Guardián observaba atentamente a Allen y sobretodo, a Destino.
—Si es eso... el futuro está condenado... No, no solo el futuro, todos los futuros serán exterminados.
—¿A qué te refieres?
Emma miró a Guardián, y este solo se limitó a señalar a Destino.
—Un poder tan grande es incontrolable. Es como si un ser mortal intentara tragarse un agujero negro en miniatura. El mortal moriría, y poco después, el planeta donde reside seguiría su destino. Algo así no puede contenerse ni controlarse, solo puedes esperar a que mueras sin dolor.
Destino miró a Guardián, haciéndolo temblar antes de volver a mirar a Vulpes.
—Y ya de por sí es consciente siendo solo un espectro, fantasma o lo que sea eso... y tiene esa fuerza. El cuerpo real debe ser prácticamente invencible.
—¿Incontrolable...?
Emma pensó por unos segundos mientras miraba a Allen.
—¿Cómo decías que se llamaba la habilidad de tu yo joven?
—La llamó Sentimientos... ni siquiera entiendo por qué la llamó así, y eso que somos la misma persona. Supongo que Oscuridad tenía razón, una vez que perdí mis principios, perdí el favor del Antiguo Dios.
Emma pensó y se quedó impactada por la conclusión a la que llegó.
—¡Entonces es por eso! Un sentimiento es profundo e incontrolable, entonces...
Antes de que pudiera continuar, Destino la miró e hizo que sus palabras desaparecieran de su mente. En esencia, también le arrebató la capacidad de hablar. Guardián no se atrevió a protestar, ni mucho menos a decirle algo a Destino. Aunque fueran el mismo ente, obviamente favorecía al Allen del presente, por lo que no le extrañaría que lo borrara de la existencia con solo un soplido.
Vulpes ya no pensaba que matar a Allen fuera un juego, resultó ser muy molesto, logró matarla dos veces, y en su forma real podía aguantar su ritmo. Si no fuera porque Destino la intimidaba con su única presencia, habría intentado matarlo también. Aunque el instinto de supervivencia de Vulpes le estaba gritando que se alejara de allí.
<¡¡¡Allen!!!>
Vulpes gritaba y lamía la hoja de la katana con su larga lengua, mirándolo con los ojos inyectados en sangre.
<¡¡¡Te mataré!!! ¡¡¡Cripta Derruida:...!!!>
Vulpes sujetó la katana en su mano derecha mientras giraba su torso y tocaba la punta con los dedos de su mano izquierda. A su vez, la hoja brillaba con un intenso color morado y emanaba de ella un denso miasma negro.
<¡¡¡Allen!!!>
Con su grito, Vulpes se lanzó hacia Allen con su lengua colgando de su hocico.
<¡¡¡Asesino... de Medianoche!!!>
En el momento que Allen desvió la hoja usando el guantelete, un intenso dolor le cubrió el brazo. El miasma atravesaba la armadura, corroyendola y abriendo una herida en su cuerpo.
Tras evitar el primer corte, Vulpes lanzó otro corte hacia el horizontalmente.
<Recuerda... está bien ser diferente, nadie es igual al fin y al cabo. Cada uno es especial y único. Y nunca, nunca, nunca, nunca te des por vencido en la búsqueda de alguien que te comprenda. Todo el mundo es diferente al fin y al cabo, ¿no? Eres increíble, Allen...>
Por un segundo, Allen vio la figura borrosa de Destino... siendo seguido por la katana de Vulpes, que le atravesó el cuello de un extremo a otro.
El cuerpo de Allen cayó al suelo. A excepción de la risa histérica de Vulpes, todo estaba en silencio.
Humanus se acercó al cuerpo de Allen y metió su mano en el agujero de su cuerpo, donde se encontraba el cuello, y sacó el corazón aún bombeando fuertemente.
<Por fin estoy completo... debo agradecerte Vulpes, con Inmortal, Guardián, y la aparición de Destino antes, me ha sido imposible conseguir mi último gen evolutivo.>
Vulpes seguía riéndose, sin prestar atención a las palabras de Humanus, haciendo que sonriera.
<Se volvió loca... parece que enfrentarse durante tanto tiempo a Destino ha hecho que pierda la cordura... no me extraña, a saber qué poder tiene realmente.>
Jugando con el corazón de Allen en su mano, Humanus se alejó tranquilamente de allí.
Con la muerte de Allen, Guardián se derrumbó en el suelo, impactado por el hecho de que Destino no lo evitó.
—¿Q-Qué clase de broma... es esta...?
Emma estaba igual de sorprendida que Guardián. Desde el momento en el que Vulpes mató a Allen, Destino le permitió hablar de nuevo, pero no sabía qué debía decir ante semejante panorama.
—Oye... si tu "yo joven" ha muerto. ¿Por qué sigues existiendo?
Guardián miró a Emma con los ojos temblorosos.
—Somos excepciones... yo, Inmortal, Emperador... hasta que uno se alce, podemos seguir existiendo. Estamos demasiado envueltos en la historia de cada línea temporal, el universo no permitirá que muramos tan fácilmente. En especial Emperador... ha buscado en cada línea temporal variable por una solución con la que matar al Destructor a expensas de ser señalado como un cobarde.
Guardián negó y se levantó, mirando a Vulpes.
—De todas formas, esto es el presente. Con la muerte de Allen dejaran de existir todos los futuros.
—No seas exagerado. Es solo un humano, no puede ser tan importante como para llevar la destrucción de toda la realidad.
—Te sorprendería lo que puede inducir una muerte... y siendo la de Allen, ten por seguro que todos los futuros serán destruidos. Si Allen muere, entonces no se convertirá en Inmortal, Emperador o incluso en mí mismo, por lo cual, ¿quién salvará del Destructor las líneas temporales si Allen ha muerto?
—Paradoja...
La conclusión fue sencilla, una vez que Allen murió, no existirían Inmortal, Guardián o Emperador, por lo que no habría nadie que buscara una forma de luchar contra el Destructor en el futuro y, a fin de cuentas, nadie evitaría que el Destructor cumpliera su cometido y destruyera las líneas temporales.
Vulpes, que se reía cada vez más, no era consciente de que en su cuerpo comenzaron a crecer diversas grietas de las que emanaban miasma.
A su vez, Emma se percató de algo al mirar donde se encontraba Vulpes y el cuerpo muerto de Allen.
—Oye... ¿es normal que esa cosa siga ahí?
Guardián levantó la mirada solo para petrificarse aún más. Destino no había desaparecido, en cambio, estaba al lado de Allen, sonriendo con una lágrima recorriendo su mejilla.
—¿Q-Qué...?
Destino miró a Guardián, sonriéndole mientras se alejaba dando un par de pasos hacia atrás, en pánico.
—¿Es... real? ¿Es el... cuerpo real?
Agarrando su hombro, Emperador apareció mientras evitaba mirar a Destino.
—¡No lo mires más! Solo es un espectro, no existe. ¡Tenemos que irnos ya!
—Pero...
Sin dejar que terminara de hablar, Emperador se llevó a través de un vórtice a Emma y a Guardián.
Tras irse, Destino sujetó la cabeza de Allen, que se cristalizó con tonos rojizos en el momento que la tocó.
<Puto Dios... dejó su divinidad cristalizada en el lóbulo frontal...>
Con solo pensarlo, Destino hizo desaparecer el enorme cristal rojo en el que se había convertido la cabeza de Allen. Luego miró su cuerpo.
<En teoría, Humanus ya tiene el gen evolutivo remanente en el cuerpo, por lo que no haría falta que interviniera más... pero no me fío...>
En menos de un parpadeo, Destino hizo que el cuerpo de Allen estallara en llamas doradas antes de girarse.
<Sal de ahí pequeño cobarde... Sé que disfrutas un buen espectáculo, no agotes mi paciencia Loco...>
Dando una bofetada en el aire, Destino hizo un pliegue en el espacio del que salió Payaso, que lo miraba sonriendo mientras hacía malabares con tres bolas.
—¡¡¡Felicidades!!! Descubriste donde estaba.
<¡No me tomes el pelo, bufón!>
Con su grito, las tres pelotas de Payaso se congelaron en el aire, haciendo que dejara de sonreír.
—Me cortas el rollo así, Allen...
<No te hagas el inocente conmigo. Tengo millones de años, sé de sobra lo que intentas tras esa máscara... por eso he actuado.>
—¿Mmm? No sé de qué me hablas...
Destino se rió un poco antes de lanzarse hacia Payaso y golpearlo con su puño en la cara. Deformando incluso el espacio donde golpeó, la cara de Payaso se agrietó y de las comisuras de su boca emergió sangre negra.
Tras el golpe, Destino golpeó con su dedo la frente de Payaso, enviándolo de lleno a la pared de un edificio, hundiendo su cuerpo incluso en la misma.
—Jajaja. Creo que me has roto una parte del cráneo... pero una cosa se te olvida, Destino.
Payaso miraba a Destino sonriendo, una sonrisa macabra, que gozaba del dolor que sentía.
—Habrá sangre... mucha sangre... ¿quién lo evitará? ¿Tú, el Dios del Amor pagano de una línea temporal olvidada? ¿Los hermanitos ninja? ¿El gigantón?
<...>
Destino no respondía a las preguntas de Payaso. Sabía que se refería al evento en el que uno se alzara, pero hasta donde él mismo comprendía, cada línea temporal era diferente, por lo que no podía arriesgarse a responder apresuradamente.
<Todo se acaba solucionando. Incluso tú mismo acabarás muerto, Loco.>
—¿Yo? Pfff... ¡¡¡Jajajajajaja!!! ¿¡Estás confirmando el hecho de que yo, un ser vivo tan antiguo como el universo, morirá!? ¡No me hagas reír, Allen!
Payaso salió de la pared mientras su mejilla derecha manaba de las grietas miasma negro. Sonriendo, miró a Destino a la par que abría los brazos.
—¿Sabes qué es lo más divertido de todo esto? Ni siquiera tú mismo conoces el futuro. Todos los Allens se han esforzado para cambiar el futuro en el que el Destructor existe, Inmortal, Guardián, Emperador, incluso tú has aparecido. Y lo que es más, todo esto es debido a ti...
<No sigas por ahí, Loco...>
—Usaste la fuerza que tenías para reiniciar el universo por completo y el Antiguo Dios te vio como una amenaza. Por eso puso en Allen su fragmento de divinidad en su cerebro, tenía la esperanza de que estallara y la cabecita de Allen se volviera un fuego artificial ¡jajajajajajaja!
Destino sujetó el aire frente a él, haciendo que el cuerpo de Payaso se comenzara a estrangular hasta tomar la forma de un fideo sangrante.
—Hace tiempo que dejaste de ser un héroe, Allen... ¡admítelo! Ser un héroe, un caballero... ¡todo eso es una tontería para sentirte mejor matando monstruos! ¡¡¡En el futuro habrá sangre y correrás para no morir!!!
Destino apretó aún más su puño, haciendo que Payaso con la forma de un fideo se volviera un minúsculo punto rojo antes de desaparecer en el aire.
Tras ello, Destino miró a Vulpes.
Editado: 10.11.2024