Caballero Crono

Capítulo 15 (V2)

Allen se envolvió en luz, convirtiéndose en Crono, y se acercó a la reminiscencia luminosa del Emperador Crono.
—Me gustaría pensar que soy incapaz de volverme tan repulsivo como tú. Quiero creer que... quiero...
—Deja que lo adivine, quieres ser un "hombre" capaz de hacer "feliz" a una mujer, demostrar que eres único, que no existe una persona como tú. Con el tiempo te darás cuenta de que los caballeros no existen, eres el único gilipollas que sigue unos principios e ideales tan retrógrados. A día de hoy lo que se lleva es usar las mujeres como un condón, las usas y las tiras.
Allen se detuvo justo frente al Emperador, apretando los puños y manteniéndose en silencio.
—Es mejor dar de lado esos valores. No querrás quedarte virgen por el resto de tu vida ¿verdad, Allen?
Con sus palabras, Allen aflojó sus puños por un momento y se mareó. Sin embargo, en la estación apareció otro Allen, vestido con un traje morado, de la nada.
Ese Allen apretó un poco la corbata morada y caminó hacia ambos sonriendo.
—¿Y qué hay de malo en seguir siendo virgen según tú, Emperador?
Cuando el Emperador y Allen vieron a una tercera personificación de ellos mismos se quedaron realmente impresionados. El Emperador no creía que fuera posible la existencia de otro Allen, en cuanto al original, estaba absorto viendo el traje morado que llevaba el mismo.
—La virginidad es un regalo que pocos saben apreciar, e incluso me atrevería a decir que no debería perderse tan a la ligera como tú mismo sugieres entre líneas Emperador.
—No... es imposible que estés aquí...
—Ohh... Es muy posible Emperador, tú mismo lo has dicho, el tiempo es muy fácilmente reemplazable. El más mínimo error en el presente puede crear un tsunami en el futuro.
—¿Incluso ha escuchado eso...?
El Allen con el traje sonrió e, ignorando al Emperador, se dirigió al charco de sangre de Rita, tocándolo con la mano.
—"El presente es el fruto de su designio"... Esa frase la solía decir el señor Ahorcado, aunque dudo que tú hayas luchado contra él. Simplemente te limitaste a bloquear el crecimiento de la Tierra y todos los seres vivos con una maldita barrera como una rata quejumbrosa. Pero yo me pregunto... el designio, ¿de quien?
Allen frunció el ceño y miró al Emperador.
—¿De un Dios que nunca se dignó a hacer nada? ¿De un Dios que no responde cuando se le pregunta?
—Eres el tercero que aparece en el presente... el Caballero Inmortal de una línea temporal alternativa... el Dios del Sol, ¿o ya no te llaman así?
El tercer Allen no respondió al Emperador, simplemente iluminó su mano y formó una burbuja en la que se mostraba el tiempo hacia atrás, haciendo desaparecer el charco de sangre y en su interior apareció Rita en un estado inconsciente. Allen sacó a Rita de la burbuja y la tumbó con cuidado en el suelo, luego miró al Allen original.
—Elijas lo que elijas, siempre habrá otra opción mejor. Confiar en el gen evolutivo no es una opción, confiar en el Emperador tampoco. Debes buscar tu propio método. Tu propio y único poder.
—¿Acaso intentas formar una paradoja aún mayor, Inmortal? Tu mera presencia en el presente refuerza a la Sacerdotisa de Dios, y con tus palabras de advertencia estás formando un agujero en el espacio-tiempo continuo lo suficientemente grande como para liberar un ente de nivel cósmico.
—Es lo que quiero, Emperador.
El Emperador formó una espada de luz verde y apuntó con ella a Allen, el cual lo miró con vehemencia y tranquilidad.
—¡¿Acaso quieres que el original muera?!
—En una línea temporal deshecha por él mismo hubiera sido capaz de matar al Fimus Chaos, otro ser a nivel de cosmos.
—¡Aún así...!
—No voy a escuchar las palabras de un cobarde que se escuda en un avatar.
La silueta del Emperador vibró ante las palabras del Allen con traje, pero no se atrevió a responderle.
—¿Qué opción...?
Allen revirtió su transformación en Crono y le preguntó directamente a su yo del futuro, a lo que este simplemente sonrió y lo miró, señalando el brazalete.
—No quiero intervenir mucho, solo quería cambiar esta muerte. Pero si que puedo decirte...
—¡No lo hagas!
—En el futuro, tú estarás en mitad de una tormenta, un enorme evento que podría destruir no solo el mundo, sino toda la realidad.
—¡Inmortal! ¡Te lo advierto!
—Allí estarán los seres más peligrosos que conoces... Estarán Archibald, Veldor y Moira, estará Aegis, y estará también el Destructor. En ese momento, Allen, serás incapaz de convertirte en Crono.
El Emperador convirtió su brazo en un látigo y azotó al futuro Allen, pero lo agarró con la mano tranquilamente cuando llegó a él.
—Ese día es cuando se debe cumplir una de las profecías del anterior ser que se sentó en el trono de Dios. Ese día, el dragón llorará, y el humano se alzará. Eso significa que, cueste lo que cueste, debes ser el que gane.
—¿G-Ganar?
Allen estaba aterrorizado con solo saber de la presencia de Aegis en ese momento. Aegis era conocido por poseer una defensa impenetrable, ni siquiera la radioactividad podía penetrar su piel, mucho menos podía ganarle una persona cualquiera.
—Tranquilo. En ese momento seré yo el que te proteja, no permitiré un desarrollo así... no lo toleraré.
Sus últimas palabras fueron dirigidas al Emperador, que intercambió miradas con el futuro Allen que llamó "Inmortal".
—¡Estás haciendo un desastre la línea temporal! ¡Ni siquiera yo sé cómo acabará esto, Inmortal!
—Je... Mejor, así tú también te metes en la pelea... haber si hay suerte y acabas como un vegetal.
Allen miraba a su futuro "yo" alabando su forma de ser, esa libertad de expresarse, esa fuerza, esa confianza... estaba absorto pensando en eso.
—No sabes lo peligroso que es el Destructor, Inmortal... Intentas poner fin a una guerra que existe desde los albores del tiempo, y no contento con eso, intentas arrastrar el presente hacia la perdición.
—Buff... Eso es una excusa de viejo, Emperador, ¿cuántos años tienes? ¿o lo has olvidado al estar tú y la Tierra en una dimensión atemporal? Sé de sobra el peligro que representa el Destructor, por eso voy a eliminarlo de raíz.
—Eso no... espera... ¡¿acaso lo que intentas es...?!
—Si mato al Destructor en el presente, aunque yo muera al reescribirse el tiempo, puedo dormir tranquilo sabiendo que de ese bicho no quedan ni sus átomos.
El avatar del Emperador parpadeó y desapareció, luego el futuro Allen miró al Allen original y le sonrió.
—Aprende a caminar antes de empezar a correr. Pero no es malo comportarse como quieres, siempre y cuando tengas en cuenta tu código moral.
Con sus palabras, desapareció dejando tras de sí una simple espada en una vaina envuelta en tela blanca y un reloj de arena.




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