Cacería de Cenizas

Cuarto Asecho: Refracción

Me levanto una vez que termino de ver los recuerdos de Pethe. No tengo la más mínima idea de cuánto tiempo he dormido, pero sin duda poseo un poco más de energía, aunque aún me duelen las heridas del combate anterior.

Me pongo las botas y voy a la sala donde combatí contra el clon de mi amigo. Aquí comienzo a practicar una y otra vez para aprender cómo usar los tacones nuevos que conseguí de mi colega, los cuales, con la práctica, empiezo a entender cómo funcionan hasta tener un nivel medio de dominación, por lo que decido detenerme para regresar al cuarto de Pethe a ver qué puedo encontrar en su máquina.

Investigando la computadora portátil veo que tiene la palabra «comida» en el icono de un ejecutable que se encuentra en el «escritorio» de ésta, así que le di doble «click» y me desplegó todo un menú de comidas y bebidas. Siento que sólo es un juego o tal vez la comida puede aparecer de forma milagrosa, así que hago toda una orden por diversión. Mi sorpresa fue casi acudida por lágrimas cuando vi que, de una de las paredes de la habitación, surge una pequeña caja que me paro a abrir, pues dentro está todo lo que había pedido en aquel programa.

No puedo creer que voy a probar alimento después de tanto tiempo, y uno tan delicioso como éste se ve. Tomo la comida y la pongo en el escritorio de Pethe para consumirla; en la caja están los cubiertos y hasta servilletas para poder comer a gusto este delicioso manjar.

Ya habiéndome alimentado, sigo viendo las demás aplicaciones en la máquina de Pethe. No hallo una forma de acceder a información que me ayude con mi viaje. Es posible que necesite dedicarle más tiempo del que me gustaría. Por ello, me paro y entreno unos momentos más en la sala de al lado.

Al ya sentirme satisfecha con mi dominio de la técnica, me dirijo a la siguiente puerta y detrás de ella se encuentra un largo pasillo con servidores de ambos lados colocados en fila. Pethe se tomaba demasiado en serio esta labor. Seguro trabajó mil años sin descanso, pues toda las maquinas que están aquí debieron haber sido programadas por él. Se trata de un número alto de computadoras y servidores las que se aprecian.

Al caminar por este pasillo me encuentro un lugar donde está un pizarrón con la imagen de D’La, al igual que un escritorio con una maquina portátil de color blanco y otra lámpara de mesa. Hay también un dispositivo para acceder al mundo virtual, y en el pizarrón se pueden ver muchos datos que hablan sobre D’La. Me parece que aquí trabajó alguien que ayudó a la construcción de esa forma virtual de la mujer unicornio. Tal vez Maynard, Herald o Xeneilky, como lo mencionó K-Rin.A, aunque eso último lo dudo, pues el cabeza de pasto nunca fue tan inteligente.

Camino durante unos cuantos minutos y de repente siento algo extraño, un raro hueco en mi pecho se forma de un momento a otro, presiento un gran peligro. Al poco tiempo de esto, un horrido estruendo se escucha por todas partes, mientras que el lugar entero tiembla un poco y las luces que iluminan el pasillo desde el techo se apagan, mas no las de los servidores.

Algo ha pasado en la superficie, tal vez con K-Rin.A; pero, sea lo que sea, no tengo tiempo para volver e investigar. Encontrar el clon de fuego azul de Maynard es más importante por el momento.

Sigo caminando por el ahora oscuro y frío pasillo hasta encontrar otra puerta que me lleva a una última sala parecida a la primera que vi antes, allá en la superficie, sólo que ésta es mucho más fría por alguna razón que desconozco.

Al salir descubro que me encuentro en una cueva repleta de estalactitas y estalagmitas gigantes hechas de hielo puro y cristalino, las paredes están todas cubiertas por una gruesa capa de agua congelada y el suelo también parece ser el frío sólido que alguna vez fue un gran manantial.

La caverna es bastante espaciosa, y enfrente de mí, en medio de ésta, hay una edificación con una entrada justo a mi vista, al lado de un extraño prisma rectangular que posee una pantalla en lo más alto, junto a algunas teclas. Debe ser un panel de acceso o un comunicador con un timbre.

La edificación sin duda alguna es el laboratorio de Maynard. Sé que por dentro ha de estar bien adecuado para ser un gran centro de estudios, como los que acostumbraba mi amigo científico a dirigir.

Voy hasta aquel panel de acceso para ver si puedo hacer algo con él, y pronto me responde una voz robótica que dice lo siguiente: «LABORATORIO PQB. INTRODUZCA LA CONTRASEÑA». Sé que mi queridísimo científico loco es todo un gran maestro de las ciencias que practica, pero es un tonto de primera para cosas muy sencillas como ésta; apuesto a que la contraseña es su nombre, por lo que inmediatamente uso el teclado para ponerlo.

Una vez que termino y aprieto «aceptar», la maquina me devuelve la respuesta que esperaba oír: «ACCESO ADMITIDO». A la par de esto último la puerta metálica se abre para darme paso al edificio. Tal como lo supuse, él es demasiado ególatra como para poner cualquier otra cosa, tal como el nombre del laboratorio me es familiar, una letra es la inicial de algo con lo que Maynard siempre estuvo muy obsesionado, y las otras son de las increíbles ciencias con las que trabaja.

Dentro de la construcción encuentro un increíble laboratorio de ensueño, lleno de grandes mesas de trabajo, variados instrumentos metálicos, aparatos especiales para todo tipo de investigación y numerosos contenedores de cristal, al igual que blancas paredes del lugar, las cuales están repletas de información. El lugar es sin duda el paraíso de cualquier investigador, pero le hace falta algo: personal.

Toda la zona se encuentra vacía, mas es obvio que alguien estuvo aquí hace unos momentos, pues los instrumentos están desordenados aún y muchas de las maquinas siguen encendidas. Algo que Maynard cuida mucho es la seguridad y la limpieza con la que se trabaja en recintos como éste. Sé que hay gente aquí.




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