El vagabundo, tras pensar unos segundos, se dio cuenta tardíamente de algo.
—¡Sal de ahí, Vulpes!
El grito del vagabundo incluso hizo temblar a Emma, que se encontraba a su lado y se había convertido en una simple observadora, aún dándole vueltas qué debía hacer en ese evento de la vida de Allen.
Allen apretó los puños mientras caminaba lentamente hacia Vulpes.
—No espero tu respuesta, tampoco me importa.
Usando sus colas, agarró varios trozos del edificio derruido y se los lanzó a Allen uno tras otro, sin embargo, cada vez que un escombro estaba por alcanzar a Allen, se pulverizaba en el aire.
<Cripta Derruida: Persecutor Creciente.>
Vulpes mantuvo frente a ella la katana, apuntándola hacia Allen mientras saltaba hacia él y se envolvían en un denso miasma negro, dándoles la forma de una lanza negra. Aunque Allen estaba tranquilo en la superficie, el miasma rojo cubrió su brazo derecho mientras golpeaba duramente la punta de la lanza en la que se había convertido el Vulpes con el dorso de su puño, cambiando su trayectoria y repeliendola a la vez que la técnica del Vulpes se desmoronaba.
—¡Mi turno!
<Allen, debes elegir... no puedes caminar por dos senderos a la vez, eso solo te conducirá a una muerte segura... ¿Qué eliges?>
Allen estalló en llamas carmesíes mientras saltaba hacia Vulpes, tomando el Modo Ruptura y su brazo derecho se cubría en miasma rojo, pensando en esas palabras que habían aparecido en su mente repentinamente.
—¡Ésta es mi respuesta...!
Antes de que Vulpes pudiera alejarse en lo más mínimo, Allen la sujetó del cuello y se dejó atravesar por la katana. Vulpes no esperaba ese nivel de determinación, por lo que al ver a Allen dispuesto a morir con tal de llevarla con él al otro mundo, entró en un leve pánico.
—¡Ésto es lo que decido!
Tras golpear el rostro del Vulpes con su puño hizo reverberar la Ciudad P con el sonido. Pero sin ser suficiente, Allen empezó a alejar el puño derecho y volvió a apretarlo.
<¡¿Acaso estás loco, Allen?! ¡¡¡A este ritmo moriremos los dos!!!>
En cierta medida, Vulpes tenía cierta razón, ya que Allen podría morir desangrado aunque lograra matar al Vulpes.
—¡De eso se trata ser un héroe! ¡Si puedo evitar que mates a otra persona, te llevaré conmigo si hace falta!
No solo el vagabundo y Emma observaban a Allen, en algún momento, Guardián apareció en un tejado y miró pensativo a Allen mientras le preguntó mentalmente.
El semblante serio de Guardián se crispó levemente cuando vio a Allen hacer uso del miasma rojo en su Modo Ruptura.
—Fue mala idea que mi "yo" joven obtuviera una habilidad. Usar a la vez el gen evolutivo y Sentimientos es peligroso...
Suspirando, Guardián caminó tranquilamente al lugar donde se encontraban el vagabundo y Emma.
Un estruendo acompañó el golpe de Allen en el rostro del Vulpes, el cual ya estaba sangrando por el hocico y sus ojos, semiinconsciente.
—¡Aún no he acabado!
Allen retrajo su puño derecho y de nuevo, volvió a golpear el rostro del Vulpes, aunque en última instancia, su transformación se deshizo mientras seguía golpeando el rostro del Vulpes, sin darse cuenta de que ya no tenía la armadura en su cuerpo.
Con el siguiente golpe, Allen rompió los dientes del Vulpes mientras su rostro se salpicaba de sangre.
<Jajaja... estás completamente loco... ¿Piensas que puedo morir tan fácilmente con solo unos golpes?>
Allen gritó mientras lanzaba otro puñetazo al rostro del Vulpes, pero era más débil en comparación con el resto de golpes que le había dado antes.
Tras unos golpes más, Allen cayó al suelo y al tener al Vulpes agarrado, se la llevó con él, continuando con sus golpes mientras estaban los dos tirados en el suelo.
Guardián llegó al templo abandonado donde estaban Emma y el vagabundo.
—Me parece increíble la resiliencia que tienes, Allen.
El vagabundo habló sin darse la vuelta, habiendo sentido la presencia de Guardián desde el momento que apareció.
—Yo soy demasiado viejo para tener tanta energía. Esas palabras deberías decírselas a mi yo joven.
—¿Y quién eres exactamente? ¿De qué línea temporal procedes?
El vagabundo hablaba sonriendo mientras miraba como Allen golpeaba sin cesar al Vulpes.
—Mi línea temporal es confusa. Procedo de una en la que me alcé, asesiné, e hice de la realidad un lugar pacífico.
—Pero no lograste eliminar al Destructor, ¿me equivoco?
—Esa cosa no se puede matar. Intenté cortarle la cabeza, lo derretí lanzándolo a un volcán, lo encerré en un agujero negro, lo descuarticé... Ni siquiera me acuerdo de todo lo que intenté para matarlo.
Con la respuesta de Guardián, el vagabundo sonrió y se giró hacia él.
—Entonces no eres mejor que Inmortal o el Emperador. De hecho, me atrevería a asegurar que ese Allen, el que está enzarzado con mi Vulpes, os supera por mucho.
—Es joven, sus principios e ideales dejan mucho que desear. Está lejos de madurar, tiene que aprender que la vida no es un cuento, y mucho menos que él es un príncipe azul buscando una princesa en apuros o un caballero de brillante armadura.
—Y sin embargo ha demostrado ser capaz de matar al avatar del Fimus Chaos y mi Aranea Cosmoe sin ayuda.
—¿Qué intentas decirme, Oscuridad? ¿Que el Allen del presente posee un potencial infinito?
—Ohhh... ni mucho menos. Llamar a eso "potencial" sería un insulto hacia el gen evolutivo y la habilidad de crecimiento dejadas por el Antiguo Dios.
El vagabundo, el cuerpo que residía Oscuridad, comenzó a caminar en círculos alrededor de Guardián.
—Aunque me resulta fascinante la fuerza que tiene Allen. Derrotó a Archibald, ese humano loco de Categoría EX, valiéndose del gen evolutivo, y sin ser suficiente, también ha derrotado a mi Fimus y Aranea sin ayuda. También cabe recalcar que el miasma rojo tiene algo que ver en todos esos sucesos... ¿o me equivoco?
La pregunta de Oscuridad hizo que Guardián elevara su ceja izquierda levemente, cansándose de la palabrería sin sentido que balbuceaba.
—Yo poseo cuatro apóstoles, Luminoso tiene 22 apóstoles. ¿Nunca te ha resultado extraña esa disparidad en números? ¿Nunca te ha extrañado el hecho que aunque tenga menos apóstoles, nunca hayan muerto?
Oscuridad sonreía sombríamente mirando a Guardián.
—Cada uno de mis apóstoles son inmortales en ciertos aspectos. El Fimus puede seguir vivo con la existencia única de un átomo de su cuerpo. El Aranea es capaz de nacer de nuevo a través de la materia oscura del universo. El Vulpes seguirá viviendo tanto como la luna exista... ¿Y quién es mi último apóstol?
—Déjate de hablar de tonterías, Oscuridad. Solo quiero que me digas cómo puedo tocar el Registro Akashiko.
—Uuuuhhh... planeas un gran golpe entonces.
Guardián apretó su puño derecho y golpeó en dirección a Oscuridad, provocando una onda en el espacio que al impactar en el cuerpo de Oscuridad, le provocó cortes en sus brazos y piernas sin apenas tocar su torso o cabeza.
—Eso era un aviso. Ahora respóndeme.
—Deberías saber ya la respuesta.
Oscuridad sonrió mientras las heridas sanaban y su cuerpo empezaba a emanar una ingente cantidad de miasma, dando la sensación de que era una figura humanoide creada de niebla negra.
—Lo que se conoce como "Registro Akashiko" no es más que la historia de la realidad, escrita por el propio universo. Existen excepciones, tales como Moira, que posee el derecho de ver tu registro. No obstante, por norma general, nadie puede acceder a algo que no existe, y mucho menos, que ni siquiera posee forma.
—No te hagas el listo conmigo, Oscuridad... no te conviene que...
Oscuridad empezó a reírse mientras que Guardián sangraba por la nariz sin darse cuenta.
—Pobre Guardián... pobre Inmortal... pobre Emperador Crono... habéis estado siempre tan cerca de la verdad, pero tan idiotas que sois y nunca os disteis cuenta de ello.
El miasma alrededor de Oscuridad desapareció de golpe, apareciendo con los brazos abiertos y una macabra sonrisa.
—El Gen Evolutivo, el miasma, el Mundo Negativo, el Umbralux Draco... incluso yo mismo y Luminoso.
En ese punto, Oscuridad señaló a Allen, que seguía golpeando el rostro del Vulpes sin descanso.
—Y en medio de todo, él... una persona mediocre, sin talento ni aptitud, pero que todos los seres temen. Lo único destacable que tiene es su innegable voluntad de hierro. Capaz de existir en todas las líneas temporales a la vez, y solo ser real en el presente. Dime, Guardián... eres el futuro de Allen, uno de sus posibles futuros, deberías saber qué es lo que lo hace especial y diferente.
Guardián no respondió, no porque no quisiera, sino porque Oscuridad lo retenía usando únicamente la presión que ejerció a través de su miasma.
—La respuesta es muy sencilla, Guardián... Allen es un apóstol, pero no uno cualquiera, ha sido elegido por Él. En cierta manera, tú fuiste también elegido por Él, pero al desviarte dejaste de tener su gracia. ¿Nunca te preguntaste por qué te estancaste y tu fuerza llegó a un límite?
Incluso Emma abrió los ojos, estupefacta por las palabras de Oscuridad. Si lo que decía era cierto, entonces significaba que Allen era el apóstol elegido por el Antiguo Dios, pero, ¿con qué propósito?
—Eso... eso es imposible.
—Entonces, Guardián. Respóndeme la pregunta que te hice, ¿cuál es mi último apóstol?
—Umbralux...
No fue Guardián quien respondió, sino Emma, aunque no porque supiera la respuesta. Fue porque detrás de Guardián estaba caminando tranquilamente Cosmos, el Humanus Draco, con una sonrisa.
<Correcto bruja. Yo originalmente era el gen evolutivo, otorgado a la criatura más fuerte, un dragón. Con el tiempo, evolucioné tanto que eliminé la conciencia de ese dragón y me volví el Umbralux... pero quise más... fue entonces que me uní al bando de Oscuridad para evolucionar aún más. Cuando cayó, al igual que mis compañeros, vine a buscarlo, ¡pero quién me diría que encontraría al temido apóstol del Antiguo Dios! ¡Aquel llamado Dios del Sol!>
Guardián miró a Humanus mientras seguía sangrando por su nariz, comenzando a sangrar también por la boca y los ojos.
<Fue entonces que Archibald me atrapó en su bucle... pero cuando vi que Allen sustituyó cada célula de su cuerpo por genes evolutivos, empecé a desear su cuerpo y me lo quedé... antes de que Aegis me matara, separé mi conciencia hacia mi célula central, ayudando al cuerpo de Allen a crecer como el cuerpo que vi, así evitando una paradoja. Sabía que llegaría el día que saldría de ese bucle, así que esperé. Aunque cuando logré poseer un cuerpo humano, con cientos de genes evolutivos, hubo una incongruencia, Allen también poseía un gen evolutivo en su interior.>
Editado: 10.11.2024