nueve personas, entre los que se incluía Rita.
Allen se quedó en silencio, con el rostro blanco sin saber qué decir.
—P-P-Puedo e-e-explicarlo...
Antes de que pudiera decir nada más, una persona del grupo le lanzó un pequeño trozo de hormigón, golpeándolo en la cara. Allen giró la cabeza y escupió un gran bocado de sangre mientras el extremo de su ceja izquierda hacía una pequeña línea de sangre hasta su mentón.
Cuando volvió a mirar, Allen vio que se habían marchado. Al fin y al cabo, eran humanos normales, y con el miedo que tenía la sociedad de los héroes y los villanos, era lo más normal que se fueran. Lo que le preocupaba a Allen era lo que podían llegar a contar y a quién.
Allen sonrió con una lágrima rodando por su mejilla, levantándose del suelo y acercándose a una grieta en la pared, vigilando si aparecían soldados.
En una azotea, Sombra y Tim descansaban mientras aparecía Shinobi con un salto desde otro edificio.
—¿Y bien?
—Je... Allen le enseñó una buena lección a ese ofidio.
Shinobi asintió ante las palabras de Sombra.
—¿Y su paradero?
Con su segunda pregunta, Sombra no tuvo el valor para reírse. En cambio, Tim habló por el.
—Los soldados tenían una rehén, la usaron como moneda de cambio. Allen se enfadó, y se la llevó.
—Es Allen, por el maltrato que tenía, la llevaría al hospital.
Shinobi respiró hondo y sacó un móvil, buscando las noticias más recientes de Ciudad F.
—¡Allen es...!
Shinobi gritó y le enseñó la pantalla del móvil a Sombra y Tim. En la pantalla se reproducía un vídeo en el que, tras un destello, Allen se transformaba en humano. Al verlo, Sombra estaba sin palabras, aunque Tim no tenía ningún problema con ello pero se debía a que llevaba su rostro al descubierto.
—Oye... esto puede ser un problema muy gordo...
Shinobi tocó el auricular en su oído.
—Leid, ¿has visto las últimas noticias de la ciudad?
<Mejor dicho Shinobi, ¿quién no las ha visto? El vídeo está en manos del ejército.>
Shinobi se quitó el velo de su boca y respiro antes de responder.
—¿Y cuál ha sido la respuesta de Titán?
<Quiere renunciar y volver.>
—¿Y el mariscal y los políticos?
<Los políticos quieren encerrarlo, y Julius quiere matarlo. Cree que Allen posee una habilidad peligrosa que puede destruir el mundo.>
Shinobi apretó los puños mirando los edificios derrumbados.
< Por cierto Shinobi, cuando hablé con Titán también me habló de Eclipsis.>
—¿Y qué ha descubierto de ese tipo?
<Le han otorgado el rango S, por lo que tiene un poder militar equivalente a un general. Aunque de todos los beneficios que ha tenido, solo ha pedido información de la Ciudad F.>
—¿Qué información?
<La historia de la ciudad, los sucesos, el registro civil... prácticamente todo lo relacionado a ella. Ni siquiera Titán ha descubierto qué busca.>
Shinobi miró a Sombra, que tras pensar un poco negó con su cabeza. Tampoco sabía de nada importante que estuviera en la ciudad.
<De hecho, incluso buscó información respecto al terreno del instituto de Allen... pero lo más extraño es que buscó esa información en múltiplos de cinco años, ya sea antes o después de su construcción. Un momento.>
Tras unos minutos, Leid volvió a hablar por el auricular.
<Según lo que Titán ha podido averiguar, Eclipsis dejó de buscar cuando encontró un registro de hace unos setenta años en el que ponía que el terreno iba a ser usado como base de una institución de aprendizaje.>
—¿Y antes qué era?
<Era usado como una cantera hasta que cayó un meteorito y el dueño la cerró. Eso fue dos años antes de la compra. En el lapso de los dos años, el dueño se quedó encerrado en los restos de la cantera.>
—¿Un meteorito...?
<Correcto, un meteorito. Tenía una masa de unos cinco o seis kilómetros cuadrados, así que la destrucción que generó fue bastante problemática debido a que provocó un terremoto. Lo más interesante son las palabras del dueño de la cantera cuando la vendió, decía que esa tierra estaba maldita.>
—¿Maldita? Eso es una tontería Leid, lo único que puede parecerse a una maldición sería... un momento...
<Una habilidad relacionada con la hipnosis en el mejor de los casos.>
Shinobi miró el instituto fijamente pensando en ello.
—Leid, supongamos que no es una habilidad, sino un monstruo. Sería demasiado extraño, ¿no?
<No tanto Shinobi. Algunos científicos debaten entre ellos sobre si las criaturas mitológicas, así como otros seres de leyenda, son monstruos que provienen del mundo negativo. Por lo que si apareció un monstruo justo en el momento que cayó el meteorito, podría decirse que fue suerte... y una muy grande.>
—Pero si tomamos en serio esa teoría, ese monstruo...
<Estaría debajo de una montaña de tierra, piedra, hormigón, cemento, y a saber qué más... Pero si es un monstruo con una categoría alta lo mejor sería matarlo en el acto.>
Shinobi se quedó en un silencio que Leid rompió a los pocos segundos.
<Shinobi, ¿no notas el error?>
—¿Error?
<¿Cómo sobrevivió el dueño de la mina frente a un monstruo?>
—¡Una habilidad!
<Correcto. Sin una habilidad, sería prácticamente imposible enfrentarse a un monstruo, a no ser que se tenga arsenal militar suficiente para asegurar una guerra civil. Un momento...>
Leid respiró ahogado a través del auricular antes de gritar.
<¡A aparecido un monstruo nuevo cerca de la posición de Allen! La escala no puede medir el miasma, se está volviendo loca... ¡es un categoría especial!>
—¡¿Qué?!
Un monstruo de categoría especial eran seres cuya densidad de miasma no se podía medir al tener una habilidad que le permitía el crecimiento indefinido o, en cuyo caso, un largo periodo de crecimiento. Un ejemplo de categoría especial sería sin ir más lejos, el Umbralux Draco, o el propio Archibald, el Vorax Cetus.
Editado: 10.11.2024