Caballero Crono

Capítulo 33

Vulpes miraba a Allen con la katana en su mano radiando miasma negro. Oscuridad sonreía viendo esta escena, pensando en la muerte de Allen.
<Fase Plenilunium... ahora estás en tu máxima fuerza, Vulpes, no me decepciones...>

Con un giro de su muñeca, el Vulpes creó una onda horizontal hacia Allen, que rompió con un puñetazo en el momento justo.
—Dime, ¿de verdad tienes que seguir las órdenes de semejante persona?
<¡Cállate!>
Las nueve colas del Vulpes se lanzaron hacia Allen desde diferentes direcciones.
Mientras Allen esquivaba tranquilamente, tomó la forma de Crono mientras seguía hablando.
—¿Qué ganas matando? Podrías vivir como un humano más y alejarte del derramamiento de sangre, aunque tuvieras que mudarte sería una vida sencilla.
Una de las colas se dirigía a la espalda de Allen, aunque fue golpeada por una patada de la silueta de Destino, siendo seguida por una de Allen.
—En cierta medida, la relación que posees con esa persona, Oscuridad creo que se llamaba, es como una relación sentimental tóxica donde solo el gana. No lo veo justo.
<¡¿Tú que sabrás?!>
El Vulpes saltó hacia Allen, dándole un tajo vertical con la katana mientras la esquivaba hacia la derecha y, a su vez, Allen apretaba su puño izquierdo y lo iluminaba con chispas.
—Destructor Temporal.
En el momento que Allen fue a golpear al Vulpes, su puño y brazo excedieron la brillantez que tenían en un principio, inundando la visión de todos los que observaban con una luz blanca que los cegaba.

En Ciudad A, Levinder y Julius miraban atentamente un informe sobre el estado actual de Ciudad F. Aunque el mariscal no lo entendía, Levinder lo miraba sombríamente.
—Una curvatura en el espacio tiempo continuo en algún lugar de la ciudad... ¿qué monstruo ha pasado desapercibido para crear eso...?
—Dilo directamente, Aegis. ¿Qué significa?
Levinder se rió y miró a Julius.
—Una curvatura en el espacio tiempo es imposible, la única excepción es un agujero negro. En otras palabras, en Ciudad F ha aparecido una singularidad... si no se soluciona no solo Ciudad F será convertida en nada... todo el planeta corre el peligro de ser destruido.
Riéndose, Levinder miró por la ventana atentamente.
—Obviamente, mis palabras me contradicen. He dicho que es imposible, y sin embargo, afirmo que es la singularidad de un agujero negro, al menos como mínimo. Pero tal y como está el mundo actual, con habilidades, monstruos, villanos... no rechazo la posibilidad de que exista un poder así.
En ese momento, un soldado entregó a Julius un informe. Cuando lo leyó, miró a Levinder.
—Crono se encuentra en Ciudad P. Según informes, ha sellado la ciudad en una cúpula.
Levinder cogió el informe y lo leyó tranquilamente, chasqueando la lengua.
<Idiotas... Allen no es capaz de crear una barrera que devuelva los ataques que recibe. Su habilidad actual se basa en el tiempo, no tiene sentido alguno que le atribuyan esa barrera. Pero puede ser un apóstol de esas dos deidades... o incluso las propias deidades... Aunque da igual, el trono de ese dios muerto va a ser mío como sea...>
Levinder se quedó pensando sobre lo que estaría ocurriendo en la Ciudad P para que Allen levantara las alarmas del ejército.

El Vulpes se tambaleaba dando pasos hacia atrás mientras su mano izquierda sujetaba su vientre y su mano derecha sujetaba la katana apuntándola hacia Allen.
<¡Te mataré!>
—Es inútil. Peleas sin motivos, por alguien que no lo merece, y sobretodo, careces de principios.
Tras Allen, Destino miraba a Vulpes fijamente, pero esa mirada era como si un ser invencible observara.
—En cierto sentido, envidio a otros. Me gustaría creer que alguien me apoyará independientemente de lo que haga, que alguien me salvará de esta soledad que me desgarra por dentro... pero también me canso de esperar a esa persona.
Allen sonrió debajo del casco y comenzó a caminar lentamente hacia el Vulpes.
—Yo daría todo lo que tengo por solo un día con alguien que compartiera mis sentimientos, aunque tampoco es que tenga tantas cosas.
<¿¡Ahora divagas niñato enfermizo!?>
—Llámalo como quieras. Cuando tengo esta máscara puedo ser yo mismo. Puedo decir lo que pienso, lo que siento, sin necesidad de esconderme.
Con sus palabras, el Vulpes vio algo que le hizo sentir escalofríos, Destino asintió hacia lo que dijo Allen.
—Puede que solo sea alguien demasiado inocente para esta vida, puede que sea solo una persona que ciegamente cree en un amor de cuento de hadas... quizá soy solo un adulto con corazón de niño.
Al denominarse como adulto, Allen se sintió raro, pero el Humanus al lado de Oscuridad frunció el ceño.
—Aunque independientemente de lo que sea, soy yo, no puedo negar mi propia existencia. Me acepto a mi mismo, eso ya es más de lo que hacen algunos.
Oscuridad, siendo en ese momento una llama humanoide negra, no se podía saber cómo miraba a Allen, pero no pasó desapercibido el temblor del Vulpes ante el asentimiento de Destino, o el ceño fruncido del Humanus con las palabras de Allen, a sus ojos.
Aunque en cierto sentido, Oscuridad estaba realmente satisfecho con los acontecimientos que estaban ocurriendo.
—Por otro lado, mi aceptación me resulta graciosa...
Por la mente de Allen aparecieron recuerdos breves de cuando fue al instituto, haciendo que sonriera pesadamente bajo el casco.
—Algunas personas con las que me juntaba me decían que con mi mentalidad, no atraería a nadie nunca. Otros, en cambio, me decían que no me preocupara y que una pareja aparecería con el tiempo... Eso es ser un poco hipócrita ¿no? Que digan eso los que tienen pareja me resulta gracioso, sobretodo teniendo en cuenta que nadie se me acerca nunca.
Con esas palabras, Destino miró a Guardián, haciéndolo temblar.
Guardián sabía porqué lo miro en ese momento, era uno de los motivos por los que dejó de crecer como héroe.
—¿Tan malo es ser así? Sé de primera mano que mi estabilidad emocional es nula, pero solo eso. No soy malo, de hecho soy demasiado bueno aunque lo diga yo. No tengo ningún mal vicio.
Tras sus últimas palabras, Allen se encontraba frente al Vulpes.
—A la conclusión que llegué fue que soy feo. Una aberración que peca contra la naturaleza, o simplemente que soy el prototipo feo de todo el mundo. Pero yo te pregunto... ¿Es tan malo ser un desesperado? ¿Es tan malo mendigar un simple abrazo o un poco de cariño? No debería ser malo ninguna de las dos.
Incluso Destino miraba fijamente al Vulpes junto a Allen. Pero en ese momento, Destino estaba apretando los puños a la vez que Allen.
—En cierto sentido se podría decir que... me jode que me digan que ya aparecerá alguien en mi vida los que tienen ya pareja.
El tono de Allen era extremadamente duro mientras el miasma rojo rodeaba su cuerpo.
—Yo no elegí mi soledad, me la impusieron. No elegí que nadie se acercara a mí, se alejaron por su voluntad... ¿Tan... asquerosamente feo soy...?
Solo había una manera de describir la pregunta, una presión infinita y sin límites que se imponía sobre ellos como si de una horca se tratase.
<No... Yo... ¡¡¡Cállate de una vez!!!>
El Vulpes gritó mientras creaba miles de ilusiones suyas que se lanzaban hacia Allen.
Junto al ejército de Vulpes que se acercaban a él, Allen saltó y en sus manos aparecieron dos espadas de cristal azul translúcido, empezando a rebanar cada Vulpes que se acercaba a él.




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