Caballero Crono

Capítulo 47

Aegis se tambaleaba mientras sangraba por la mayor parte de su cuerpo, mirando a Allen como si de un demonio se tratase. Incluso cuando su rostro estaba oculto por el casco, Aegis podía imaginarse debajo del mismo el rostro de Allen desencajado y mirándolo como un asesino.
Los profesores, alumnos y militares se quedaron desde el principio al márgen, temblando mientras miraban con temor el poder que poseía un rango S como Allen, capaz incluso de no solo enfrentar a Aegis, sino de dañarlo incluso con su habilidad de defensa absoluta.
En la lejanía, Moira y Fimus, que se liberó del sello bajo el instituto, estaban observando la situación actual.
—Allen está cabreado.
<No es para menos, Moira. Levinder ha tocado algo que no debería ni pensar... y si le agregas el hecho de que Allen está ya cabreado con Oscuridad, eso solo le da motivos para desquitarse con él por suscitarle.>
Fimus miró a Moira y le propuso algo mientras señalaba a Allen.
<Sácalo ya... si lo hemos hecho bien, quizá lo tranquilice.>
—O puede que hayamos creado algo con lo que controlarlo... una cosa era ayudarlo, otra muy diferente es limitarlo.
<Quizá, pero su habilidad lo requiere.>
Al sacar una grabadora, Moira estuvo dubitativa mientras miraba el botón de reproducción. Mirando a Allen, Moira apretó el botón.

Allen, que sujetaba a Aegis por el cuello y estaba por golpear su rostro, comenzó a escuchar una melodía muy relajante, soltando a Aegis mientras sonreía bajo el casco.
<Con la magia de tus sentimientos, concede las súplicas de tus humildes sirvientes, despierta y muéstranos tu magia...>
Tan relajado, Allen incluso se destransformó y todo su cuerpo se calmó.
Tomando ventaja, Aegis apretó sus puños pero en el último segundo, no pudo evitar empezar a temblar al mirar a Allen, ya que su miasma azul estaba formando en él una capa de llamas doradas, así como unas gafas de llamas doradas sin patillas que se alzaban en diagonal alrededor de medio metro.
—Se siente... bien...
Allen dejó de tocar el suelo y levitó a pocos centímetros, medio tumbado en el aire mientras mantenía los ojos cerrados y una sonrisa dibujada en su rostro.

Al ver el aspecto de Allen, Moira y Fimus lo observaron en silencio.
—¿Destino?
<Podrías decir que esta manera de ayudarlo es extremadamente buena. Una canción entonada por dos sacerdotisas capaz de sacar a relucir su poder como Destino... Creo que ya no tienes quejas de ello, Moira.>
—Aún así...
<No digas nada más, esto es lo mejor que se puede hacer ahora mismo. Tenemos suerte de haber podido ir al nuevo presente y crear una religión que gire en torno al Dios del Sol, usando los valores de Allen como doctrinas, y tratando su vida como un evangelio... casi parece una secta...>
Frunciendo el ceño, Moira resopló mientras negaba.
—Ahorcado podría eliminar todo el esfuerzo solo.
<Eso sería imposible... puede que sea el Apóstol de la Omnipotencia, pero no puede luchar contra el poder de la creencia.>
Fimus, al igual que Allen, se relajó mientras escuchaba la canción.

Aegis no se atrevía siquiera a respirar mirando fijamente a Allen. Aunque estuviera tumbado en el aire, esa tranquilidad que mostraba junto a esas llamas le daban una sensación de peligro que no sabía racionalizar. Incluso cuando era Cosmos, nunca llegó a sentir ese tipo de sensación.
Allen se comenzó a balancear en el aire al compás de la música mientras la tarareaba.
Mientras tanto, el cuerpo de Payaso cogió la cabeza así como su mandíbula. Colocándolas en su lugar correspondiente mientras los tendones y arterias se unían.
—Crío de mierda...
Quitándose las líneas de sangre que recorrían los lugares de su mandíbula y cuello donde se unieron de nuevo, Payaso miró a Allen, percatándose de la canción que resonaba y el aspecto que tenía Allen.
Mirando a todas partes, Payaso vio en el tejado de un edificio a Moira y Fimus, luego miró el agujero en la realidad que estaba sobre ellos, allí también estaba Fimus deteniendo su expansión.
—¡Estáis jodidos si creéis que dejaré existir una mierda de canción capaz de desatar a Destino!
Gritando, Payaso alzó la mano atrayendo su guadaña, saltando hacia el Fimus que detenía la expansión de la grieta en la realidad.
—¡Yantra Mandala: Protección de Vishnu!
Tras Fimus, Moira levitaba, ofreciendo protección ante el ataque de Payaso.
Cuando el mandala con forma de loto con dos pétalos se formó entre Payaso y Fimus, la guadaña la golpeó emitiendo chispas del choque mientras Payaso miraba sonriente más allá de Fimus hacia Moira.
—¡Te haré trizas, zorra!
Girando su muñeca, Payaso giró la guadaña haciendo aparecer una copia en su otra mano, haciendo un ataque en tijera hacia el escudo.

Mirando a su pasado, Moira sonrió al ver la escena.
—Creo que han sido más de mil años cuando lo viví...
Fimus, en cambio, miraba a Allen sin perder de vista a Aegis.
<Lo importante es que hemos logrado cerrar el ciclo, Moira. Ahora debería ocurrir lo importante...>
Asintiendo, Moira sonreía mientras alzaba la mano, dejando escapar de ella todo su miasma restante hacia el cielo, formando un enorme mandala con miles de pétalos.

No era consciente de ello, pero Allen tenía poder suficiente para distorsionar la realidad, y en mitad de su combate contra Aegis y Payaso, al escuchar esa canción se tranquilizó tanto que ni siquiera recordaba qué había estado haciendo antes de escucharla.
Debido a esa tranquilidad, Allen solo se dio cuenta de que Payaso había resucitado cuando escuchó el choque entre el escudo de Moira y sus guadañas.
—Ahh... No quiero pelear más con ese payasito, no se muere...
Girándose en el aire, Allen miraba la tierra y sonrió mientras su pierna derecha tocaba el suelo levemente.
Allen solo utilizó un poco de fuerza para impulsarse hacia donde se encontraba Payaso, pero sin darse cuenta de ello, en meros segundos pudo ver el rostro estupefacto de Moira y Payaso, al cual le pudo quitar los brazos y arrancarlos de su torso, llevándoselos consigo. Pero Allen se quedó de piedra cuando vio a su alrededor millones de estrellas, la Luna, y así como la Tierra bajo él.
—Mamá...
Siguiendo la ley de la gravedad, Allen empezó a caer como un meteorito, con su cuerpo aún rígido mientras su rostro palidecía.
Tirando los brazos de Payaso, Allen temblaba mientras se cogía las piernas en una postura fetal, incendiándose en su caída.




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