Cacería de Cenizas

Primer Asecho: Confianza

Despierto, de nuevo. «Vaya ironía».

Me levanto de una cama en la que parece estaba recostada. A mi alrededor, veo una habitación con solo algunos muebles, casi vacía. No es muy amplia, pero parece ser una recamara individual.

No traigo puesta mi ropa. Solo llevo un camisón blanco de tirantes, además que no huelo mal o tengo alguna suciedad encima, así como heridas.

Al mirar mi tórax veo que poseo el tatuaje que representa la insignia de la elite de fuego: una llama azul postrada frente a una cruz de acero, rodeada por una argolla del mismo material. Había olvidado el símbolo y lo que representa.

Me pregunto si lo que vi en mi sueño son recuerdos mios. Tengo sentimientos encontrados respecto a eso, aunque sé que no llegaré a conclusiones si me quedo aquí sentada. Por ello, me levanto, voy hacia un ropero y encuentro un bello vestido color ambar que parece haber sido adquirido ayer.

Al probármelo veo que me queda de maravilla. Además, al lado de la cama, en un buro, se halla la joyería que recuperé de los clones. Entre ella, el anillo que salió del clon de Iris, el cual dice: «Mi fe está en mis amigos».

Es obvio, me encuentro en la iglesia del génesis. Reconozco los acabados y los vitrales del lugar. Lo que me hace pensar en quien me pudo haber traído hasta acá, además del símbolo que llevo en el pecho. Sé lo que hace, pero no parece funcionar conmigo. A parte, ¿cómo es posible que el piromante haya derrotado a mis aliados si tienen esta ventaja? ¿Será acaso que…?

—Veo que ya te despertaste, hasta te alistaste un poco, al parecer. Espero te guste ese vestido que encontré para ti, el anterior ya estaba muy feo y me deshice de él. Ojalá no te importe —dice Nono desde la entrada del lugar. No había notado su presencia, por lo que me asustó un poco.

El joven bestia gato está con las mismas ropas que recuerdo y con la misma apariencia, lo que significa que no ha pasado mucho tiempo desde que me desmayé.

—¡Ah! Nono, ¿verdad? No te preocupes por el antiguo vestido, y gracias por éste. Es precioso. Por cierto, ¿has sido tú quien cuidó de mí todo este tiempo? —pregunto al chico gato más tranquila una vez que agradecí su regalo. No puedo evitar pensar que él solo me cuidó, cambió de ropas, bañó y hasta alimentó. Cosa que encuentro difícil, pues se supone que estaba desmayada, a menos que el plato de comida haya sido de él.

—Claro. Cuando caíste inconsciente inmediatamente te traje a este cuarto. Es de Iris, por si querías saberlo. Te alimenté y cuidé todo este tiempo. ¿Cuánto pasó sin que durmieras o tan siquiera descansaras desde que comenzaste tu viaje? —aclara Nono alegre entrando a la habitación. Yo me dirijo hasta la cama con las botas que Herald me dejó en mano para ponérmelas sentada en el mueble donde desperté.

—Perdí la noción del tiempo. Creó que tres o cuatro días —respondo al chico gato al mismo tiempo que termino de abrocharme el calzado, sentada. Nono se coloca al lado del ropero y recarga uno de sus hombros en él mientras mete sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—No puede ser. Un humano promedio aguanta apenas unos tres días sin dormir. En cambio, tú sólo dormiste estos últimos tres días y te recuperaste de la nada. ¿Cómo es eso posible? —dice el chico gato asombrado.

—Creo que no estuve despierta todo el tiempo. Sí comí algo, ya que cerca de la Torre del comienzo había frutas, la cuales devoré hasta sentirme más que satisfecha, y conservé algunas para el viaje. También estoy segura de que me desmayé durante un buen rato después del enorme impulso de la nave que usé para escapar de la MHN-001, hasta que me despertó el dragón multicolor. Y no sólo eso, cuando el poder de este ser entraba en mí, el hambre y el sueño desaparecían. Usé esa fuerza más de una vez para sobrevivir —explico al chico gato.

—No importa qué tan fuerte seas, no hay forma de cambiar tus límites como humano. Si lo que dices es cierto, entonces has tenido mucha suerte, mujer. Y en parte, creo que no estás muerta por ese sello. Debe ser también un enorme sostén mágico para tu salud. —Lo dijo señalando lo poco que se puede distinguir del sello maldito de la Elite de fuego.

Yo me siento muy incómoda al respecto, por lo que toco el tatuaje con mi mano, al mismo tiempo que mi faz cambia a una más triste. Siento un pesar por todo lo que está sucediendo.

—Sí, ni siquiera había notado que lo tenía en estos días. Lo vi hasta que desperté hace unos momentos.

—Pues te diré que no es lo más impresionante de ti. El primer día en la mañana te preparé un pequeño desayuno, y cuando te lo traje pensé en despertarte para que lo consumieras. Hubieras visto mi cara al ver que, justo antes de hablarte, tú sola ya te habías sentado en la cama con los ojos cerrados, tomaste las cosas con tus poderes psíquicos y consumiste todo usando los cubiertos —cuenta la bestia gato con una cara de asombro y felicidad inexplicable, .Mi rostro tiene una expresión que sólo puedo describir como incredulidad y vergüenza—. Lo peor del caso es que al terminar agradecías por la comida, te limpiabas los labios y volvías a recostarte, mientras las cosas regresaban al buró que está al lado de la cama. No es por nada, pero jamás había visto algo así.

—Ni siquiera yo sabía que puedo hacer eso. Ha de ser algún tipo de sonambulismo —intento explicarme, pero Nono sólo suelta una pequeña carcajada y continua.

—Algo así me pasó cuando te desvestí y duché. Fui hasta la tina que está en el baño de aquí y al abrir la regadera, ya estando tú desnuda ahí, comenzaste a bañarte cuidadosamente usando los jabones y champú que dejó Iris. Hasta te soltaste el cabello, no totalmente, pues te amarraste ese listón amarillo que tienes en una trenza del lado izquierdo. Cuando terminaste de lavar parte de tu cabello, pasaste el listón al otro lado y repetiste el proceso con el restante. Fue algo raro de ver, pero sé porque lo hiciste así, aun inconscientemente —relata Nono emocionado. Ni siquiera yo sé porque no debo quitarme del cabello este listón, pero parece ser que la bestia gato sabe algo al respecto. Iba a preguntarle sobre ello, mas algo me dijo que es mejor no hacerlo.




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