Caballero Crono

Capítulo 48

Escuchando a Fimus y Moira hablar así, Allen sonrió mientras les daba la espalda.
—No creo que sea tan difícil. Si están vivos pueden morir.
Saltando hacia una de las manos en el cielo, Allen le lanzó un puñetazo en la palma mientras se formaba una tempestad. Pero a los segundos de impactar, hacia Allen se dirigieron cientos de manos, haciendo que gritara mientras cogía un hilo al azar apareciendo en la pared de un edificio.
Frunciendo el ceño, Allen chasqueó la lengua mirando las manos en el cielo.

—Este niño es idiota...
<No tanto, Moira... Si no me falla la vista, diría que Allen es...>
Con las palabras de Fimus, Moira sintió un escalofrío correr por su espalda.
Mirando a Allen, Moira temblaba mientras su voz se volvía más tenue, ya que estaba translúcida casi en su totalidad.
—Entonces es por eso... por esa capacidad van tras él...
<Quizá haya otros, pero el más conocido en la historia de la realidad es él... Al fin y al cabo, su combate es uno que nunca termina...>
Recordando el mural, Moira miró a Allen, que golpeaba todas las manos que podía mientras volvía a su estado como Caballero Crono.

Oscuridad observaba las manos descender desde la distancia con el ceño fruncido.
<Ahora tienen que despertar esos malditos monstruos... ¿Mmm?>
Mirando a Allen, no pudo comprender por qué intentaba luchar contra ellos, no estaban vivos en el estricto sentido de la palabra. Tampoco era posible matarlos, solo eran avatares crudos de los verdaderos dioses, en caso de que lograra eliminarlos se regenerarian o crearían un nuevo avatar.
Los dos brazos de Allen brillaron mientras golpeaba a todas las manos que podía, moviéndose entre los intervalos de los segundos para evitar que llegaran a tocar el suelo.
—¡Choque Celeste Continuo!
Cuando los golpeaba, explotaban y cubrían una pequeña área con un liquido parecido a la sangre con tono negro.
<Es inútil, Allen... Son avatares creados por el Dios de la Decadencia... estás empeorando las cosas.>
Una mano agarró a Allen en ese momento, aplastándolo mientras otra mano usaba sus dedos índice y gordo para aplastar su cabeza, rompiendo su casco. Cuando Oscuridad vio el rostro de Allen, su incomprensión sobre él aumentó al ver su sonrisa pese a ser torturado de esa forma.
<¿Por qué...? ¿¡Por qué no paras de sonreír!?>
La mente de Oscuridad no lograba comprender la sonrisa de Allen incluso en esa situación.
Sin que se diera cuenta, Payaso apareció tras él, sonriendo mientras observaba el miasma irregular que irradiaba Oscuridad. Acercándose lentamente, Payaso sacó su guadaña y lo atravesó desde la espalda.
—¡Sorpresa vejestorio!
Las llamas que cubrían a Oscuridad se disiparon, mostrando un hombre anciano con dos cuernos retorcidos en su cabeza y vestido con una túnica negra.
<¿Qué demonios haces...?>
Riéndose, Payaso miró a Oscuridad mientras comenzaba a elevarlo en el aire.
—Creo que es obvio, quitarte de en medio... Si tú o el seboso ocupáis el trono de mi hermano, mis hermanos no podrán despertar nunca, y el cobarde de mi hermano no aparecerá... No puedo permitir eso, peeeero... Allen me ha solucionado ese aspecto...
Mirando la oscuridad vacía en los ojos de Payaso, Oscuridad se dio cuenta de algo tardíamente, haciendo que temblara.
<Tú... Ahora entiendo porque te diviertes tanto...>
Sonriendo, Payaso sacó la guadaña y cortó los brazos de Oscuridad antes de que cayera al suelo.
—¿Sí? Jejeje... Pareces muy convencido para ser un ancianito indefenso.
<Tú... eres el dios que no durmió por completo... ¡la razón por la que el Antiguo Dios de la Creación otorgó a Allen el miasma!>
Sonriendo, Payaso no confirmó ni negó las palabras de Oscuridad, solo lo miró fijamente.
—En caso de que lo fuera... ¿y qué? No puedes hacer nada, carcamal. Además...
Apuntando detrás suya, Oscuridad miró al ver una de las manos del Dios de la Decadencia a su espalda, formándose en la palma una boca cuya lengua se relamía mientras se acercaba.
—Poco importa, ya que mi hermano va a usarte como avatar... ¡deberías estar agradecido de ello!
Antes de que pudiera decir nada, la mano devoró a Oscuridad.
Transmutando lentamente, la mano tomó la forma de un hombre de alrededor de metro ochenta con piel verde, así como una corona de cabello y una perilla roja, con dos cuernos retorcidos en su cabeza. En su cuerpo se formó una armadura morada con cuernos en diferentes lugares y una gran capa negra.
—¡Hola!
<Sigues siendo el mismo idiota que hace eones.>
El avatar miró a Allen, que se defendía de las manos usando su miasma azul.
<Parece mentira que ese humano sea capaz de enfrentarse a tantos de mis avatares... ¿Quién es exactamente?>
Sonriendo, Payaso se acercó al oído del avatar y le susurró algo que le hizo fruncir el ceño y mirar a Allen mientras sus ojos temblaban.
<¡Eso es imposible!>
—Puedes decidir si miento o no... Pero Allen es uno, y muy peligroso...
El avatar miró a Payaso y lo sujetó del cuello.
<¡Será mejor que no mientas, desgraciado!>
Aunque era sujetado por el avatar, Payaso sonreía sin importarle, pero antes de que pudiera hablar una explosión reverberó mientras se escuchaba un grito.
—¡Origen Temporal Versión Avanzada!
Poco después, el avatar dejó de sujetar a Payaso y se arrodillaba levemente con una gota de sudor recorriendo su frente.
<¡¿Como ha sido capaz ese miserable humano de afectar a mi cuerpo real?!>
—Te lo he dicho, pero no me has hecho caso...
Mirando a Allen, el avatar vio como saltaba de mano en mano, haciéndolas explotar mientras las golpeaba con sus puños o sus piernas, sonriendo.
<¿Por qué demonios sonríe de esa forma?>
—Jajajaja... A saber... Quizá ya haya perdido la cordura.
Mirando a Payaso levemente, el avatar se levantó mientras levantaba su mano.
<Lo que sea... Haré que toda la realidad se vuelva un paraíso decaído en la podredumbre y la putrefacción... Un niñato no me lo va a impedir.>
Al bajar su mano, todos sus avatares se lanzaron hacia la tierra, haciendo que los lugares que tocaran se marchitaran y pudrieran. Allen gritó mientras corría salvajemente entre las manos aún más rápido, llegando a sangrar por todos los orificios de su rostro por la compresión y descompresión temporal continua sin el casco, destruyendo aún más manos.
<¿Por qué...? ¿¡Por qué no te rindes maldito humano!?>
Con su grito, todo a su alrededor se pudrió, Payaso sonrió y desapareció, satisfecho con lo que había logrado.
Incluso Allen escuchó el grito del avatar y lo miró, pero antes de que pudiera darse cuenta, había aparecido frente a él y lo golpeó en su estómago, enviándolo varios cientos de metros mientras su armadura se rompía en la trayectoria.
Las personas cercanas al avatar murieron en un dolor inimaginable cuando se comenzaron a pudrir a un ritmo visible. Incluso cuando Allen se levantó del suelo, vio como Rita se pudría entre llantos.
—Su poder se parece a ese tipo...
<¡Eres un humano miserable! ¡¿Quién te crees que eres para enfrentar un designio divino?!>
Recordando las palabras de Fimus y Moira, Allen se tranquilizó y miró al avatar, sonriendo.
—¡Yo soy Caballero Crono!
<¿Caba...llero...?>
Tras quitarse la sangre de la boca y los ojos, Allen escupió en el suelo y miró al avatar.
—¡Ahora entramos en tu tiempo final de vida, no es una advertencia!
Al escucharlo, el avatar se rió entre dientes, mirando a Allen fijamente.
<¿Un dios tiene "tiempo de vida"?>
Mientras se reía, Allen pudo ver que aquel hombre era como Payaso, no tenía un hilo que representaba su tiempo de existencia saliendo de él, y el miasma que expulsaba no era tampoco miasma, al igual que Payaso, era algo que desconocía por completo.
Mirando a Moira y Fimus, Allen pudo ver que ya habían desaparecido, y los originales estaban evitando que la grieta en la realidad aumentara. Pero aún así, Moira miraba al hombre con miedo en su rostro.
—Ten cuidado Allen... es un avatar... el cuerpo creado por el designio del Dios de la Decadencia, pero hay algo extraño en él... como una posesión...
Escuchando a Moira, Allen sonrió y levantó el pulgar mientras asentía.
<¡No te atrevas a perder ahora, Allen! ¡Necesitamos tiempo para estabilizar la grieta!>




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