-1- –Propuesta–

Tenía a un gorila gigante en frente. Su sola presencia lo hacía temblar. Su silueta estaba rodeada por un aura naranja que emitía un tenue calor.

Joshida no se atrevía a mover ni un centímetro de su cuerpo. Ese aura y ese calor lo abrumaba.

El gorila apuntó su dedo hacia Joshida y dijo:

—¡Shida, bastardo! ¡¿Por qué te comiste mi último pedazo de pastel?! —gritó Hana enojada mientras su cuerpo ardía del enojo.

Ese gorila gigante era Hana, en realidad, así la veía Joshida. No era más que una chica normal enojada porque le arrebataron el último pedazo de su delicioso pastel.

—¡No es mi culpa! ¡Lo dejaste encima de la mesa! -trató de explicarse Joshida. —¡Tenía tan buena pinta que.. que...

Joshida comenzó a babear al recordar la apariencia y el sabor de ese delicioso pastel.

—¡Bastardo! —gritó Hana dándole un golpe en la cara.

Su pelea continuó por un rato. Se jalaban, arañaban y golpeaban como si de unos niños se tratase. Joshida tenía 15 años y Hana tenía 16, pero ninguno estaba actuando acorde a su edad. Y eso que Hana era mayor.

—Oigan

Ambos sintieron un escalofrío en la espalda, y se giraron lentamente mientras sudaban.

—H-hola Teo —dijeron a la vez.

—Regañados otra vez fu fu —rió Karin detrás de él.

Teo y Karin también eran unos adolescentes. Karin tenía 15 años y Teo 17, siendo unos meses mayor que Hana y, también el más responsable y maduro de los cuatro. Vivir con esos dos peleando a cada rato era estresante para él, por lo menos Karin se comportaba, pero de vez en cuando se unía a ese par.

Aunque Teo también se dejaba llevar a veces.

—¿Y ahora por qué están peleando? —preguntó Teo.

—Shida se comió mi último pedazo de pastel —Respondió Hana llorando.

—¿Por eso? puedo hacer más si quieren... mejor no

Teo se dió cuenta de que los estaría mimando. Ni siquiera los ojos llorosos como gatitos de Hana y Joshida podían convencerlo. Ya estaba acostumbrado a esas rabietas. Teo era consciente de lo bien que cocinaba y hacía postres, por lo que cada vez que hacían una rabieta para que cocine algo delicioso lo hacía sentir bien.

—¿Qué tal si lo resuelven con un combate? El que gane comerá varios pedazos extra —sugirió Karin.

—¡SÍ! -gritaron Joshida y Hana a la vez. —¡Vamos!

Se fueron a la arena improvisada que habían hecho unos años atrás y se cambiaron a su ropa de entrenamiento.

Los cuatro ya habían tenido muchos combates de entrenamiento. Sabían pelear muy bien y su poder mágico había aumentado mucho, solo les faltaba controlarlo bien.

La mayor parte del tiempo se la pasan entrenando o combatiendo. Como no van a ningúna academia tienen demasiado tiempo libre. El cual invierten en entrenamiento.

Siendo solo unos adolescentes ya tenían un muy buen físico. Abdominales marcados, brazos anchos pero no exagerados, y una gran fuerza física. Karin era la única que no le apetecía tener un cuerpo muy marcado, en cambio Hana sí estaba marcada, pero no como Joshida y Teo.

—Iré a la cocina —dijo Teo.

Sabía que no tenía voz ni voto, así que solo se fue a preparar el pastel. No era la primera vez que pasaba algo así. Karin se dirigió a donde Hana y Joshida para verificar quien ganaba.

Ellos vivían lejos de la capital del reino, en medio del bosque. Comenzaron a vivir ahí unos años atrás, y desde ese día, esa cabaña se había convertido en su hogar.

—Preparados...

Joshida estaba en un extremo de la arena, y Hana en otro. Karin se encontraba afuera de la arena haciendo de árbitro.

—¡Peleen! —Karin dió la señal.

Joshida y Hana corrieron el uno hacia el otro, chocaron sus brazos y se empujaron. Comenzaron a intercambiar golpes, esquivando y atacando consecutivamente.

—Ambos cometen errores. El estilo de pelea de uno está al mismo nivel del otro, pero Hana estaría por delante gracias a su fuerza —analizó Karin.

Mientras Joshida tenía más movilidad y atacaba con las piernas intercalando a veces con los puños, Hana tenía una mejor defensa y más fuerza, encontrando huecos para contraatacar. Joshida destacaba más en la velocidad al atacar, mientras que Hana destacaba en la fuerza de sus golpes.

Llevaban la cuenta de todos los combates que habían tenido hasta la fecha. Sabían las virtudes del otro y el cómo se desempeñan en un combate. Aunque cada vez aprendían más. Hana sabía que si Joshida encontraba un hueco en su defensa, los ataques seguidos e intercambiados la dejarían mal parada. Mientras que Joshida sabía que si hacía un paso en falso y dejaba que Hana le de varios golpes, perdería. Pues Joshida es más rápido, pero los golpes de Hana son más fuertes, y él sabía muy bien que es mejor un golpe certero y muy fuerte a vários rápidos y débiles.

Joshida logró agarrar el brazo de Hana tras un puñetazo fallido y le conectó una patada.

—Oh, esa patada fue buena, pero Shida olvidó que ella confía en su resistencia —Analizó Karin.

Hana agarró la pierna de Joshida y lo jaló fuertemente obligándolo a soltarla. Lo azotó contra el suelo dos veces, pero cuando estaba por hacerlo una tercera vez, Joshida se giró y en medio del aire le dió una fuerte patada en la cara, haciéndola retroceder.

—Ya se decidieron a usar magia ¿eh? —dijo karin.

Una oscuridad rodeó a Joshida, quién estaba en una posición baja luego de haber caído. Su magia era la oscuridad, la usó para aumentar su fuerza y movilidad y así soltarse del agarre de Hana.

—Bien, iré en serio —dijo Hana emocionada.

Un aura de fuego la rodeó. Su magia era de fuego. Cubrió sus brazos con su magia y golpeó sus puños uno con el otro.

—¡Vamos! —gritaron a la vez emocionados.

Joshida lanzó un tajo de oscuridad en forma de X con sus manos, el cual Hana deshizo con un golpe. No vió a Joshida en frente, pero sintió su maná arriba de ella.

Hana esquivó el ataque haciéndose a un lado. Joshida trató de buscarla y sintió su maná detrás de él, pero cuando giró hacia ella solo vio su puño el cual estaba envuelto en fuego a 5cm de su cara.