Allen lanzaba golpes con sus puños centelleando en una potente luz mientras que el Caninus esquivaba sin preocupación.
Actualmente, Allen estaba ejerciendo su ataque Destructor Temporal Versión Final continuamente pese al hecho de que sus venas estaban explotando una a una bajo la armadura. Aunque el Caninus no solo había ganado inteligencia suficiente como para entablar una conversación, su propia fuerza, velocidad y resistencia habían mejorado enormemente.
Llevaban poco más de diez segundos en ese círculo vicioso de Allen como atacante, y el Caninus esquivando. Pero ese era el tiempo con el que lo percibían los demás, ellos mismos, así como Moira y la persona con el traje negro, lo percibían como una persecución de varios minutos.
—Usa su don... ¡Úsalo!
En el momento que Allen tuvo el descuido de olvidar su defensa, el Caninus arañó la zona derecha de su cuerpo, atravesando la armadura y con ella, la musculatura y los huesos.
Debido al dolor y sentir el desgarro de sus huesos y carne, el brazo derecho de Allen que mantenía activada la técnica dejó de brillar, mostrando la armadura agrietada mayoritariamente por el guantelete y con la sangre filtrándose de entre las grietas.
Allen se quedó en blanco brevemente, mantenía su brazo derecho como un peso muerto, y apretaba su lado derecho con su mano izquierda. Inconscientemente, dio un paso atrás, dándole al Caninus una razón para mostrarle una sonrisa amenazadora mientras se acercaba a Allen tranquilamente.
—¡Usa su don! ¡Usa el don divino que te permite evolucionar!
El Caninus levantó sus manos frente a Allen, comenzando a concentrarse en ellas llamas anaranjadas.
—¡Si no usas el don divino, entonces muere!
La explosión de luz que irradió de las llamas naranjas del Caninus convergieron en Allen, el cual acabó convirtiéndose en una hoguera viva, sin embargo, las condiciones se cumplieron en ese momento.
El Caninus aullaba, pero Moira vio como la armadura de Allen se volvía roja, desechando la capa, y comenzó a sudar. La persona con el traje negro, en cambio, se rió entre dientes viendo la nueva forma que había adoptado Allen.
—¿Veldor ha dejado que Allen desarrolle el Modo Ruptura? Ese idiota...
<Un poder interesante... Pero es muy efímero...>
La persona con el traje negro miraba los registros de Allen, leyéndolos tan rápido como aparecían.
<¿Modo Ruptura...? capaz de extinguir la línea temporal de un ser vivo en el presente. Mmm... Sigue siendo ineficiente por más que el Registro lo adule de dicha manera. Pero, ¿cómo ha sido capaz de obtener esa evolución? Se suponía que...>
En ese momento, la persona con el traje negro apareció justo frente a Moira, mirándola a través de la oscuridad en los ojos de la máscara.
<Dime, Sacerdotisa, ¿cómo ha conseguido el receptáculo una evolución errónea?>
—¿Ehh? ¿Quién eres?
<Respóndeme, Sacerdotisa. Se supone que la forma obtenida por el receptáculo no sería esa. ¿Por qué el receptáculo opone resistencia al instinto de destrucción?>
Moira se rió y miró a la persona con el traje negro, sonriendo.
—¿Y esperas que te responda a ti? Ni siquiera sé quién eres, y mucho menos eres una amenaza. Ahora vete y deja actuar a los adultos.
La persona con el traje negro se mantuvo en silencio y miró fijamente a Moira.
<Todos debéis jugar bien vuestro papel para mi debida existencia. Tú, la Sacerdotisa del Antiguo Dios; Veldor, el Buscador del Tiempo; Archibald, el Humano Monstruo... Incluso Aquel que Posee un Crecimiento Ilimitado y Aquel que Posee una Evolución Infinita, están destinados a morir bajo mi mano.>
Fue entonces que Moira empezó a temblar tras escuchar las palabras de la persona con el traje negro.
—¿Tu... quién eres realmente...?
<Yo soy el fin que vendrá, soy el omega, la oscuridad del fin de los días... Yo soy la encarnación del caos, nacida de un alma destruida, y alimentada con el odio y el miedo, persistentes incluso después de morir.>
—¿Caos...?
Moira supo quién era, esa persona con el traje negro era alguien a quien conocía a la perfección, pero difería mucho de sus recuerdos a como lo veía actualmente. No obstante, era igual de peligroso, al menos, a sus ojos.
—¡Yantra Mandala: Protección de Vishnu!
Antes de que la persona con el traje pudiera tocarla, Moira se rodeó en una burbuja en la cual bajo sus pies había dos pétalos de loto girando sin cesar.
<Yo me pregunto, Sacerdotisa... ¿Lo que estás haciendo en este momento perjudicará el futuro? ¿Lograrás cambiar el destino irrefrenable que os aguarda a ti y a tus dos compañeros? Posees el Registro Akashiko de Allen, deberías poder leer esa parte...>
Moira miró de reojo el cuaderno en sus brazos y estuvo tentada a leer más profundamente sus páginas, pero detuvo esos pensamientos, conociendo los límites que poseía. Solo le otorgaron el derecho de ver el registro de las formas que adoptaba Allen y atraer monstruos, más allá de ello, el propio Registro podría negar su entrada o incluso erradicarla, ya que si entraba en el corazón del registro de Allen, el registro que plasmaba su propia existencia en la realidad, e intentara cambiarlo, el Registro Akashiko despedazaría su alma o la eliminaría de la existencia.
<Je... Humanos... sois los seres más sencillos de manipular de toda la existencia a través de la infinidad del espacio y el tiempo. Nos veremos de nuevo Sacerdotisa... el día en que un humano, de entre vosotros, se alce...>
Con la desaparición de la persona con el traje negro, Moira sintió algo que no sentía desde hace mucho tiempo, en el futuro. La sensación de impotencia, la sensación de desesperación.
El Caninus miraba a Allen pero no entendía como era posible que siguiera vivo, menos tras lanzarle una llama concentrada usando su propia habilidad. Lo que sí entendía era el cambio en la armadura que llevaba Allen, ahora roja.
Sin embargo, Allen desprendía de él un aura neblinosa roja. El cristal del casco se agrietó a la vez que Allen le devolvía la mirada a través del casco.
—¿Has usado el don divino?
Allen apretó su puño derecho, rodeado de llamas rojas, y desapareció reapareciendo al lado del Caninus y golpeándolo en el mentón. El suelo a los pies de ambos se levantó y provocó un hundimiento de tierra a su alrededor.
El Caninus, sangrando entre sus dientes, miraba a Allen y comenzó a gruñir.
—Eso está mejor... Una forma otorgada por el don divino... Aunque el poder que manifiestas me recuerda a él...
Allen apretó su otro puño e intentó golpear de nuevo al Caninus, aunque este lo atrapó y le dobló el brazo, nublando la vista de Allen por el dolor.
—Tu poder se parece al que ejerció el Umbralux Draco... No...
El Caninus lanzó a Allen a un edificio, derribándolo por el impacto y miró las ruinas del mismo, esperando la reacción de Allen.
—El don divino que poseía el Umbralux ahora es poseído por un bebé que apenas posee dos siglos de vida... Y sin embargo, el don es diferente... ¿quién es este humano?
Allen se levantó entre las ruinas, su brazo derecho ya no poseía armadura, se había roto tanto que apenas podía seguir unida al resto de la armadura.
—No lo entiendo...
Con un salto, el Caninus llegó frente a Allen y lo golpeó en el vientre antes de sujetarlo por el cuello.
—Umbralux hubiera ofrecido una lucha más intensa... tú eres un receptáculo inútil para el don divino. Mientras el don se pudre contigo, el poseedor del otro don divino crece aún más...
El Caninus lanzó a Allen al suelo y lo golpeó con su pierna, hundiéndolo en el suelo.
—¡Ni siquiera eras el destinado a poseer el don divino! ¡Por eso eres tan débil! ¡Te inmiscuiste en un destino que no es el tuyo!
Allen, que escuchaba los gritos del Caninus, perdió el conocimiento en ese momento.
Cuando el Caninus golpeó el casco de Allen, lo rompió, pero al ver el rostro de Allen, se le heló la sangre.
Editado: 10.11.2024