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«Tal vez todo fue un sueño. Al menos eso quiero creer por cómo se ve.
La vida en la tierra es muy sencilla ahora, ¿no? Sin grandes guerras, sin enormes epidemias, sin catástrofes, sin odio y violencia. ¡Oh! Espera, ¿esta descripción no encaja con el mundo dónde vives?
Con el mío tampoco.
Durante mucho tiempo creí que mi vida era tranquila. Viví con mi madre y mi abuela desde que tengo memoria, estudié y fui siempre la mejor de mi clase; jamás desobedecí ni las ordenes de mi familia ni de la “omnipresente” ley de mi país. ¡Oh, no! Siempre fui una muchacha bastante afortunada. Es así como me llamaba a mí misma. Lo tenía todo: Una familia amorosa, un futuro brillante, una gran carrera y lo más importante, amigos de verdad.
¿Pero qué tanto importa todo eso sin un propósito? ¿Sabes lo que es un propósito? ¿Tú tienes uno?
Un propósito es aquel que tiene una madre desesperada por hacer que su hijo viva a pesar de que ambos no han comido en semanas por la falta de alimento y recursos de su país.
Un propósito es aquel que tiene un padre que defiende a su familia cuando un montón de hombres desconocidos con armas de fuego aparecen para asesinarlos a todos a sangre fría.
Un propósito es aquel que tiene una persona que después de haber sido abusada busca confiar de nuevo en los demás para ver hacia el frente sin temer a que lo peor suceda.
Un propósito es aquel que tiene un niño con cáncer terminal por tener la oportunidad de volver a despertar para ver un amanecer más.
Un propósito es aquel que tiene alguien que sabe que la vida, esa que tú estás viviendo, no vale nada en realidad y, aun así, sigue adelante.
¿Qué importa si mueres mañana? El mundo seguirá girando una y otra vez sin importar qué. El sol estallará algún día y borrará todo sin importar qué. El universo se consumirá en un parpadeo y hará que lo que hicimos no exista más sin importar qué.
¿Qué? Lo que tú hagas.
No obstante, estamos aquí. Sufrimos, disfrutamos, lloramos, reímos, matamos, damos vida. ¿Para qué? ¿Cuál es el verdadero propósito de vivir si nada va a cambiar? Si en algunos años no serás recordado en realidad. Tal vez aplaudan tus hazañas o tu nombre, pero tú no estarás ahí para disfrutarlo. Además, cuando la vida termine eso es todo, cuando todo desaparezca eso será todo.
Así es, nada.
Yo no entendía porque deseaba vivir. Es un instinto muy primordial de nuestra psique, así lo suponía. Hasta que me di cuenta que vivir te da placer.
Quieres comer porque te agrada estar satisfecho.
Quieres jugar porque te agrada divertirte.
Quieres tener sexo porque te agrada yacer con alguien más en la intimidad.
Quieres hacer feliz a los demás porque te agrada que te digan lo bueno que eres.
Quieres vivir por todo eso y más, ¿no?
Entonces tu propósito es que debes de ser feliz, o sea que todos deberían tener derecho a ser felices; pero cuando la felicidad se vuelve algo torcido, entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo es posible que todos estén felices si quieres asesinar a alguien porque disfrutas ver cómo todos sus sueños terminan?
Es ilógico, pero al mismo tiempo tiene sentido. Se le llama Caos: una fuerza incontrolable que está siempre presente en nuestras vidas, y que, sin duda, los humanos siempre hemos sembrado dentro de nosotros, porque no hay algo que nos mueva más que el desorden, la falta de precaución, el riesgo.
Si no hay dolor, no hay felicidad. ¿Cómo sabría que estoy feliz, que siento placer, si nunca he experimentado el dolor antes, si nunca he estado triste antes? Son elementos que van de la mano y es esencial porque no somos perfectos.
No, perfecto es algo que no puede ser ya mejorado, que está estancado en un cierto límite para volverse un ente maravilloso a lo que todos deben aspirar, a lo que debería de ser. Yo discrepo de eso.
No quiero ser perfecta. Quiero sufrir, quiero llorar, quiero equivocarme, quiero ver cómo todo se desmorona para poder tomar los restos y construir algo nuevo de ello, para ser más fuerte, más inteligente, ser más como persona, como humano. Siempre deseé expandir mis límites a donde nadie jamás pudiera imaginar que pudieran llegar, a donde ningún ser humano antes habría llegado, sólo para que algún día alguien más me rebase y sepa entonces que yo no fui perfecta, que era como él o ella, otro más en este simple mundo.
Ese es mi propósito: convertirme en algo que inspiré a los demás a ser mejores, a no seguir un estúpido patrón político, cultural o religioso, a verse a sí mismos como un nuevo ser que superará todos los límites.
No importa qué quieras ser, o qué te propongas. Si te gusta, hazlo, sé el mejor en ello. No importa qué digan los demás o lo que cueste hacerlo, puedes lograrlo, puedes superar los límites si en verdad lo deseas; porque yo, aunque parecía que jamás lo lograría, lo hice.
Soy feliz haciendo esto, creo que de eso se trata la vida: de disfrutar al máximo y de sufrir al máximo, hasta que todo termine y des paso a alguien más, creando así un ciclo perenne en esta realidad. No debe importarnos más el después qué el ahora.
Cuando supe cuál sería mi propósito, me di cuenta que debía empezar por algo: mi mundo. Todo alrededor parecía ser bueno. Fui afortunada, pero, ¿y los demás? ¿Por qué aún sigue habiendo tanto dolor? Es porque si ellos no sufren, nosotros no seriamos felices. Injusto, ¿no lo crees? Pero así funciona el mundo. Así parecía que siempre iba a funcionar.
Al comprender esto, levanté la voz. Yo no deseo que sea así, sé que hay una forma en la cual estos conflictos, las guerras, el hambre, el dolor masivo, todo eso desaparezca del mundo. Y es por eso que comencé a expandir más mis límites, es por eso que decidí convertirme en la líder de la Elite de fuego.
Yo no soy perfecta, siempre soy mejor que ayer y también me equivocó, también pierdo. Como en aquella vez, hace más de mil años.