Cacería de Cenizas

Vigésimo Segundo Asecho: Locura

Un gigantesco esqueleto aparece enfrente de nosotros, un gashadokuro hecho de fuego azul, para ser exactos.

Recuerdo que Aoi, un antiguo aliado de la Elite de fuego, al igual que Kotaru, contaba que en el antiguo Japón aparecían grandes esqueletos yōkai que eran derivados de la muerte de poblados enteros que perecieron por hambre. Eso significa que el piromante azul es capaz de manifestar cualquier tipo de presencia fantasmal por medio del fuego, y que pueda convertirlo en algo como esto es ejemplo de que sus poderes están más allá de nuestro conocimiento actual. Es posible que tenga más que mostrar y eso me preocupa en sobremanera.

—Líder, no poseo ya más hojas de rezos. Lo siento, pero ya me he convertido en un estorbo —explica Iris una vez que llega hasta donde me encuentro.

—Aún hay muchas formas en las que puedes ayudar. Por ahora quiero que te concentres en apoyar a Annastasia a mantenerse alerta. Nuestra batalla está por ponerse más rígida y debemos ser más precavidos. Ayudarás a eso, Iris —ordeno a la monja viéndola directo a los ojos. Ella me regresa una suave sonrisa y asiente con la cabeza dirigiéndose al final a donde se haya Annastasia.

—Es hora de contener al monstruo, me supongo. Espero estén listos. Pethe, Kotaru —dice Maynard sacando tres de sus tubos de ensayo repletos del químico celeste. A él se acercan el ninja y el informático, quienes se colocan detrás de él abrazando de la cintura por detrás Kotaru a Maynard y Pethe al japonés para crear una especie de formación que jamás había visto antes.

—Estamos listos «M».

—Cuando des la señal —continúa Kotaru después de Pethe.

—Ahora empezará el espectáculo —declara Maynard mientras se vierte todo el contenido de sus tubos en su abdomen, el cual revela levantando su camiseta que sostiene con sus dientes. Desde el estómago del hombre brota un gigantesco ser con dos cuchillas por manos, como al que me enfrenté en el pasado en el laboratorio PQB. No obstante, éste es mucho más grande e imponente, muy a la par del esqueleto. Éste titánico ser está conectado de su espalda a Maynard por medio de lo que parece un cordón umbilical desde la perspectiva del científico.

Al ser invocado, Pethe y Kotaru concentran su energía sobre Maynard y esta misma llega hasta aquel ser «paradimensional» gracias a la unión entre su invocador y él, lo que lo llena de grandes cantidades de aura y mana, las cuales se transforman en una armadura samurái de hielo que lo cubre por completo y llena sus cuchillas de una gran proporción de aura como la que usa Pethe para atacar.

—¡In-increíble! No tenía idea de que podían hacer algo así —declaro viendo aquella criatura que los tres hombres habían creado.

—Genial, ¿no es así? ¿Acaso pensaste que estos últimos mil años nos la pasamos comiendo mocos? Por supuesto que entrenamos y mejoramos nuestras habilidades. No sé qué tanto viste en las peleas que tuviste contra nuestros clones azules, pero estoy segura que hay más detrás de la mayoría. —Me explica Kantry muy orgullosa, cuando ambas vemos cómo aquel ser con dos espadas ataca al gashadokuro azul del piromante encapuchado. Éste logra detener uno de sus sables con su mano, sólo para que su otro esquelético brazo fuerza rebanando de tajo gracias al sable libre de la manifestación de nuestra elite.

El esqueleto continúa intentando luchar contra este ser, pero entonces aquel se agacha para intentar atravesar sus cuernos en el pecho del samurái «paradimensional», lo cual no logra gracias a un abatidor ataque de la zweihander maldita de Gregory, la cual él lanza girando hacia las imponentes formaciones puntiagudas de la cabeza del gashadokuro, las rebana y provoca que éstas sólo golpeen la pesada armadura de hielo.

Este golpe no ocasiona ningún tipo de daño y provoca que aquel ser termine de retraer el sable que el gashadokuro había tomado con su mano, acción que rebana los dedos del demonio para al final clavar ambas cuchillas en el pecho del poderoso esqueleto y blandirlas a los lados con un poder increíble, provocando que dos medias luchas salgan de los sables y emerjan hacia afuera desde el interior del yōkai de fuego azul presente.

El gashadokuro comienza a desplomarse enfrente de todos, exceptuando por la cabeza, que sigue flotando por encima del guerrero de la elite. Está escupe un poderoso aliento de fuego azul que nuestro aliado cubre cruzando sus sables por encima de sí mismo y poniendo una rodilla en el suelo gracias al impulso de la agresión. Todo indica que el piromante azul se movió desde el tórax del yōkai hasta su cabeza para poder hacer esto último; mas no le dura mucho el gusto, pues un chorro masivo de sangre combinado con un montón de espadas rojas se estrella al costado derecho de aquella calavera, cortesía de Viorica y Albert, quienes al ver la situación actuaron para detener al cráneo flotante. Eso hace que deje de disparar hacia la invocación de Maynard y así llaman su atención, pues logran fisurar un poco el cráneo azul.

La calavera voltea hacia la pyushkrov y al ladrón causando que les lance a ellos las llamas. Poco dura eso, pues el ser «paradimensional» consigue destruir la cabeza del esqueleto blandiendo en forma de «x» sus dos sables, la parten en cuatro y la hacen estallar en llamas azules. Joseph piensa en lanzarse contra él, pero Ken lo detiene.

—¡Ni lo pienses, Joseph!

—Es nuestra oportunidad para atacarlo ahora que está expuesto.

—No podemos estar gastando nuestras energías en ataques inútiles como ese. Es menester esperar a ver cómo se encuentra el piromante antes de efectuar otro ataque. Ahora debemos ser muy precavidos en cada movimiento o él terminará ganando por medio de sus recursos. Hay que usar cada parte de nuestra fuerza para eliminar diez veces la cantidad que el usé, sólo así ganaremos —explica el piromante rojo a su amigo, quien aprieta su alabarda de nuxon y espera paciente a que el fuego se disperse.




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