Caballero Crono

Capítulo 45

Allen apareció cerca del instituto. Aún se encontraba en reconstrucción desde la aparición del Echinus incluso tras los meses que pasaron.
Aunque a diferencia de antes, podía sentir el miasma acumulado bajo el edificio. Eliminando su transformación, Allen atravesó las puertas del instituto viendo como decenas de soldados iban de un lado a otro, en caos, mientras que algunos estudiantes rezagados seguían a su profesor buscando un aula en la que poder dar clase.
Con su aparición, todas las personas lo miraron petrificadas, habían visto los vídeos que se suponían que no deberían existir y su cartel de búsqueda. Incluso los soldados dudaban de coger sus armas, y los que las portaban, temblaban visiblemente y no se atrevían a apuntar hacia él o incluso disparar.
Fue en ese momento que Allen vio que el tablón de anuncios en la entrada lo usaban los soldados para colgar los carteles con las fotos e información de los héroes y villanos. Acercándose, Allen vio su propia foto como Caballero Crono, su recompensa y su rango, haciéndolo sonreír pesadamente.
<Allen, alias: Cronómetro. Tipo: Héroe. Rango S. Recompensa: 8 dígitos.>
Acercándose a una persona, Allen hizo el amago de pedirle un lápiz o bolígrafo sin éxito, ya que esa persona huyó en el momento que se acercó, haciendo que Allen suspirara.
Mirando a un profesor, Allen sonrió mientras lo miraba.
—¿Tienes un boli?
Sudando, el profesor le entregó un bolígrafo a Allen y huyó rápidamente tras los soldados que ya habían rodeado a Allen.
—Está bien en su mayoría, pero quiero cambiar un par de cosas que no se han entendido.
Arrancando su información de héroe, Allen comenzó a escribir en ella.
—Al menos soy reconocido por tener mayor rango que Shinobi, Sombra o Titán. Pero tras conocer a varias personas sé qué y quién soy.
Allen miró a los soldados que lo apuntaban con fusiles y ametralladoras, sonriendo sin importarle las armas.
—Sé que no soy un héroe, pero tampoco soy un villano... Alguien me dijo que destruyo todo lo que toco, y otro me dijo que soy... que soy el menospreciado príncipe de la ilusión. Pero ante todo soy yo mismo, asi que...
Colocando su información, la cual había tachado, todos pudieron ver lo que había escrito Allen en ella.
<Allen, alias: Caballero Crono. Tipo: Destructor/Caballero. Rango S. Recompensa: 9 dígitos.>
Mirando lo que había escrito, Allen sonrió y suspiró. Había aceptado a su primer yo, el que fue el apóstol del Antiguo Dios y se descontroló. Aún sabiendo que algunos estaban riéndose, Allen seguía sonriendo hasta que sintió un cañón posado sobre su sien.
—De Cronómetro a Caballero Crono es mucha diferencia. ¿Y qué es eso de Destructor y Caballero?
Sonriendo, Allen miró de reojo al soldado que lo apuntaba.
—Verás, Destructor es al que he aceptado, y Caballero es lo que soy.
Viendo reír al soldado, Allen sonrió.
—Eres solo un crío.
—Quizá... pero me rijo por mi férreo código moral y ético. Y no temo decirlo, es porque soy un romántico empedernido que elegí llamarme así.
—Lo que sea, estás muerto "Crono"...
Junto a las palabras del soldado, Allen se puso serio ya que sintió algo que se acercaba.
Antes de que pudiera apretar el gatillo, el soldado así como el resto de personas cayeron al suelo debido al terremoto que estaba sucediendo en ese momento. Incluso Allen se arrodilló y miró al suelo seriamente.
<Sea lo que sea que haya ahí abajo está acercándose rápido...>
Escuchando un crujido, Allen miró donde estaban reunidos varios alumnos y profesores, viendo el techo agrietarse antes de desprenderse sobre ellos.
Allen saltó mientras tomaba su Modo Vórtice y empujaba el techo con su palma, aterrizando junto al trozo de techo en sus manos.
—¡Iros de aquí!
Al mirar a su alrededor, incluso los soldados estaban asustados por lo que había ocurrido, no había rastro de su anterior alarde ante Allen.
—¡Mierda! ¡Lo haré yo mismo entonces!
Agarrando todos los hilos de las personas con su cola, tiró de ellos y apareció junto a ellos fuera del instituto. Al girarse, Allen pudo ver porque estaban absortos y no le hicieron caso.
En el cielo había una grieta de medio metro, pero de ella no salía miasma negativo, solo era una grieta.
—¿Qué demonios...?
Desplegando sus cuatro capas como si fueran alas, Allen se acercó a esa grieta y no vio nada. Del interior de la grieta no había sonido, ni miasma, ni vida, ni nada, estaba vacío en el más estricto sentido de la palabra.
El miasma azul reaccionó y envío a Allen mucha información de golpe, comprendiendo lo que era. Esa grieta era la paradoja de la que avisó Oscuridad, la realidad se estaba rompiendo y era una prueba de ello.
Allen la rodeó por todos los lados posibles, sin comprender en lo más mínimo cómo era posible que fuera una "grieta" y tuviera la misma forma independientemente del lugar desde el que se la mirara.
—Esta cosa va a dar problemas...
Apretando sus puños, los brazos de Allen estallaron en un mar de luz azul junto a chispas que salían de la luz.
—¡Pero antes de eso tendrás que pasar por mi cadáver! ¡Colisión Celeste!
Cada puño de Allen golpeó un límite de la grieta a la vez, pero Allen, en ese momento, perdió la vista, el oído, el olfato, el tacto, incluso el gusto. Si no fuera por sus pensamientos y su lazo con el miasma azul, hubiera creído que estaba muerto.
<¡Aléjate!>
Allen fue repelido de esa grieta, volviendo a tener sus sentidos y viendo cómo era rodeada por un ser que conocía bien, Fimus Chaos.
<El vacío no puede experimentarlo un humano, Allen. Yo me encargaré de evitar que la realidad colapse, tú debes buscar a Oscuridad.>
—¿Piensas que voy a hacerle caso a uno de sus apóstoles?
<¡Escúchame! ¡No hay tiempo! Esta línea temporal es preciosa en sí misma, has sido el único que ha obtenido todo lo que los demás intentaron obtener, un poder equiparable a Destino. Pero no es tan sencillo. Esta línea temporal está fluctuando, se está reescribiendo por sí misma, todo por las paradojas que has creado.>
—¿Y por qué ibas a ayudarme?
<¡Escúchame! ¡Ahora mismo eres el único que puede plantar cara a Oscuridad! ¡Hazte a la idea de que no están Inmortal, ni Guardián, ni Emperador, ni mucho menos Destino para ayudarte!>
Allen se mantuvo en silencio ante las palabras de Fimus, pero un grito hizo que se pensara lo que debía hacer.
—¡¿Vas a dejar a esta chica aquí, Allen?!
Al girarse, Allen vio a Aegis que sujetaba el cuello de Rita con su mano mientras lo miraba sonriendo, acompañado detrás suya por Payaso.
Mirando a Allen, Fimus se calló y observó a Payaso.
<¿Sabes lo que estás haciendo?>
<Lo sé muy bien, Fimus... Además, aunque la historia cambie seguiré existiendo.>
<Loco bastardo...>
Sonriendo, Payaso no respondió más a Fimus, solo miró a Allen, que caminaba lentamente hacia Aegis.
—Pareces un caballero de brillante armadura, Allen.
—Sigues siendo un megalómano igual que en el bucle, Aegis.
—Quizá, pero al menos soy perfecto.
Al llegar frente a Aegis, Allen lo miró a través de los cristales del casco.
—Suéltala... ahora mismo.
—¿Ahora es cuando debo sentir miedo verd-?
Antes siquiera de que pudiera continuar, Allen golpeó el rostro de Aegis y atrapó a Rita en sus brazos, viajando entre los hilos hasta llegar junto a los soldados.
Riéndose, Aegis miró a Allen.
—¡Eres patético! ¡En el bucle eras más fuerte!
Allen ignoró las palabras de Aegis y acarició la mejilla de Rita antes de levantarse y girarse, mirando a Aegis.
—Primera ley de un caballero, nunca toques a una mujer.
—De acuerdo, ¿y qué vas a hacer? ¡Es solo una cría! ¡¿Quién te crees que eres?!
Aegis sintió un déjà vu con sus palabras, y Allen comenzó a caminar hacia él lentamente.
—Ya te lo dije en su momento. Yo soy Caballero Crono, y ahora entramos en tu tiempo final de vida, no es una advertencia.
Allen saltó hacia Aegis, impactando sus puños mientras este último sonreía, sin moverse de donde estaba parado y mirando a Allen. No obstante, Allen abrió su puño y sujetó la muñeca de Aegis, girando su cuerpo y dándole una patada a la cara de Aegis. Tras ello, soltó su agarre y una vez en el suelo, golpeó su vientre con su puño izquierdo, haciéndolo retroceder.
En cambio, Aegis comenzó a reírse y miró a Allen mientras sonreía.
—Supongo que terminaré el recreo... Hazlo.
Payaso apareció detrás de Aegis, impulsando su miasma con la extraña niebla que poseía, desatándose un aterrador tornado negro con Aegis como ojo del mismo.
—Evolución Perfecta.
Cuando el tornado cesó, Allen sintió su piel de gallina al ver a Aegis con una armadura de cristales con diferentes colores y sus ojos parecidos a dos vidrieras.
—Ultimax...
—¡En efecto!
El miasma de Aegis se desbordaba, llenando toda la zona a ras del suelo con su densidad impidiendo ver dónde pisaba uno mientras que el miasma azul de Allen intentaba eliminar ese miasma de la misma forma que luchó contra la divinidad cristalizada, se unía al miasma e intentaba borrarlo.
—Gracias a este apóstol de Luminoso he logrado recuperar mi mayor poder. Y ahora que no tienes los poderes que obtuviste en el bucle, no tienes forma de hacerme dormir, ni copiar zonas de la realidad, y mucho menos puedes igualar mi fuerza.
—En otras palabras, Allen... ¡estás muerto!
Allen sabía que el poder de Aegis Ultimax no era una broma, fue la sublimación que obtuvo en el bucle gracias a sus experimentos, así como la guía de Archibald y sus ansias de devorar más poder.
—Proyección de Dios:...
Aegis levantó su mano, formando una fina muralla de miasma hasta el cielo, haciendo que Allen se preparara para lo peor, sudando mientras miraba a Aegis y Payaso sonreír.
—¡Purga del Mundo!
Los brazos de Allen estallaron en miasma azul mientras dejaba tras de sí imágenes residuales, golpeando cada esfera de luz que emergía del miasma que se elevaba hasta el cielo, tan rápido que podía sentir como sus vasos sanguíneos estallaban por la presión, ya que contrarrestaba alrededor de diez esferas luminosas por segundo.
—¡Colisión Celeste Continua Versión Avanzada!
En el momento que Allen volvió a reaparecer en el suelo, la armadura de sus brazos estaba llena de grietas, con leves hebras de sangre emergiendo de ellas.
Sonriendo, Aegis caminó y en un par de segundos se detuvo frente a Allen, golpeándolo con su puño.
—¡Omnipotencia!
Sin embargo, Allen no pudo reaccionar a tiempo y fue golpeado en el vientre, haciendo estallar su armadura pectoral a la vez que era enviado a un edificio.
Levantándose, Allen se quitó el casco y vomitó una gran porción de sangre, escuchando la risa de Aegis y Payaso.
—¡Venga, Allen! Te has enfrentado a cuatro apóstoles, ¡¿y ni siquiera eres capaz de aguantar un golpe?!
Allen escupió el último resto de sangre que quedaba en su boca y miró a esos dos seriamente, apretando los puños.
Saliendo del edificio, Allen desplegó su capa tomando la forma de cuatro alas de dragón y su cuerpo completo, bañado en miasma azul, se lanzó hacia Aegis.
Golpeándolo desde diferentes direcciones, los guanteletes de Allen estaban rompiéndose en trozos, pero aún no había sacado a relucir la verdadera fuerza del Modo Vórtice, solo estaba luchando de esa forma para demostrarle a Payaso, a Fimus, a todo el mundo, que era diferente.
—¡Se acabaron los juegos!
Aegis sujetó el cuello de Allen, mirándolo sonriente.
—¿Tienes unas últimas palabras?
En cambio a lo que esperaba Aegis, Allen estaba riéndose entre dientes mientras lo miraba.
—Has olvidado el poder que tiene el Modo Vórtice, idiota.
Agarrando lo que parecía aire a ojos de Aegis, Allen desapareció de su mano sin que se diera cuenta, apareciendo a pocos metros de distancia.
—Supongo que es verdad lo que has dicho... se acabó el jugar...
Allen desapareció de nuevo de su vista, reapareciendo detrás de Aegis. Y sin que se diera cuenta, el puño que le dio Allen atravesó su hombro, agrietando su cuerpo y haciéndolo sangrar.




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