Caballero Crono

Capítulo 26

Allen se movía en las calles medio perdido en sus pensamientos y entre la gente. Algunas veces, su miasma emergía repentinamente por un breve segundo y no se percataba de ello.
Cuando llegó frente a una cafetería, le llamó la atención el nombre y entró, siendo recibido por un anciano que le sonrió y le invitó a sentarse en la barra. Pese a estar la calle atestada de gente, la cafetería estaba solitaria con la única compañía de aquel anciano.
—¿Qué te trae por aquí jovenzuelo? ¿Y por qué tienes esa cara llena de preocupación?
Allen no sabía ni qué decir, pero cuando estuvo a punto de hablar, el anciano le puso un café frente a él.
—Primero el café, es un vienés, si dejas que se enfríe mucho el café, cuando lo bebas no podrás apreciar la nata y la canela de la misma forma.
Un latido reverberó en la cafetería, y junto al latido el miasma salió de Allen. El anciano cerró levemente los ojos al ver la escena pero no se inmutó, siguió mirando a Allen con la misma sonrisa, pero sí que se fijó en el miasma que acababa de expulsar ya que mostró como la mujer, el Vulpes Lunaris mataba allí a Allen con una katana atravesando su corazón.
—Creo que sé lo que te ocurre... ¿Te preocupa la situación de la ciudad?
Allen miró al anciano, pero este negó y puso la mano de Allen en la taza, obligándolo a beber un sorbo del café.
—Respecto a ello, bueno... Me recuerda a algo que ocurrió hace mucho tiempo, algo que en realidad nunca ocurrió. Creo que el que lo hizo fue un humano que se llamaba Archibald, ese majadero se intentó convertir a sí mismo en un Categoría EX... ahh... pobre idiota... morir calcinado por un puño del Dios del Sol, ¿a quién se le ocurre tentar a la suerte de esa forma?
El anciano miró a Allen fijamente, con una cálida sonrisa.
—Fue poco después de que ocurrió eso. El Vulpes Lunaris es un Categoría EX muy diferente, y especial. Aprovechó la onda que provocó el Dios del Sol con su miasma y salió de su prisión. Poco después, hizo lo mismo que ese majadero de Archibald solo que a menor escala, rodeando únicamente la Ciudad P y se autoproclamó "dios". Algunos viven un ciclo continuo de vivir y morir en el mismo día.
La sonrisa del anciano se volvió cada vez más melancólica mientras miraba a Allen.
—Y otros, como yo, somos capaces de acordarnos de ello. Por eso la mayoría aceptó esta "deidad"... pamplinas... estoy seguro que el Dios del Sol matará a ese bicho feo de un momento a otro, solo hay que esperar a que venga... o quizá haya venido ya.
—¿Cómo se puede detener a una Categoría EX así?
El anciano sonrió y miró el muro de la derecha. Al seguir su mirada, Allen se impresionó, ya que había sido pintado como si fuera un cielo estrellado, pero lo importante era lo que había escrito en una esquina.
—Ese mural tiene por nombre Firmamento. ¿Sabes por qué?
Allen tenía la sensación de que había escuchado antes ese nombre, pero el anciano simplemente sonreía y hablaba sin parar.
—El universo tiene una posibilidad infinita de desarrollos, igual que un humano. Se expande y se contrae desde que dio inicio su existencia. Dio la vida en un simple planeta como lo es la Tierra, y sin embargo, algunos locos no saben apreciar la belleza que existe más allá de la misma... el océano de estrellas infinito, mundos sin explorar, las estrellas fugaces... Por eso el universo necesita alguien como el Dios del Sol, necesita alguien fuerte, que imponga justicia imparcial sobre los vivos que mancillan tal pureza.
Cuando volvió a mirar a Allen, el anciano siguió sonriendo.
—Pero...
—Sé de sobra que el Dios del Sol es sólo un simple apodo, pero aún así, estoy seguro que cuando encuentres el destino que te aguarda sabrás qué debes elegir, Allen.
El anciano acarició la cabeza de Allen a la vez que toda la cafetería se desvanecía.
—Ser una bestia rabiosa no es malo, todo el mundo tiene un lado que no debería salir, el caso es saber controlarla y seguir tus propios principios e ideales. Dios del Sol, Firmamento, Caballero, Destructor... pamplinas, tú eres tú, da igual que nombre elijas, simplemente cambia el nombre si no te identificas, aunque eso ya lo has hecho ¿no, Crono?
Tras sus palabras, la cafetería por dentro se volvió un edificio medio derruido por el paso del tiempo. Cuando Allen salió, miró el edificio en ruinas donde estaba la cafetería hace unos momentos y sonrió hacia el cartel que ponía "Cafetería (Hechizos) de Amor".

El anciano sonrió hacia Allen mientras flotaba en el cielo, pero pronto se volvió serio al mirar a su lado.
—Matarlo delante mía... Sinceramente Vulpes, no sé si estas cansada de vivir, o estás igual de loca que el majadero de Archibald.
El anciano frunció el ceño y agarró el aire, haciendo aparecer a la mujer.
—Si no fuera porque es Allen quien tiene que matarte, ahora mismo no serías más que carne para fuegos artificiales.
<Inténtalo Mago. ¿O tienes miedo de las consecuencias con Ahorcado?>
—No tengo miedo de ese patán. Demasiado religioso para mi gusto, Dios esto, Dios lo otro, Su voluntad, Su no se qué... ni siquiera soy un apóstol por gusto, me forzó ese arrogante del Luminoso por tener un gran miasma.
Vulpes se rió debajo de la máscara.
<Te estás haciendo viejo, Mago. Si no fuera por ese miasma rojo que te ha mostrado el bucle anterior, no te habrías enterado.>
Ante sus palabras, Mago no se atrevió a responder.
<Dime qué es ese miasma... lo reconozco de algo, pero no logro comprender qué es por completo.>
—Ni lo harás... si lo sigues comparando con el miasma no llegarás a ningún lado.
<Pero tu, el gran Apóstol de la Magia del Dios de la Luz, sabes qué es. Dímelo.>
El Mago deliberó consigo mismo unos instantes y miró a Vulpes seriamente.
—Bueno Vulpes... te lo diría, pero arruinaría la sorpresa. Y aún así, tendrás que arrancarme la respuesta de mi cadáver.
<¡Anciano asqueroso dímelo ahora o...!>
—¡Respeta a tus mayores animal de campo!
Con el grito de Mago, Vulpes tuvo que reconocer que no era tan inofensivo y débil como creía que era, ya que el miasma que poseía Mago resonó en toda la ciudad.
—Solo lo preguntaré una vez, Vulpes... ¿quieres una batalla que no vas a ganar?
Vulpes se rió ahogadamente mientras se retiraba.
<No estoy tan loca como para enfrentarme a uno de los primeros Apóstoles yo sola... ni siquiera yo misma sé qué habilidad tienes... Pero el receptáculo no saldrá de esta ciudad con vida...>
—Inténtalo... Allen no es tan débil como crees que es.
Vulpes mantenía en su mano izquierda la katana envainada, pero sacó la hoja levemente de la vaina usando la uña de su dedo gordo a la vez que se quitaba la máscara con su mano derecha.
<Algunas veces he pensado que vosotros, los Apóstoles del Gran Luminoso, sois realmente idiotas.>
—Depende de a quién te dirijas, si es al idiota del Payaso te comprendo.
La risa del Vulpes le dio mala espina a Mago, pero antes de que pudiera reaccionar, Emma apareció detrás suya y lo rodeó con cadenas ilusorias impidiéndole moverse libremente, por lo que la miró por el rabillo del ojo.
—¿La Bruja del Tiempo? Así que el evento actual... es ESE evento...
Mirando al Vulpes, Mago sonrió levemente y se transportó a su izquierda, liberándose de las cadenas de Emma.
—Y pensar que estamos tan cerca de un punto de inflexión en el tiempo. Algunas veces pienso que soy demasiado viejo y torpe...
Emma no se sorprendió por la ágil respuesta de Mago ante su intento de encadenarlo en el espacio, no era el Apóstol de la Magia por nada. En cambio, Vulpes lanzó un gran corte con su katana hacia Mago, dividiéndolo en dos.
<Magia Espacial... ¿por qué huyes ahora?>
En efecto, Mago había usado magia espacial para no solo intercambiarse con un espacio en particular, también creó una ilusión a la vez para que tanto Vulpes como Emma creyeran que se había transportado cerca de ellas.
—Veras Vulpes, estamos muy cerca de un punto en la historia en el que todo prácticamente puede ser reescrito. Mis estudios en la magia espacial, así como en la magia temporal son altamente cualificados como para entender que los eventos cercanos a la aparición del Destructor son fácilmente maleables. Un ejemplo de ello sería durante, por ejemplo, la aparición de tu compañero el Umbralux Draco, los eventos cercanos a su aparición podrían ser moldeados para que Aegis no lo venza a tiempo, o que destruya aún más la Tierra.
Tras sus palabras, Emma abrió ampliamente sus ojos y comprendió porque el Emperador decidió enviarla en este punto y no antes.
<Eso no explica por qué huyes. ¡Eso solo explica que puedo matar al receptáculo!>
Mago sonrió ante la inmensa intención asesina de Vulpes y negó con la cabeza.
—No es tan sencillo matar a Allen. Ahora mismo ese miasma rojizo que tiene debe estar intentando expulsar al gen evolutivo en su cuerpo a la vez que defiende a Allen de toda amenaza. Eso te incluye. Y por cierto, el miasma rojo ya lo ha defendido una vez contra el Aranea, de hecho, lo convirtió en unos bonitos fuegos artificiales en mitad del sistema solar.
Alzando la katana, Vulpes lanzó un corte vertical hacia la ilusión del Mago, obligándolo a desaparecer después de recibirlo a la par que se impresionaba por el ataque de Vulpes.
<¡Viejo engreído!... ¡Mataré a ese niño...!>




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