Los golpes de Allen iban dirigidos a las extremidades de la sombra, intercambiando tres golpes por segundo.
Mientras hacía eso, Allen intentaba evitar que los civiles acabaran en el fuego cruzado, pero lo que más molesto le resultaba era esa niña que seguía riéndose mientras lo miraba prácticamente indefenso.
En ese momento, la niña sonrió cínicamente mientras miraba al cielo.
—¿Ésa humana lo ha conseguido? ¿Lo ha... hecho? Jaja... ¡¡¡JAJAJAJAJA!!!
La niña empezó a reír como una histérica, pero Allen también sintió esa enorme cantidad de miasma que emergía de la nada. Incluso el miasma que salía del Aranea, del Fimus, del Caninus, o incluso del Charibdys no proyectaban tanta opresión como ese miasma.
—Esto es malo...
La niña miró a Allen cuando dijo esas palabras y sonrió, haciendo que la sombra desapareciera.
—¡Esto es muy bueno! ¡No es malo! ¡Siéntete orgulloso Allen, eres el único ser al que prestan atención!
La niña desapareció mientras la mujer miraba a Allen sonriéndole, se había quitado la máscara y lo miraba con su rostro real de zorro.
—Ya veo... creo que lo entiendo ahora... Vulpes y algo más, habilidad de ilusión, por eso esa sombra me parecía invencible.
<¡¡¡Allen!!!>
Vulpes se lanzó hacia Allen con su katana desenvainada, lanzándole un corte vertical que detuvo con su antebrazo izquierdo a pesar de que la armadura se agrietó y la hoja penetró levemente hasta su piel. Intentando alejarla, Allen lanzó un puño con su mano derecha hacia el Vulpes, lo que no esperaba era que usara su propia cola para enredarse en su brazo. Sin ser suficiente, Vulpes sujetó el brazo izquierdo de Allen usando su brazo derecho y elevó la katana usando únicamente su mano izquierda, haciendo un corte vertical en el hombro derecho de Allen, el cual estalló en sangre cuando traspasó la armadura.
<¡El Amo está aquí! ¡Debo eliminarte, peste insufrible, para que me congratule!>
Al contrario de lo que pensaba Vulpes, Allen no tenía tanta resistencia mental como para seguir escuchando sus palabras una vez que destrozó gran parte de su hombro.
Lo que no esperaba Vulpes era ver como el miasma rojo rodeaba el hombro herido de Allen antes de cubrirlo por completo.
Así mismo, una vez apareció el miasma rojo, en un tejado el vagabundo lo observó fríamente acompañado por Emma.
—Eso es imposible... ¿qué clase de burla tramada por el Antiguo Dios es esta?
Emma prefirió mantenerse en silencio, pero cuando miró al vagabundo, se impresionó de ver una gota de sudor cayendo por su sien.
—¡Vulpes sal de ahí!
Incluso con su grito, Emma se dio cuenta de que incluso con el poder que tenía, era presa del instinto más básico en todos los seres, el miedo.
Allen, sin saberlo él mismo, había accedido al Modo Desatado pero al igual que la anterior vez, no era consciente de ello y estaba siendo controlado.
<¿Qué demonios...? ¿¡Cuánto tiempo más vas a resistir a la muerte, humano!?>
Vulpes creó miles de ilusiones de ella misma y rodeó a Allen, el cual simplemente estaba flexionado levemente mientras rugía y miraba al frente, ella misma se situó en el cielo por seguridad.
<Je... Preocupada por nada... Es lo mismo que una bestia sin cerebro... Pobrecito...>
Antes de que se diera cuenta, Allen desapareció y la sujetó por el cuello.
Lanzando un gran rugido, Allen y Vulpes en su mano se lanzaron hacia el suelo. Con el golpe, Vulpes notó que Allen estaba atravesando su cuello con sus garras, por lo que intentó desesperadamente golpearlo y arañarlo, ya que ella también poseía garras aunque no tan gruesas como las de Allen.
Sin darle importancia alguna, Allen golpeó su rostro con un puñetazo que reverberó en toda la calle, incluso los civiles ya no podían continuar el "juego" de su diosa, por lo que corrieron lejos de allí.
Con solo ese puño, Allen formó una leve cortina de polvo que separó con el batir de sus alas. Luego rugió, y a su vez, sus brazos comenzaron a brillar intensamente.
—¡¡¡Impacto Carmesí Continuo!!!
Vulpes intentó decir algo o incluso defenderse, pero en cuestión de segundos, un aluvión de golpes comenzó a caer sobre ella mientras se formaba un leve terremoto en la Ciudad P.
Incluso el vagabundo frunció el ceño ante esa vista, por lo que alzó su mano y detuvo el tiempo en su totalidad. Con otro giro de su mano, el día rebobinó hasta su inicio, con Allen caminando por Ciudad P. Pero el Vulpes seguía siendo un charco de sangre irreconocible en el suelo pese al tiempo rebobinado.
—Ese poder es peligroso... capaz de marcar a fuego algo hecho para que siga siendo imposible cambiarlo en el pasado...
El vagabundo mordió su pulgar, dejando caer su sangre sobre el cadáver del Vulpes, que se empezó a reformar poco a poco.
Tras unos minutos, Vulpes volvió a tomar su forma original y se mantuvo arrodillada ante el vagabundo.
<No soy digna de su infinita benevolencia, mi señor. Si no fuera por ese miasma... ¡y esa forma!>
—No tiene caso que pienses en ello Vulpes. Pero dime, ¿por qué te contienes?
Tras esa pregunta, Vulpes miró al cielo y vio la luna nueva. Siguiendo su mirada, el vagabundo se rió entre dientes.
—Casi lo olvidaba... Lunaris... Cierto... Estás ahora mismo en Fase Novilunium. Tienes dos oportunidades más para enfrentar a Allen y matarlo.
Con su pensamiento, el vagabundo hizo que la luna nueva cambiara a una media luna. A su vez, al Vulpes le crecieron dos colas extra mientras que en su pelaje se hicieron leves líneas de pelaje dorado. Sus iris tomaron un color rojo profundo mientras sonreía hacia el vagabundo y mantenía su postura de sumisión.
—Fase Medium Lunae... en esta forma destruiste una línea temporal tú sola. ¿Te ves capaz de matar a ese mocoso?
Al escuchar Emma esas palabras del vagabundo, solo pensaba en lo hipócrita que era cuando hasta hace poco tenía miedo de Allen.
<Si es su designio, mi señor, lo cumpliré sin falta.>
El vagabundo sonrió y agarró el brazo de Emma mientras se marchaba, dejando al Vulpes aún arrodillado en el suelo.
—Pues sigue con tu juego, Vulpes. Bruja, tú y yo haremos preparativos para matarlo.
Editado: 10.11.2024