"Parte 2: La prosperidad de Tepeu y Gucumatz"
El destello cósmico ya había hecho de su parte, ahora volvería a observar solamente.
Tepeu y Gucumatz tenían un poder similar aunque mínimo comparado con el del destello cósmico.
Sabían como manejar su entorno, se dieron mano a la obra al cuidado de las especies que estaban en ella.
Únicamente eran ellos dos, o al menos en esta parte del mundo.
Pasaron millones de años, no se sabría decir cuantos con exactitud.
El segundo intento de humano que había hecho el destello cósmico, ya había prosperado muchísimo, ya eran un sociedad civilizada.
Aunque Tepeu y Gucumatz habían logrado hacer prosperar todo lo que les rodeó, y que vieron cambiar poco a poco las especies de una manera hermosa.
Decidieron que alguien más debía habitar esas tierras y ayudar en su cosecha, además de que existiera alguien que supiera de su existencia y elogiaran sus logros y divinidad.
Dándose entonces manos a la obra para la creación de quienes serían los hombres de maíz.
El maíz era la cosecha más próspera que tenían, habían hecho ya otros dos intentos de creación con otros elementos pero no fueron satisfactorios.
El maíz era además una cosecha sagrada pues de esas milpas prósperas brotaban las buenas nuevas. Que fueron la fuente de vida de los hombres de maíz y considerado un último regalo del destello cósmico para Tepeu y Gucumatz.
Y así surgió una civilización de hombres y mujeres fuertes, se formaron varios reinos en distintos lugares y todos rindieron sacrificio y obsequios a los creadores.
Pero no todo podía ser belleza, ya vendría lo demás